Ir al contenido principal

El colecho podría multiplicar por cinco el riesgo de muerte súbita de los bebés

MIGUEL AYUSO
La manera en que debemos tratar a nuestros bebés en sus primeros años de vida es fruto de intensos debates. Y la conveniencia o no de que el bebé duerma en la misma cama que sus padres es fruto de una acalorada discusión entre madres, pediatras y autoridades sanitarias. El año pasado, el propio Ministerio de Sanidad publicó un informe sobre Maternidad y Salud en el que recomendaba compartir la cama con los niños en los periodos de sueño, dada la “interrelación y mutua potenciación entre lactancia materna y colecho”. En opinión de los firmantes del informe, y pese a que reconocen la existencia de asociaciones y organizaciones pediátricas que recomiendan evitar el colecho por relacionarlo con la muerte súbita del lactante, “no existe evidencia científica firme” que desaconseje su práctica en bebés amamantados.
Ahora, un estudio publicado en el British Medical Journal Open, promete reavivar el debate. Y de forma contundente. Según sus autores, los niños que duermen con sus padres tienen cinco veces más posibilidades de sufrir una muerte súbita, respecto a aquellos que duermen en la cuna; independientemente de que los progenitores fumen o beban, algo que se consideraba hasta ahora el mayor factor de riesgo de este tipo de muertes.
La muerte súbita del bebé –técnicamente, el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)– es, de largo, la principal causa de muerte en los bebés de menos de un año. Se producen en torno a 0.5 y 1 casos por cada 1.000 bebés y, en España, se estima que se dan 100 casos al año. La pediatra Isabel Izquierdo, doctora del servicio de neonatología del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, y miembro del grupo de trabajo de muerte súbita de la Asociación Española de Pediatría, ha explicado a El Confidencial que el SMSL es un diagnóstico excluyente: se usa cuando no se conoce la causa concreta de la muerte del bebé. 
¿Por qué el colecho está relacionado con la muerte súbita? Tal como explica Izquierdo, se trata de un importante factor de riesgo: “A medida que conocemos mejor las causas de la muerte súbita vemos que la asfixia está detrás de muchos casos, cuya causa antes desconocíamos. Son niños muy pequeños que mueren aplastados por sus padres, que están agotados y no se dan cuenta. Llegará un momento en que el diagnóstico por SMSL desaparecerá y podamos hablar de causas concretas”.
Tras la publicación del estudio, varios colectivos profesionales británicos han pedido a los consejeros de salud que reevalúen con urgencia las recomendaciones oficiales sobre el colecho y muerte en la cuna, para desaconsejar a los padres su práctica hasta que el niño tenga al menos tres meses de edad. Hasta ahora sólo Estados Unidos y Holanda han publicado recomendaciones oficiales en contra de esta práctica.

Un hallazgo relevante
Se calcula que la mitad de los padres duermen con sus hijos de forma recurrente, ya sea de forma deliberada –hay muchos partidarios de la práctica– o de forma inintencionada, simplemente porque se quedan dormidos estando con ellos, antes de llevarles de vuelta a la cuna. Está generalmente aceptado que el colecho es un factor de riesgo de muerte súbita cuando los padres se quedan dormidos con sus hijos en el sofá, o en el caso de que estos fumen, beban o consuman drogas. Pero, en ausencia de estos factores, hay una gran controversia sobre si compartir la cama representa un riesgo. La importancia de este nuevo estudio reside en que se han analizado los casos de muerte súbita entre padres y madres que ni fumaban, ni bebían, ni tomaban drogas, demostrando que, en ausencia de estos factores, el colecho sigue implicando un incremento importante de la posibilidad de que el bebé sufra una muerte súbita.
Según el autor principal del estudio, el profesor Bob Carpenter de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, de los 287 niños menores de tres meses que murieron en 2010 en Reino Unido por muerte súbita, al menos la mitad estaban compartiendo cama con sus padres en el momento de la tragedia. Tras analizar el comportamiento de más de 6.000 padres, que habían sido estudiados con anterioridad en cinco estudios sobre el tema, su conclusión es contundente: el 81% de las muertes súbitas en bebés menores de tres años, cuyos padres no presentan los factores de riesgo habituales, se evitarían colocando a los niños en una cuna separada de la cama de sus padres.
Carpenter insiste en la necesidad de que los doctores, las matronas, las enfermeras y las autoridades sanitarias “mantengan una posición sólida en contra del colecho, especialmente entre los bebés de menos de tres meses”. En su opinión, tener al bebé en la cama para alimentarlo o consolarlo es aceptable, pero sólo si después de esto se vuelve a colocar en la cuna.  

Un tema controvertido
La doctora Izquierdo reconoce que el colecho es un tema controvertido sobre el que los pediatras no han llegado a un acuerdo. De lo que no cabe duda, asegura, es de la importancia del estudio publicado ayer: “Es una investigación rigurosa publicada en una revista prestigiosa y que debemos tener en cuenta. Hay mucha literatura que habla de que el colecho parece aumentar la muerte súbita, pero no hay ningún estudio que diga que la prevenga”.
La doctora reconoce que los padres están recibiendo información contradictoria en este sentido y la culpa es de los pediatras pues “si los padres no lo tienen claro es porque los pediatras tampoco lo tienen. Izquierdo explica que el colecho es una práctica promovida por los partidarios de fomentar la lactancia materna –agrupados en torno a la ONG La liga de la leche–, y es por ello que aparece en numerosas recomendaciones sobre el cuidado de los niños, incluidas las del Ministerio. Esta organización insiste en que el colecho promueve los vínculos, regula los patrones de sueño de la madre y su bebé, juega un papel importante al ayudar a la madre a ser más sensible a los indicios de su bebé, y les da a ambos la oportunidad de descansar mejor. 
En un comunicado al respecto, el doctor James MacKenna, profesor de Antropología de la Universidad de Notre Dame, miembro del Consejo de Asesores de la Salud de La Liga de la Leche Internacional y experto en el tema del colecho, asegura que hay un  mayor peligro en dejar un niño solo en una cuna que en proporcionarle un entorno en el que duerma acompañado, con las debidas medidas de seguridad”. Si el colecho se practica debidamente, siempre que los padres no fuman ni beban, el niño duerma boca arriba y no haya posibilidad de que quede aplastado por las almohadas o se caiga de la cama, es una práctica que esta organización sigue aconsejando. 
La doctora Izquierdo, aunque no comparte las opiniones de sus colegas, cree que hay opciones que podrían contentar a todos, como las cunas supletorias o cunas de colecho, que se acoplan a la cama de los padres, y que mantienen a los niños durmiendo junto a sus padres sin los peligros que conlleva el colecho “convencional”.
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 22 de mayo de 2013
Imagen: Diego noviembre 2011

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.