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Tres buenas razones para no poner al niño en el andador

Hace unos pocos años todos los bebés aprendían a andar con ayuda de un tacatá, ahora los pediatras y los traumatólogos desaconsejan su uso.

En la actualidad no se recomienda poner al niño en el andador por varios motivos:

Uno, el riesgo de lesiones: La Academia Americana de Pediatría ha documentado numerosos casos de accidentes en niños menores de 15 meses asociados con el uso del andador. Las lesiones se producen sobre todo por choque con muebles y objetos y caídas por escaleras. Y es que el niño cuando da sus primeros pasos de manera espontánea va siempre acompañado de un adulto mientras que cuando se desplaza en tacatá está a ratos solo.

Dos, muchos traumatólogos advierten de que el tacatá fuerza al niño a estar demasiado tiempo de pie. Cuando el pequeño camina por sí mismo puede pararse cuando quiere y sentarse a descansar, en cambio, cuando está en el andador no tiene otra opción que permanecer erguido. Así, fuerza los huesos de sus piernas y estos, como todavía son débiles y deformables, pueden arquearse.

Tres, no es necesario: Todos los niños aprenden a caminar sin ayuda de artilugios. Los padres pueden estimular al niño permitiéndole gatear por la casa, ponerse de pie y dar pasitos. El mejor tacatá para un niño son las manos seguras de la madre o el padre.

El lugar ideal para practicar es un pasillo largo. Si el adulto agarra al niño por la espalda, él tendrá una mano libre para apoyarse en la pared. También es bueno poner al alcance de sus manos algo en lo que pueda sujetarse (una banqueta con ruedas, un correpasillos, etc.) mientras da sus primeros pasos.

Por: Florencio de Santiago, pediatra

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