Ir al contenido principal

Si su hijo se olvidó la mochila, dese la vuelta

ANA DEL BARRIO
"STOP. Si vino a dejar el almuerzo, libro, tarea, equipo, que su hijo olvidó, por favor dese la vuelta y salga del edificio. Su hijo aprenderá a resolver problemas en su ausencia". El cartel, colocado a la entrada de un colegio de Arkansas (EEUU), recibe con cajas destempladas a los padres que acuden a la escuela con las mochilas, zapatillas, carpetas y deberes olvidados por sus pequeños para salvarles in extremis de una bronca asegurada.
Como no podía ser de otra manera, el letrero provocó la ira de muchos progenitores, indignados con el tono destemplado utilizado por el centro. El enfado corrió como la pólvora encendida en las redes sociales que se llenaron de quejas como "los niños no aprenden con el estómago vacío" o "dejen de esperar que los pequeños se comporten como adultos".

Pero, lejos de retractarse, el director del colegio se reafirmó en la misiva y argumentó que la medida llevaba años implantada sin que nadie se hubiese quejado hasta ahora y que está diseñada para enseñar la importante lección de resolver los problemas por uno mismo.
El polémico rótulo sirve para sacar los colores a toda una generación de padres helicóptero, empeñados en solventar cualquier obstáculo al que se enfrentan sus hijos.
Y, ahí, reconozco que me veo obligada a entonar el mea culpa. Sí, yo confieso que soy una madre helicóptero. Yo he implorado a la profesora de turno que me dejase entregar a destiempo la mochila de natación y me he ido hecha un basilisco si no lo he conseguido; he suplicado (casi con lágrimas en los ojos) que mi hija pudiese ir a la excursión de fin de curso, aunque se le hubiese olvidado durante un mes entregarme la circular correspondiente. También he obligado a mi hijo a saltarse las normas del colegio contra su voluntad para lograr entrar en clase a coger un libro en vísperas de un examen.
Sí, yo confieso que he asaltado los grupos de Whatsapp a horas intempestivas para pedir las hojas de los problemas de mates o para preguntar qué narices entraba en el examen de inglés, que si no entiendo la letra de mi hijo en castellano, imagínense en un idioma extranjero.
Sí, yo confieso que he falsificado la letra y los números de mi retoño en algunos problemas que habían quedado a medias.
Sí, yo confieso que he rozado el patetismo muchas veces. Como aquel día en el que me vi aprendiendo a tocar las notas de una horrible canción de flauta para enseñársela a mi pequeño, absolutamente negado para la música.
Y llega un momento en el que tocas fondo y caes en la cuenta de que esa excesiva sobreprotección está creando una generación de niños inútiles, inmaduros y dependientes, incapaces de tolerar frustración alguna.
Es entonces cuando haces propósito de enmienda y comienzas a intentar revertir la situación. Así que ahora que arranca la vuelta al cole, me propongo desterrar el "¿cuántos deberes nos han puesto hoy?" o "¿tenemos examen?" y supervisar las tareas desde la distancia sin estar todo el tiempo encima.
Porque, como dice la investigadora noruega Ellen Hansen Sandseter, "la mejor protección que podéis ofrecer a un niño es dejar que corra riesgos".
EL MUNDO, Martes 13 de septiembre de 2016

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.