Ir al contenido principal

«Si los abuelos aportan apoyo, empatía, respeto, amor, confianza... ¡que malcríen lo que quieran!»

LAURA PERAITA
Tania Garcíaeducadora experta en educación respetuosa, asesora familiar, escritora y fundadora de Edurespeta, está convencida de que los abuelos juegan en la familia un papel mucho más importante de los que parece y que cuando nuestros padres se convierten en abuelos es una etapa nueva para todos. «Un periodo, no obstante, que forma parte del ciclo de la vida y que tanto ellos como nosotros vivimos con mucha ilusión».
Sin embargo, a veces aparecen contradicciones en esa nueva relación puesto que hay padres que quieren que los abuelos ejerzan como «canguros», pero les limitan su capacidad de educar a los nietos. ¿Cómo abordarlo?
Debido al ritmo frenético al que la sociedad nos apremia a vivir, muchos padres se ven obligados a depender de los abuelos y dejar a sus hijos al cuidado de los mismos. Obligados porque lo ideal para los hijos y para los padres es siempre estar juntos el mayor tiempo posible
Los abuelos, por tanto, no son los padres de sus nietos: son sus abuelos. Por ello no deben educarlos, deben cuidarlos desde el respeto, con amor, protección y apoyo. Sin juicios ni etiquetas, sin comparaciones ni favoritismos.
Es muy importante tener en cuenta que, aunque los abuelos nos echen una mano, no podemos abusar de ellos. Les debemos quitar responsabilidades y obligaciones, mandos y autoridades… y centrarnos en esa ayuda que nos aportan y en el acompañamiento emocional que les dan a nuestros hijos cuando nosotros no estamos.
Hay que mantener una comunicación abierta y positiva con ellos sobre los nietos, de padres a padres, con una actitud serena y dialogante, sencilla y amable, sin discusiones ni malas maneras, con la que demos ejemplo a nuestros hijos del tipo de relación que queremos tener en el presente y que en el futuro tendremos, cuando todos hayamos dejado de ser niños. Poner, por tanto, en común, los aspectos que necesitan nuestros hijos con total confianza y respeto.
Ahora que somos padres, y nuestros padres, abuelos (y ya nos hemos encargado de ser felices en la medida de lo posible en nuestras propias vidas), debemos centrarnos en la felicidad de nuestros hijos, sus nietos, sin que ninguno de los protagonistas se sienta invadido emocionalmente.
¿En qué medida pueden «perjudicar» los abuelos la educación de sus hijos?
Destacaría dos aspectos importantes: por un lado, perjudica claramente a los niños el hecho de que los abuelos ejerzan un papel que no es el que les toca. Los abuelos ya son padres, y no de sus nietos. A veces, son los mismos abuelos los que caen erróneamente en este rol, y muchas otras son los padres los que se acomodan, convirtiéndose, de este modo, en hermanos de sus hijos, en vez de en padres. Todos debemos trabajar por tener el papel que nos toca, ya que los abuelos no sustituyen a los padres en ningún caso.
Por otro lado, es nefasto para los niños que sus abuelos se relacionen con ellos mediante gritos, castigos, chantajes emocionales y demás faltas de respeto. Es importante que su relación se base en el amor incondicional, la empatía y el apoyo. Tres características esenciales que necesitamos los seres humanos para alimentar y afianzar nuestra buena autoestima, la seguridad en nosotros mismos y la felicidad en nuestras vidas. Como padres de nuestros hijos debemos ayudar en esta transición y mejoría a los abuelos, sin caer en la justificación fácil de «no sabe de otra forma, así me educó a mí»... porque los abuelos son conscientes de que el mundo evoluciona a pasos agigantados, y dentro de su corazón están dispuestos a cambiar. Solo necesitan herramientas sencillas y ser guiados por sus propios hijos (no hay nadie mejor para hacerlo).
¿Deben los padres pactar con ellos en qué aspectos no deben influir sobre los niños?
Tanto por el bien de los nietos como por el bien de los abuelos, en lo que concierne a su relación, estos deben dedicarse exclusivamente a cuidar y a acompañar emocionalmente a sus nietos; no tienen que intentar modificar la personalidad de los niños porque crean que deben ser de otra manera, ni cambiar actitudes a la fuerza, o exigirles más de lo que pueden y deben como niños. Los límites, por tanto, siempre los ponen los padres.
Bien es cierto que podemos ser flexibles en cosas sin relevancia que sí se puedan «compartir», que sean del día a día y que no atenten nunca contra la seguridad, salud y/o bienestar físico y emocional de nuestros hijos.
