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Cómo detectar los síntomas de estrés infantil

S.F.
En comparación con los datos de hace 20 años, donde la incorporación de la mujer al mercado laboral era muy inferior a la actual, los casos de niños con estrés infantil se han disparado un 60%. Y es que el ritmo de vida de los progenitores, con horarios incompatibles en muchos casos para compatibilizar la vida personal con la profesional, marca de forma importante el de los pequeños de la casa.

Actualmente, son tres de cada diez los niños con padres trabajadores que sufren un aumento de la irritabilidad y cambios constantes en el estado de ánimo, según informa Denken, centro especializado en mindfulness como terapia para combatir problemas de ansiedad o estrés.
El director del centro Denken, Italo Maione, especialista en mindfulness, indica que «cada vez recibimos más niños con problemas de estrés derivados de horarios imposibles en los que los padres se ven desbordados y ellos, a pesar de su corta edad, también sufren estas consecuencias», expone el experto.
Cada vez son más los colegios que incorporan clases de meditación y mindfulness entre sus actividades educativas con el fin de eliminar los elevados niveles de estrés, especialmente en las grandes ciudades. Y no sólo es algo que utilicen los adolescentes, sino también niños de edades más tempranas.
Los horarios rígidos, la lejanía respecto a los colegios y centros de trabajo e incluso el volumen de tareas que los jóvenes llevan a casa se reflejan en constantes cambios de humor e irritabilidad.
Según Maione, «problemas para dormir, terrores nocturnos o hábitos nerviosos son otras de las manifestaciones, además de la irritabilidad y enfermar de forma habitual. Las consecuencias del estrés en los niños además no sólo son de origen físico, sino emocional y cognitivo. Por eso, actividades como el mindfulness son necesarias para recuperar y rehabilitar las funciones cognitivas y controlar el estado emocional a través de la atención plena», afirma el especialista.
Es importante ayudar a los niños para que no se vean afectados por el estrés de los adultos, si bien el estrés normalizado forma parte también del desarrollo. De ahí, que la meditación y el mindfulness sean técnicas que colaboran en la reparación del equilibrio mental y la salud física del niño.
Observar la conducta del menor es fundamental, intentando mantener su vigilia y descanso intacto, regular su alimentación y fomentar vínculos de confianza. Es necesario estar pendientes de ciertos síntomas para detectar estos problemas como:
— Aparición de irritabilidad y mal humor
— Bajo rendimiento en las actividades de su rutina diaria
— Pérdida de concentración
— Desmotivación a la hora de realizar tareas no solamente académicas, sino en las labores de la casa o en sus momentos de diversión
— Contestaciones fuera de lugar
— Cansancio, pereza o dejadez, por ejemplo cuando deja de recoger las cosas o de ordenar su habitación
— Cambios en sus hábitos de estudio o en los resultados de sus calificaciones
— Comportamiento apático o de rechazo
— Modificaciones o problemas en su alimentación o sus horarios
ABC, Jueves 16 de noviembre de 2017

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