Ir al contenido principal

El futuro educativo: niños más creativos, menos aburridos y estresados

GUILLERMO ORTS-GIL
Investigador y Divulgador
"Si las cualidades más importantes fueran aquellas que los tests de inteligencia son capaces de evaluar, nuestra civilización nunca se habría desarrollado como lo ha hecho". Ken Robinson

Los sistemas educativos surgidos de la revolución industrial someten a los niños a incesantes exámenes donde las matemáticas y la lengua predominan sobre las otras materias. I
Muchas de las cosas que nos contaron nuestros padres ya no sirven. El modelo "estudia, consigue un trabajo y asciende dentro de la empresa", ha quedado obsoleto. Además, en este modelo la felicidad de los individuos no importa para nada. Por eso, mi mensaje de hoy es el siguiente: dejemos a los niños jugar. Permítanme explicarles por qué.
Nuestra sociedad ha cambiado enormemente en los últimos cincuenta años. El modelo económico se está transformando desde un paradigma productivo-industrial hacia un modelo de negocios basados en los servicios, la información y el conocimiento. Por lo tanto, es lógico pensar que las cualidades requeridas a los individuos en el futuro también cambien. Esto es, como mínimo, lo que dicen personas como Ken Robinson, experto en creatividad: en el futuro se necesitarán personas más creativas y empáticas. Todo esto puede que asuste mucho ya que ahora, aparte de formarnos, tendremos que ser buenos en otras cosas. Pero en realidad, ésta puede ser una buena noticia para los individuos: todos hemos nacido con una buena dosis de las cualidades que comenta Robinson.
Educación productiva: ignorando al individuo, perdiendo mucho talento
Los sistemas educativos originados en la revolución industrial han capitalizado la enseñanza hasta nuestros días. Su finalidad principal: preparar a las personas para incorporarse al sector productivo. Se caracterizan, por tanto, por varias cosas que, aunque nos parezcan obvias, puede que no lo sean tanto: separar a los niños por edades, según su facilidad para las matemáticas y la lengua, distinguir estrictamente entre "ciencias" y "letras" (dando mayor valor a las primeras) y muy importante: presionar a los jóvenes para que decidan, tan pronto como sea posible, hacia donde quieren encaminar su futuro profesional. Y es que el sistema educativo-industrial nació de la necesidad de preparar a trabajadores cualificados para que pudieran trabajar en las fábricas y realizaran trabajos mecánicos. El sistema también asumía, por tanto, la necesidad de una gran estandarización y daba gran valor a la repetición y memorización de datos. En otras palabras, lo que importaba (y aún importa) son los resultados, el potencial productivo del individuo. Las necesidades o potenciales "ocultos" de los estudiantes pasan en el sistema educativo-productivo a un segundo plano. Consecuencia: muchos niños se aburren en clase, se frustran, se sienten excluidos. Sin embargo, según algunos estudios, los talentos no curriculares (creatividad, intuición, flexibilidad, espontaneidad, empatía, competencias interculturales o capacidad organizativa) van a ser mucho más importantes en el futuro. Las razones: el mencionado cambio de modelo de negocios pero también de los modelos de carrera profesional (antes lineal y de larga duración - hoy cambiante y multitarea).

Científicos: intuición, pasión y curiosidad
Edward O. Wilson, catedrático de la Universidad de Harvard, profesor de Biología y ganador de dos premios Pulitzer, cuenta lo siguiente: "He conocido a un montón de estudiantes brillantes que no se atrevieron a adentrarse en la carrera científica por miedo a las matemáticas. Pero, al fin y al cabo, en la gran mayoría de disciplinas científicas, la pasión y la intuición son mucho más importantes que las matemáticas". En su libro Cartas a un joven científico, Wilson es aún más explícito: "Muchos de los científicos de éxito a nivel mundial son, desde el punto de vista matemático, poco más que semianalfabetos". Y da tal vez con la clave: primero, pasión, después, preparación. Y en algunos casos, según Wilson y coincidiendo con Robinson, la preparación se da de manera equivocada.
Pero Wilson no es el único que resalta la importancia de las cualidades "no curriculares" como prioritarias para un científico: Einstein reclamaba imaginación antes que conocimiento; Ramón y Cajal, la pasión y perseverancia. Marie Curie estaba convencida de que "en la mayoría de escuelas se dedica demasiado tiempo a la enseñanza de la lectura y la escritura y se mandan a los niños demasiados deberes, mientras que apenas se realizan ejercicios prácticos para completar su formación científica". Einstein explicaba también que el secreto de su éxito a la hora de desarrollar teorías tan complejas era el haber conservado algunas de las cualidades de su niñez.
Entonces, ¿cómo hay que educar a los niños?
El modelo productivo-industrial planteaba esto como respuesta a otra pregunta: ¿qué quieres ser de mayor (médico, mecánico, fontanero)? Por lo tanto, proponía el modelo "estudiar, trabajar, producir".
Es posible que el modelo educativo del futuro, dado que los modelos de carrera van a ser muy diferentes (no lineales, varios trabajos, multitareas), así como también las habilidades necesarias (creatividad, empatía, comunicación), trate de responder a otras preguntas: ¿qué cosas te gusta hacer, te hacen sentir bien (escribir, viajar, componer, analizar, ordenar)?
Todo esto puede sonar muy abstracto a la hora de pensar en un modelo educativo, así que permítanme poner un ejemplo de lo que trato de explicar: el otro día hablaba con el director de un museo científico. Su mayor preocupación era poder conseguir que el museo pudiera atraer, no solo a los adultos, sino tambien a los más pequeños. Al final llegó a la conclusión de que el mejor museo sería aquel que permitiera a los niños tocar y correr libremente, en definitiva, jugar.
Y es que viendo cada día a mi hijo de cuatro años jugar, inventar, comunicarse, asociarse con otros, buscar soluciones creativas, hacerse preguntas, me convenzo ahora de algo que mi madre me dijo hace ya muchos años: dejemos a los niños jugar. Qué idea más bella: puede que una de las claves de la educación del futuro esté en dar a los niños un poco más de aire, tiempo para que aprendan jugando siendo así más ellos mismos y, probablemente, más felices. Es posible que esto se consiga, como sostienen algunos, apostando por el e-learning o por clases asistenciales más prácticas y menos teóricas. Todo suena muy futurista pero los finlandeses (considerados modelo educativo de referencia con solo un 1% de abandono escolar) llevan desde los años setenta del siglo XX aplicando con éxito cosas como escolarización obligatoria a los 7 años (antes no se les exige leer ni escribir) y pausas después de cada clase (descansos para jugar).
En cualquier caso, ahora tengo que dejarles, la cama me llama. Mañana mi hijo de cuatro años se levantará, probablemente antes que yo, y vendrá a la cama preguntándome: papá, ¿quieres jugar conmigo?
Nota del autor: dedico este artículo a Pau Vallverdú, gran amigo y una de las personas más creativas que conozco. Mil gracias de nuevo a Ignasi Cusí por la fabulosa ilustración y a Aleix Ruiz-Falqués por las correcciones y comentarios.
THE HUFFINGTON POST, Jueves 15 de enero de 2015

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.