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¿Por qué los bostezos son tan contagiosos?

CARLOS OCAÑA PÉREZ
El bostezo suele atribuirse a la falta de sueño, al cansancio e incluso al hambre. Sin embargo, bostezar puede ocurrir sin motivo aparente. De hecho, se produce a menudo de manera involuntaria al ver a otra persona hacerlo. Ésta es la pregunta a la que un grupo de investigadores de la Universidad de Nottingham en Reino Unido ha dado respuesta: ¿Por qué bostezar es tan contagioso?
La investigación publicada en la revista Current Biology ha realizado un experimento que ha reunido a 36 voluntarios para descubrir cómo se producen los bostezos contagiosos. Para ello, se dividió a los participantes en dos grupos y se les mostró una serie de vídeos donde aparecían personas bostezando. Al primer grupo se le pidió que actuara con normalidad al ver las imágenes, mientras que al otro grupo se le solicitó que reprimiera sus impulsos de bostezar.
Durante la prueba, los expertos utilizaron una técnica no invasiva de estimulación cerebral (TMS por sus siglas en inglés) para observar las diferentes reacciones que se producían en el cerebro. Asimismo, monitorizaron y contabilizaron el número de bostezos que ocurrieron durante el seguimiento.
Tras analizar los resultados, los científicos descubrieron que aquellos a los que se les ordenó resistir a los bostezos tuvieron más ganas de hacerlo y además, resistirse a hacerlo alteró la forma en que bostezaban (tuvieron medios bostezos). Por otro lado, obligarles a reprimir su necesidad de bostezar no alteró la propensión individual para hacerlo. Es decir, cada persona bostezaba más o menos veces individualmente de lo que hacía el resto.
Según la investigación, el bostezo es un ejemplo de un ecofenómeno, que es el término que denomina a la imitación automática de lo que dice o hace otra persona. "Oír a una persona bostezar o incluso pensar en bostezar puede ser suficiente para acabar bostezando", afirma a EL MUNDO el profesor Stephen Jackson de la Universidad de Nottingham y director del estudio.
El trabajo sostiene que el impulso de bostezar al observar que otros lo hacen está asociado a la deshinibición del sistema de neuronas espejo y a la sobreexcitación de las áreas motoras de la corteza cerebral. Este hecho está relacionado con desórdenes neuropsiquiátricos como el síndrome de Tourette o la esquizofrenia, los cuales "presentan un desequilibrio en la inhibición y la excitación de zonas claves de las conexiones neuronales", asegura el investigador.

Trastornos neuropsiquiátricos

"El síndrome de Tourette está asociado con tics motores y vocales. Estos tics son contagiosos y quienes padecen el trastorno imitan los tics que sufren otros", comenta Jackson. Por esta razón el estudio sobre los bostezos ayuda a entender estas enfermedades: "El estudio de los mecanismos neurológicos de los bostezos contagiosos ayuda a entender las condiciones neuropsiquiátricas."
Según el escrito, el TMS fue utilizado además para estimular el impulso de bostezar en los voluntarios. "Usando la estimulación eléctrica pudimos excitar a las personas e incrementar su propensión por los bostezos contagiosos. Si pudieramos reducir la excitabilidad de quienes sufren el síndrome de Tourette, podríamos reducir los tics", explica Georgina Jackson, coautora del trabajo.
EL MUNDO, Viernes 01 de septiembre de 2017

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