En cosas en las que sabemos firmemente cómo se tienen que hacer (y es de un modo muy diferente al cómo lo harían nuestros padres), simplemente, lo hablaremos con la mano en el corazón y el máximo respeto: «Mamá, papá, entiendo que en la época en la que nos criastéis a mis hermanos y a mí esto se hiciera de este modo. Ahora, sin saber todavía si me equivocaré o no, me toca a mí tomar las decisiones sobre la vida de mis hijos y, como sé que sabéis todo lo que se quiere a un hijo, estoy segura de que me entenderéis y respetaréis mis decisiones. Gracias por ayudarnos y colaborar en su educación».
¿Cuáles son los aspectos más positivos que pueden adquirir los pequeños de la convivencia con sus abuelos?
Tener un abuelo que te ama, te protege y te cuida es revelador para cualquier niño; los abuelos no son meros «canguros», sino que su papel, aun no siendo el de educador de los nietos, es crucial en la vida de los pequeños.
Los abuelos aportan las primeras sociabilizaciones con personas adultas, las primeras relaciones más allá de sus padres y/o hermanos, y transmiten valores e ideas emocionales y sociales.
Los niños a los que sus abuelos les acompañan y se interesan por su bienestar, ya sea físicamente o por contacto telefónico si están lejos, se ven rodeados por apoyo y cariño, se tornan compañeros de confidencias, de afectividad y de juego. Un clima de confianza que refuerza la personalidad de nuestros hijos y que los acompañará durante toda su vida.
¿Qué aspectos pueden enseñar los abuelos más allá de los que enseñan los padres a los niños?
Pueden enseñarles que precisamente a un hijo es lo que más se ama, pase lo que pase y esté donde esté. Por otro lado, les descubren la historia familiar. A través de ellos, nuestros hijos se fascinan al saber cómo éramos en nuestra infancia y se establece una mayor conexión, tanto con los abuelos como con sus padres. La empatía hacia unos y otros surge mágicamente a través de esta relación. Se encargan de unir generaciones.
También, los niños integran algo importante, y es que el futuro existe, la vida continúa; el hacerse mayor, mucho más que tus padres, se hace realidad y ven que un futuro lleno de posibilidades es posible.
Hay abuelos que dicen que ellos ya han educado a sus hijos y que hoy es el momento de «malcriar a los nietos». ¿Qué hay de bueno y malo en esta actitud?
Esto depende siempre de lo que se entienda por «malcriar». Malcriar significa en realidad «no dar amor». Si los abuelos aportan apoyo, presencia (física o emocional), empatía, respeto, escucha de sus necesidades, juego, confianza, cariño, amor incondicional… que malcríen todo lo que quieran y más.
Para los abuelos, tener nietos es una oportunidad para crecer como personas, un momento de sus vidas en el que pueden reparar los errores que tal vez cometieron con sus propios hijos (aunque lo hicieron como buenamente supieron y pudieron), ya que nunca es tarde para «curar heridas», unir lazos, y convertirse en guías y consejeros de vida de sus nietos, siempre teniendo en cuenta que su papel es el de abuelos, no el de padres.
¿Está valorada la figura de los abuelos?
Hay que valorarlos más. Juegan un papel muy importante en el desarrollo afectivo de nuestros hijos… Hay que aceptar siempre cómo fueron y cómo son, y agradecer a la vida porque los tenemos o física o emocionalmente, son parte de nuestras vidas y, por ende, de las de nuestros hijos.
No obstante, los abuelos, han vivido muchas cosas en su vida y, por norma general, aprenden a valorar lo realmente importante en ella: el tiempo juntos, el contacto, el estar ahí siempre… En definitiva, la maravilla de amarse porque es lo único que queda en la vida, solo recuerdos y el amor de verdad. No importa lo lejos o cerca que estén, solo importa amarlos sin condición y así demostrárselo a cada uno de sus nietos.
¿Y explotada?
Depende de en qué familias, pero sí que es verdad que hay veces en las que se abusa de los abuelos. La base siempre está en encontrar el equilibrio entre lo que necesitan nuestros hijos, lo que demandan los abuelos y nosotros mismos. No debemos ser egoístas (ninguna de las partes) y debemos potenciar una relación que se apoye prioritariamente en el respeto. Si esto se lleva a cabo así, nadie se siente explotado ni lo está, y la simbiosis entre abuelos y nietos es tan mágica que, cuando ya no están, los recordamos siempre. Dejan una huella imborrable en nuestra personalidad y en nuestro ser.
Recordar la magia y el amor es vivir… Y eso es lo que deben ofrecerse mutuamente los abuelos y sus nietos.
ABC, Martes 25 de julio de 2017

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.