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“Los adultos fomentamos la dependencia del móvil en los menores”

JOAQUÍN LECUMBERRI NAPAL
Menores y uso de internet es a veces una ecuación complicada. Horarios, sobreexposición, conectividad permanente y uso prolongado son algunos de los debates más habituales en los hogares españoles. También su utilización segura, que ha dado lugar a iniciativas como el Safer Internet Day , una jornada europea celebrada esta semana y a la que se adhirió el Gobierno vascoMaialen Garmendia, socióloga y profesora de la Universidad del País Vasco (UPV), lleva diez años investigando la utilización de las nuevas tecnologías por menores. Entre otros cargos, ha sido directora en España de EU Kids Online y componente de la red europea Safer Internet Program.
- ¿Cuándo se inician los jóvenes en el uso de internet?
- Hoy en día, con los smartphones, el inicio está muy relacionado con el de los móviles. Hasta ahora la secuencia de entrada seguía siempre el mismo orden: se iniciaban en internet a través de una tablet u ordenador, después pasaban a tener un móvil normal y posteriormente ya un smartphone.
- ¿Cómo ha cambiado?
- La última encuesta refleja que eso ya no es así. Muchos niños de entre nueve y diez años se inician directamente en internet a través su propio smartphone. Este último trabajo, en el que se analizó un colectivo de menores de entre nueve y dieciséis años, constata la tendencia a empezar cada vez antes en internet: los menores de 15-16 años se iniciaron de media en internet a los diez años mientras que los de nueve lo hicieron a esa misma edad, es decir, un año antes. En algunos casos incluso se pueden iniciar antes.
- ¿Cambia el uso dependiendo de la edad?
- En este tiempo han cambiado más los dispositivos que el uso. Cuando empezamos las conexiones se producían a través de un ordenador de mesa o portátil con una conexión fija a internet; ahora ya tienen tablets y smartphones. Han cambiado mucho también las plataformas: antes los jóvenes utilizaban el messenger que más adelante fue sustituido por las redes sociales, aplicaciones y plataformas como Whatsapp, Instagram, Snapchat o Periscope.
-Sin embargo a pesar de los cambios el uso no se ha modificado.
- Lo llamativo es que los menores siempre han buscado en internet un espacio de socialización y lo siguen haciendo. Antes y ahora.
- ¿Se aprecian diferencias entre chicos y chicas?
- Entre los más pequeños, los preadolescentes, la principal diferencia es que ellos usan mucho más internet para juegos que ellas.
- En ese espacio de socialización, ¿hay demasiada sobreexposición de la vida privada?
- En general sí. Evidentemente todo ser humano trata de dar una buena imagen en todo momento, pero exponerse en internet es para los menores un valor en sí mismo. El problema es que además se ofrecen los contenidos a mucha gente. Hemos detectado que las mayores frecuencias de perfiles públicos, aquellos a los que cualquiera pude acceder, se dan entre los 9 y 10 años y los 12 y 13, edades a las que son muy vulnerables. Es muy importante concienciar a los menores del valor de su privacidad y el saber gestionarla. Deben ser conscientes de que nadie va por la calle regalando sus fotos ni tampoco contando sus alegrías o penas.
- ¿Desrealizan la realidad las redes sociales?
- Nuestros trabajos son más cuantitativos que cualitativos por lo que es más difícil captar esa dimensión, pero en general sí. De hecho, hay otros estudios que sí remarcan cómo muchas personas hacen “ficción”, reflejando una imagen que no se corresponde con la realidad.
- Más allá del de la privacidad, ¿qué otros riesgos se perciben en los menores?
- Nosotros siempre diferenciamos entre riesgo y daño: la probabilidad de sufrir daño en todos los riesgos no es la misma. El más lesivo de todos es elbullying, y siempre lo ha sido. Sin embargo, en nuestra última investigación lo que se aprecia es que la mayor parte del bullying es cara a cara. Del 2010 a esta parte casi se ha triplicado, pero el que más ha crecido es el cara a cara. El 31% de los menores han sido acosados, pero la mayor parte de este acoso ha sido cara a cara, aunque es cierto que a veces éste tiene sus secuelas en las redes sociales.
- También está el riesgo de contacto con extraños.
- A través de la red, evidentemente, te puedes relacionar con desconocidos, por ejemplo a través de un perfil público o semi público en el que se entra en contacto con amigos de amigos. A pesar de este riesgo, hemos comprobado que cuando se tienen citas cara a cara con esos desconocidos el daño es mínimo, en torno al 1%. A través de algunos trabajos de campo hemos constatado que, generalmente, cuando los menores conocen a alguien a través de internet tardan un tiempo en tener una cita cara a cara y ellos suelen ir acompañados a dicha cita con un amigo. Es decir, toman sus precauciones, son más sensatos de los que a veces creemos los adultos.
- ¿Alienta internet el consumismo entre los menores?
- Sobre ese riesgo no tenemos datos concretos, pero está claro que puede fomentar el consumismo ya que reciben publicidad personalizada constantemente. La mayoría de los menores de entre nueve y 16 años que hemos estudiado, de todas formas, no tienen una tarjeta de crédito propia, por lo que no tienen opción de caer en compras. Podría ser un efecto más a largo plazo.
- Con respecto al uso, ¿considera que hay una verdadera adicción?
- Hay cierto debate sobre este tema. Los psicólogos hablan de adicción, los sociólogos de uso excesivo. Quizás se exagera un poco. Nosotros hemos tratado de medir ese uso excesivo a través de una serie de indicadores y lo que sí es cierto es que los menores están acostumbrados a estar permanentemente conectados, a estar disponibles para sus padres, iguales o parejas.
- Sin embargo, asegura que eso cambia.
- Sí, con la edad evoluciona la actitud hacia esa conexión permanente. Los menores de 9, 10 y 11 años están encantados de estar en contacto permanente con la gente de su clase, por ejemplo, pero ya con 15 y 16 años tienen más a demandar que nadie les reclame esa conectividad. Ellos dicen que no quieren estar a determinadas horas conectados.
- ¿Cuál es el papel de los adultos de su alrededor?
- Se habla mucho de la dependencia de los menores y adolescentes pero creo que debemos hacer un poco de autocrítica los adultos. Sólo hay que fijarse en la gente de un transporte público o una parada. Es una actitud que por tanto nosotros fomentamos. En un restaurante, por ejemplo, ¿cuántas veces hemos visto que para que un niño no incordie se le deja unsmartphone?
- ¿Los padres y madres deben regular la utilización de los móviles?
- Hay que delimitar el uso que los adolescentes hacen del smartphone, hay que poner unas normas, como no atender el móvil durante las comidas. Ni ellos ni nosotros. O delimitar que a partir de cierta hora de la noche no van a usar el teléfono. En todo esto es vital educar con el ejemplo porque muchas veces no somos muy coherentes. Hay casos de padres que han colgado en redes sociales la primera ecografía de su hijo y múltiples fotos conforme ha ido creciendo y luego llega a la adolescencia y entonces se le intenta prohibir el uso de las redes sociales o colgar fotos en ellas. Todos debemos hacer autocrítica.
LA VANGUARDIA, Viernes 10 de febrero de 2017

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