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¿A qué edad pueden los hijos empezar a salir solos de casa?

CLAUDIA LORING
Es un paso que cuesta dar, no resulta nada fácil determinar el momento en que un hijo está preparado para hacer las cosas por sí mismo tras años de dependencia, sin que surjan todo tipo de miedos y dudas. Y cada vez nos cuesta más.

Los expertos coinciden en que antes se les daba autonomía a los hijos con más facilidad, si bien es cierto que las distancias solían ser más pequeñas y todo quedaba más a mano; ya no se vive tan cerca de los colegios como antes debido al crecimiento de los pueblos y ciudades. Si a eso sumamos la alarma creada por los medios de comunicación con las noticias de desapariciones, el miedo parece justificado.
Es cierto, las desapariciones existen: en España, actualmente hay activas alrededor de 2.000, de las que el 40% corresponden a menores. Sin embargo, de estas últimas solo hay 12 que se consideren de “alto riesgo confirmado por ser evidente su carácter forzado, ya que una gran parte son menores fugados de centros de acogida.

La sobreprotección, un caramelo envenenado

Proteger a un hijo en exceso es pan para hoy y hambre para mañana. Constituye, además, un acto de irresponsabilidad que como tal tendrá consecuencias negativas en el futuro. Es fundamental que los niños descubran el mundo por sí mismos y, sobre todo, que se equivoquen mientras lo hacen.
Como explica Marta Bermejo, psicóloga y directora técnica de Psicomaster, se impone no adelantase al error ni “hacerles creer que no pueden porque son demasiado pequeños si la tarea es perfectamente abordable para el niño”. Es importante que sientan que sus padres confían en ellos y dejan que lo hagan como pueden, aunque eso no quita que, mientras, se les modele y enseñe también.
“La mayoría de recursos y habilidades de resolución de problemas los vamos adquiriendo desde la infancia, así podemos prevenir dificultades futuras”, añade la experta. Enfrentarse a situaciones desconocidas, de forma progresiva y segura, es un paso hacia la madurez.

¿Cuándo están preparados?

Siempre hay que tener en cuenta las circunstancias de cada caso particular. Por ejemplo, para que los niños vayan solos a la escuela, conviene considerar la distancia desde el domicilio o las características de los medios de transporte disponibles.
“Exceptuando los casos donde no queda más remedio que dejar que vayan solos por ausencia de adultos que puedan acompañar, parece que es cuando los niños alcanzan la preadolescencia, entre los 12 y 14 años, cuando ya comienzan a tener más autonomía en este sentido; quizá más pequeños también si van con otros niños o con algún niño mayor”, señala Marta Bermejo.
Siempre es bueno fomentar la autonomía e independencia de un niño, sin importar la edad. Ya a partir de los 6 años, se puede propiciar que empiecen a ocuparse de su propia vestimenta, preparar la merienda o ayudar con alguna tarea del hogar. Así, se fomenta el desarrollo de habilidades de afrontamiento para la vida.
La experta también puntualiza que no hay una edad determinada que indique que un niño está preparado para hacer algo solo, pero que su nivel de madurez y responsabilidad sí puede darnos una pista, y esto puede variar de un caso a otro.
“Otro factor importante son los límites educativos que los padres ponen a los hijos, que han de estar informados muy bien de cómo actuar y qué se espera que hagan”, añade. Por ello, es muy importante que haya comunicación y se les proporcione la información necesaria: tampoco es cuestión de empujarlos al vacío. Fomentar esa autonomía y madurez requiere de un esfuerzo por parte de los padres, que se traduce en tiempo y dedicación.

Consejos y pautas para los padres


- No generar una alarma excesiva con los posibles peligros, para evitar generar inseguridad: siempre que se mencione algún peligro, ofrecerles también información y recursos para enfrentarlo.
- Dar instrucciones, indicaciones y advertencias básicas, como evitar a los desconocidos y algunas zonas o conductas de riesgo.
- Proporcionarles la información relacionada con aquellos riesgos que queremos evitar, como la relacionada con la seguridad vial y las señales de tráfico: mirar antes de cruzar, hacerlo siempre por el paso de cebra, usar casco en la bicicleta...
- Acordar un punto de encuentro donde puedan acudir si se pierden.
- Hacer que memoricen nuestro número de teléfono y, si son demasiado pequeños para hacerlo, que lo lleven apuntado en un papel o pulsera, junto con su nombre.
- Practicar o acompañarles las primeras veces, observando su conducta y atendiendo a las dudas que puedan surgirles: nunca hay que dar por sabido nada que no haya sido explicado antes.
LA VANGUARDIA, Martes 7 de agosto de 2018
Imagen: La Vanguardia

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