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Las quejas más ridículas que han recibido los profesores de los padres

SOPHIE GALLAGHER
La mayoría de los padres no sienten ninguna envidia por los profesores. ¿Tener que controlar a una clase entera llena de niños? Hay que estar loco...
Sin embargo, parece que hay padres que no tienen ningún pudor a la hora de quejarse, como puede verse en un hilo de Reddit en el que profesionales de la enseñanza comparten las quejas más ridículas que han recibido por parte de los padres de sus alumnos.
A esos padres no les vendría mal pasar unas horitas en un aula...
"Un padre se quejó de que hablaba demasiado en francés en clase, una queja que sería legítima si no se tratara de una clase de Francés de instituto".
"Unos padres se quejaron porque un día en clase puse un CD de música clásica persa. Lo puse en la clase de Lenguas y Culturas del Mundo, en la que cada día ponía un CD de un lugar distinto del mundo cuando los alumnos entraban en el aula. Me dijeron que lo que había hecho era 'simpatizar con terroristas".
"Califiqué una tarea de un alumno con un Suficiente. Sus padres se pusieron en contacto conmigo para quejarse de que le tenía manía. Aunque los padres estuvieron de acuerdo conmigo en que la mayoría de las respuestas estaban mal, me dijeron que debería 'haber sido menos exigente".
"Una madre me amenazó con sacar a su hija del colegio si no le daba el papel principal en la actuación de Navidad para cantar Noche de Paz. Sin embargo, la niña había dejado perfectamente claro ante el profesorado, ante sus compañeros de clase y ante mí que se daba cuenta de que no tenía las aptitudes musicales necesarias para interpretar ese papel y que tampoco quería hacerlo".
"Una madre vino una vez a quejarse de su hija, que sacaba muy buenas notas, se esforzaba y era constante en clase y con los deberes.
Yo: [La alumna] se esfuerza mucho con los deberes.
Madre: ¿Te hace la pelota?
Yo: No, quiere hacer las cosas bien y triunfar. Dicho esto, me gustaría que mejorara un poco en gramática.
Madre: Lo sabía. Es una estúpida. No hace nada. Va a ser un fracaso. Qué decepción de niña".
"En mi colegio, a los niños que se portan bien durante la semana se les da una piruleta el viernes. No le di piruleta a un alumno porque, entre otras cosas, había escupido a uno de sus compañeros. Sus padres se pusieron furiosos. Vinieron al colegio encolerizados".
"Yo enseñaba a leer a niños de infantil. Un padre vino a hablar conmigo después de clase, furioso, y me exigió que le explicara por qué habíamos aprendido a leer las sílabas er/ir/ur antes que el diptongo oi/oy. No quería que su hijo supiera leer la palabra 'girl' (chica) antes que la palabra 'boy' (chico). Y añadió que 'boy' era más importante y más común como palabra".
"En el colegio de mi hermana, un padre se quejó porque llovió el día en el que estaba programado hacer una excursión al zoo. 'Yo no le habría dado permiso a mi hijo para asistir a la excursión si se me hubiera informado debidamente de que podía llover', argumentó".
"Estaba preparando a mi clase para hacer un examen de un tema de Física y Química. Había pasado un mes desde el último examen, así que les mandé una hoja con ejercicios de repaso por las dos caras. Estaba corrigiendo los errores y poniendo nota basándome en si estaban completas (el plan era devolvérselas corregidas a los alumnos para que les sirvieran de guía para estudiar) y vi que un alumno solo había hecho una cara. El niño había escrito su nombre en la parte de arriba, pero la había dejado en blanco; había visto que tenía dos caras, pero había decidido no hacerlo. Le puse un 5 porque había hecho la mitad. Una nota razonable, ¿verdad? Pues no. Sus padres se quejaron, pero a los demás profesores del curso en vez de directamente a mí".
"Una madre vino a preguntarme de dónde era el personal de limpieza porque no sabía si fiarse de que fueran a robarle objetos personales a su hija en el colegio. Le expliqué que no trabajábamos con ninguna agencia y que el personal de limpieza lo seleccionaba el colegio directamente. 'No', aclaró ella, 'que de dónde son'. Acto seguido la invité a salir de mi despacho".
"Una vez llamó un padre para decirme que se le había olvidado prepararle la comida a su hijo; me pidió que dejara la clase y saliera a comprarle un bocadillo en el Subway que había enfrente del colegio".
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.
HUFFINGTON POST, Miércoles 7 de junio de 2017

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