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Autoestima, el motor para afrontar desafíos

ISABEL SERRANO ROSA
Si su vida fuera una película, usted sería el director de cine y su autoestima la guionista, la responsable de que su historia sea un drama, una de terror o una comedia con final feliz. Autoestima es la capacidad de sentir confianza, amor y respeto hacia uno mismo. Una persona que tiene una buena relación consigo misma sabe que puede confiar en su capacidad de pensar para afrontar los desafíos, tiene un saludable sentimiento de afecto hacia sí misma y se levanta ante las dificultades con un ¡ánimo, tú puedes! El respeto nace de esa valoración porque, si alguien es valioso para nosotros, queremos cuidarlo. Piense en una persona que de verdad aprecia: ¿cómo la trata? Piense en usted mismo: ¿se comporta de la misma manera?

Valoración de uno mismo

Falta de autoestima y falsa autoestima. Para conseguir esa valoración es necesario aceptarnos tal y como somos en este momento. Aprobar y cuidar de la persona que somos ahora es la clave para hacer cambios duraderos en la vida. Si usted, por ejemplo, tiene sobrepeso empiece a tratarse como una persona que se aprecia. Esa autoestima le ayudará a alcanzar su meta sin el estrés de tener que esperar a ser delgado para valorarse de veras. Sin embargo, muchos problemas surgen porque las personas tienen una visión distorsionada de lo que son realmente. Se critican y se meten miedo a sí mismas y no saben corregirlo.
La falsa autoestima evita el esfuerzo y carece de empatía. En un experimento con niños de 11 años, los investigadores les pidieron que hicieran ejercicios de matemáticas. A un grupo se les motivó por su inteligencia, a otro por su esfuerzo. Estos últimos buscaban nuevas soluciones a los problemas, eran más persistentes y atribuían los errores a variables relacionadas con la tarea no con su inteligencia. Los niños elogiados por la inteligencia estaban preocupados por el fracaso, elegían tareas que sabían y se aplicaban menos cuando los problemas se complicaban. Hoy en día se dice ¡está genial! por casi todo; de la misma forma en la que la generación anterior repartía críticas sin sentido. Todos tenemos una imagen real y una ideal donde proyectamos cómo deseamos ser. Un narcisista piensa que ya ha conseguido ese yo ideal mientras el resto se afana en alcanzarlo.

En el ciclo vital

El psicoanalista Erik Erikson propuso las etapas a través de las cuales evolucionan los seres humanos. Éstas son, simplificadas, las tareas de cada fase y su relación con la autoestima.
Infancia. Hasta los dos años, los niños necesitan desarrollar confianza gracias a un entorno que les protege. De los dos a los cuatro es el momento de adquirir autonomía. Desde los cuatro hasta los seis, hay que curiosear, la edad escolar es el momento de desarrollar sus capacidades intelectuales. No elogie a los niños por lo que son capaces de hacer -con un "gracias" basta- sino cuando hacen algo verdaderamente difícil.
La adolescencia. Es el momento de buscar la propia identidad. El chico/a se pregunta ¿quién soy?, necesita experimentar pero también el apoyo y la valoración de sus adultos. La escucha plena sin juicios y los límites adecuados fortalecen la relación. Valorar significa centrarse en lo que el otro hace y cómo lo hace.
Jóvenes. De los 20 a los 40. Es la etapa para desarrollar la intimidad, la capacidad de querer y mostrar al mundo lo que somos capaces de hacer. Use el espejo no sólo con fines estéticos, sino para mirarse en el interior de sus ojos y decirse ¡ánimo, cuenta conmigo!
Madurez. Desde los 40 a los 60 años. Es la etapa para ser y sentirse productivo. Se dedica tiempo a la familia, a trabajar por el futuro y ofrecer algo al mundo. Hay que alternar los momentos altruistas con los espacios propios.
Mayores. Ahora disfrute del presente, de lo conseguido y de dar a las cosas la importancia que se merecen. Puede seguir con su curiosidad y aportando su sabiduría al mundo, de lo contrario se aislará. Carl Rogers, padre de la psicología humanista, decía: "Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo, merece estimarse a sí mismo y que se le estime".

Valores y normas en el deporte

AUTOEFICACIA. Para alcanzar los retos que las pruebas deportivas suponen es necesario tener un buen sentimiento de autoeficacia y saber decirse «venga, tú puedes» porque el éxito deportivo está precedido de muchos fracasos o, dicho de otra manera, de momentos de aprendizaje y superación. La disciplina, entendida como la aceptación de las normas y valores del deporte, también aumenta la fortaleza por los logros obtenidos.
AUTOCONFIANZA. Es necesaria para poder relacionarse en los deportes de grupo, sin luchar por el protagonismo individual. Si desea tener la autoestima de un deportista practique este método semanal. 1. Hoy no se critique.2. No se meta miedo. 3. Sea amable consigo mismo. 4. Valore lo conseguido. 5. Busque apoyo.6. Acepte su lado negativo. 7. Prémiese por sus logros o por sus intentos.
EL MUNDO, 09/06/2017

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