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Los siete pecados capitales que sobreprotegen a los hijos

M.J.PÉREZ-BARCO
La sobreprotección de los padres no ayuda a la hora de fortalecer y preparar a los hijos para la vida. Muchos progenitores quieren mantener a los niños lejos de los peligros de un entorno en continuo cambio y revolucionado por las nuevas tecnologías, o bien no saben marcarles pautas porque se sienten culpables o con mala conciencia por no dedicar más tiempo a los hijos. La conocida psicóloga Álava Reyes dice que los padres tienen buenas intenciones, «nunca estuvieron tan preocupados por la educación, pero nunca han estado tan despistados». De todas formas, tampoco ayuda un sistema escolar que no premia el esfuerzo y donde las normas y límites no están perfectamente establecidos; una sociedad consumista, a pesar de la crisis, donde no se da valor a las cosas ni a las personas... Todo ha influido, según esta experta, en esta nueva generación de niños que adolece de inteligencia emocional. Un mensaje que defiende y argumenta en su libro «La buena educación», del que es también coautora Susana Aldecoa, profesora y directora del Colegio Estilo de Madrid.
Para ayudar a los padres en esta difícil labor de la educación, Álava Reyes sugiere una serie de errores en los que nunca hay que caer. De esta forma, considera que podremos hacer de nuestros hijos unas personas más preparadas para afrontar la vida.
 
1. No tiene sentido intentar comprar a los hijos, sobre todo tras una separación o divorcio, poniéndose de su parte y diciéndoles a todo «», dejando que el otro progenitor lleve toda la carga educativa.
2. No somos los colegas de nuestros hijos, somos sus padres.

3. No hagamos que el mundo gire en torno a nuestros hijos, porque se darán el batacazo.

4. No intente razonar con su hijo en medio de una discusión. Demuéstrele su capacidad de autocontrol y no baje a su nivel de impulsividad.

5. Los adultos no nos estamos adaptando a un entorno tan cambiante como el que viven nuestros hijos. Y estamos dejando que sean ellos, en su inseguridad e impulsividad, quienes marquen los ritmos y pautas. Eso es una condena al fracaso.

6. Los niños tienen que hacer pequeños esfuerzos, trabajos y tareas para empezar a valorar las cosas, el dinero...

7. Si no les enseñamos a saber comunicarse con los demás y saber defenderse de la manipulación no soportarán las críticas, y les haremos más débiles, menos felices y más insatisfechos.
ABC, Lunes 9 de diciembre de 2013

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