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El médico que 'limpió' la escuela de bollos industriales

CRISTINA LUIS
¿Se imagina un recreo sin un bollo industrial a la vista? En el Colegio Público Nuestra Señora del Rosario de Camarenilla (Toledo), el único de un pueblo de 553 habitantes, se han propuesto desterrar esta comida basura del horario escolar. Para ello, han implantado un calendario de almuerzos para que en el recreo se vean más frutas y bocadillos y menos palmeras y donuts.
En muchas ocasiones resulta complicado que los más pequeños de la casa lleven una dieta sana. Son niños y, como tal, quieren bollería, golosinas, dulces... El hacerles fieles a una alimentación saludable se torna más difícil aún cuando sus amigos no siguen las mismas pautas y entonces llega el "yo también quiero" o el "¿y por qué fulanito sí y yo no?". Para luchar contra todo esto y que los niños aprendan a comer correctamente en este cole decidieron tomar sus medidas.
Es una forma de motivar a los niños. Muchos son reacios a tomar fruta y, de este modo, ven que los demás la toman y hacen lo mismo. "A lo mejor un día en vez de comer una manzana entera se toman un cuarto, pero ya empiezan a entrar en ese mundo", explica Begoña de la Fuente, directora de esta escuela unitaria, que cuenta con 39 alumnos repartidos en tres clases, desde hace nueve años.
Con la nueva dinámica, los martes son el día del bocata, los miércoles el de la fruta, los jueves tocan lácteos y los viernes el almuerzo es libre. Llaman especialmente la atención los lunes, dedicados al dulce. Eso sí, se pide que no sea bollería industrial. "Es para que si en casa se hace un bizcocho, unas galletas o unas magdalenas, puedan llevarlo", señala De la Fuente.
Mucho tiene que ver en estos cambios el médico del pueblo, Raúl Calvo, que asegura que "a los niños de vez en cuando hay que darles una alegría". Sin embargo, incide en el matiz 'caseros': "No tienen nada que ver con la bollería que se comercializa en los supermercados porque sería carísima. Se hacen con productos de primera calidad, como huevos o aceite de oliva virgen. Además, no llevan nada de conservantes ni colorantes". De paso, lanza una crítica a aquellos padres que no cuidan la alimentación de sus hijos: "Lo fácil es mandarles al colegio con un paquetito de galletas y no pensar cada día qué preparar".
Calvo cree que el peso de la industria alimentaria y su presión sobre las familias "está desequilibrado", provocando cambios drásticos en las costumbres a la hora de comer. "Intentan lavarle la cara a algunos productos que están adquiriendo mala fama con etiquetas como zero, light o bajo en grasas o con el lamentable patrocinio de determinadas sociedades científicas".
También es perjudicial que se regalen cromos o muñecos" porque muchos padres compran los productos únicamente por ello", señala. Da un truco que él mismo utiliza: "Cuando mis hijos me piden ir a un establecimiento de comida rápida, por ejemplo, lo que hago es explicarles que vamos a ir a comer a otro sitio más sano y que el juguete se lo compro yo después. Muchas veces con esto basta porque ellos lo que quieren es el regalo".
Para luchar contra ello y con la esperanza de que, a la larga, repercuta en toda la comunidad, este médico de familia imparte charlas en distintos centros de Castilla-La Mancha. En el de Camarenilla enseñó a los niños a combinar los alimentos para que su alimentación sea lo más variada posible y para demostrarles que las cantidades de azúcar que toman habitualmente están muy por encima de las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un informe de la OCU publicado recientemente iba por la misma dirección: el consumo excesivo de azúcar (94 gramos diarios) en España es una de las causas por la que un 43% de niños tiene sobrepeso u obesidad.
Raúl Calvo lo hace mediante juegos, la forma más sencilla para que los pequeños adquieran los conceptos. Con el que más se divierten consiste en vincular bolsas de plástico transparentes con distintas cantidades de azúcar en su interior con los productos a los que corresponden. "El más engañoso y con el que más se sorprenden son los refrescos azucarados. Jamás le ponen el sobrecito con más azúcar de todos".
"Al final lo que buscamos es que ellos mismos no les pidan tanto azúcar a sus padres", señala Calvo. "Estas medidas deberían imponerse en un marco legal a nivel nacional porque todo lo que pongas de educación en la escuela lo estás sembrando para el futuro".
EL MUNDO, 25/10/2016

Comentarios

  1. Muy interesante el artículo. Salud y control de peso pueden ir de la mano a medida que se va cumpliendo años mantener el equilibrio nutricional.

    Un saludo

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