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La televisión. Inconvenientes para el niño

17 de agosto de 2009.- (...) La televisión puede tener efectos negativos sobre los niños, especialmente cuando se emplea sin control, por tiempo ilimitado o prolongado cada día. Peor aún es cuando la ven en soledad, sin que sus padres o algún otro adulto cercano comenten o maticen lo que están viendo.
Las imágenes de violencia reiteradas que ofrecen tanto las películas como los programas de noticias, repercuten negativamente en la agresividad de los niños. Esta información no sólo les convierte en más agresivos, también hace que toleren o acepten la violencia como forma de resolver sus problemas, haciéndoles insensibles al horror de la violencia.
La vida normal de los niños no está rodeada, como aparece con frecuencia en la televisión, de guerras, bombas, golpes, ni muertes. Suele ser una vida normalizada de familia, amigos, colegios y deberes escolares. Los niños, incluso los más pequeños, pasan muchas horas viendo la televisión, aunque parezca que no les interesa, que no miran, esta información la están recibiendo constantemente, ya que en muchos hogares la televisión esta casi siempre encendida.
No es adecuado que los niños menores de ocho años vean los diarios informativos, las noticias, ni aquellos programas en dónde la violencia aparece con frecuencia. Los niños mayores y adolescentes pueden imitar las conductas violentas, identificarse con los individuos violentos, los que siempre vencen despreciando a las víctimas, conductas que pueden reproducir en su ambiente.
El 'bullying' o la violencia entre iguales es un fenómeno que se expande en los colegios públicos y privados, en los hijos de familia de alto, medio o bajo nivel económico y social, posiblemente porque imitan lo que ven en las películas de la televisión.
Es aconsejable que los padres controlen no sólo los programas, también el tiempo de televisión de tus hijos, más de una o dos horas diarias es excesivo.
La televisión puede enseñar ideas erróneas de la realidad, porque aparece un mundo y una sociedad, la que corresponde al que hizo la información o la película y a su entorno. Éste es diferente del real, quizás es un mundo inalcanzable para el niño que ve la televisión, pero no por ello menos apetecible. La posesión de artículos de lujo, coches o costumbres que parecen gratuitas, entretenidas y agradables, contagian rápidamente a los niños de cualquier sociedad.
Esto hace que los niños demanden unas condiciones de vida, de casa, padres, coches, zapatillas, modas y juguetes, que favorece el consumismo, especialmente el de una marca o tipo determinado. Induce la imitación en la forma de ser, hablar, vestirse o comportarse, a copiar modelos no siempre adecuados a la forma de entender por los padres el presente y el futuro de tu hijo.
Otras veces la televisión enseña un mundo imaginario no real, lleno de fantasías que confunden a los niños pequeños. Los personajes reales o los muñecos mueren y reviven, se caen y se levantan, vuelan, saltan por precipicios o pasan por el fuego sin que les afecte, los animales y los pájaros hablan y cantan, toda esta fantasía puede inhibir la creatividad de los más pequeños haciéndolos observadores pasivos. Los niños deben estar jugando activamente en su mundo real, no es uno ficticio o fantástico.
La realidad, respecto a los anuncios de la televisión, muchos de ellos específicamente dirigidos a los niños, incluso a los de edad preescolar, son con frecuencia engañosas. Luego, cuando se reciben estos juguetes, no son o no hacen lo que decían los anuncios, creándose un sentimiento de frustración y desengaño por poseer algo diferente de lo esperado.

Consejos para evitar los perjuicios de la televisión en los niños:
  • La televisión nunca puede sustituir las relaciones familiares, por eso durante las horas de las comidas y aquellas otras empleadas para las relaciones entre padres e hijos, la televisión debe estar apagada.
  • La televisión favorece la obesidad, no sólo porque dificulta la actividad al aire libre y el ejercicio físico, especialmente en los niños de edad escolar y adolescentes, también porque durante este tiempo comen más. Esta comida suele ser basura, patatas fritas, palomitas o productos similares, todos ellos ricos en calorías, grasas y sal. Además, durante este tiempo de televisión se 'contaminan' de los múltiples anuncios de refrescos, colas, batidos, dulces, golosinas y comida basura. Varios estudios han demostrado que los niños que ven más horas televisión, tienen más riesgo de ser obesos, juegan menos y hacen menos deporte.
  • La televisión en exceso disminuye la capacidad del lenguaje de los niños mayores, porque para que éste se desarrolle es necesario el entrenamiento que se realiza con la conversación activa, directa con los demás o mediante la lectura. La televisión no permite preguntar las dudas, solicitar repeticiones de lo escuchado, y con frecuencia el lenguaje es muy rápido y complicado.
  • La televisión contribuye al fracaso escolar. Se ha encontrado una asociación entre el rendimiento escolar y permanecer más de dos horas diarias viendo la televisión. Siempre es más cómodo y agradable sentarse pasivamente a ver la televisión que estudiar o realizar los deberes escolares. Además, después de ciertos programas los niños están nerviosos y excitados, siendo más difícil lograr la concentración necesaria para estudiar.
  • Vea la televisión en compañía de su hijo, así podrá comentar, potenciar o amortiguar las noticias.
Recuerde que la televisión es buena y mala, solo depende de cómo los padres elijan el tipo de programa, el tiempo y el momento para que su hijo se siente frente a ella.

Juan Casado es jefe de Servicio del Hospital Infantil del Niño Jesús y profesor de pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid.
EL MUNDO, 17/08/2009

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