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Cinco pautas para mejorar la autoestima de nuestros hijos

CAROLINA PINEDO
La autoestima es la percepción sobre cómo nos valoramos, tanto en lo que somos como en lo que hacemos. “Nuestra autoestima varía a lo largo de nuestra vida y en el caso de los niños su amor propio cambia a medida que crecen y se desarrollan. Por ello es importante acompañarles, sin presionarles o juzgarles, en el proceso de afianzar su autoestima".

Entre los 2 y los 6 años se manifiesta un yo grandioso. A esta edad, el niño se muestra orgulloso de sus logros, como cuando dice, ¡mamá, mira cómo salto! En esta etapa, el pequeño se describe según sus atributos personales externos, como logros, habilidades y apariencia física”, aclara Ana Torre, psicóloga clínica e infantil y terapeuta de juego. Otras etapas de la autoestima de los niños, según la psicóloga, son “a partir de los 6 años, cuando el niño/a incluye en las descripciones de sí mismo aspectos psicológicos, como, soy simpática. Durante la preadolescencia y adolescencia, en su autovaloración tienen mucho peso aspectos como la destreza física y la aceptación de su grupo de iguales. Además, se trata de una fase con muchos altibajos en la autoestima”.

Autoestima en forma, un espejo de los progenitores

El amor propio de los hijos se cimenta a través de la relación con los padres y el resto de adultos del entorno. “Si nosotros les valoramos, ellos también lo harán. Somos como espejos para ellos, la imagen que les devolvamos, será la que tengan de sí mismos”, comenta la psicóloga Ana Torre. Pero ¿cómo podemos fomentar ese amor propio? Algunos de los puntos de anclaje para una autoestima infantil sana son:
  1. Adorar al niño/a cuando es un bebé. El niño necesita sentir amor incondicional hasta el año de edad, porque le proporciona sensación de seguridad. Este vínculo explica que se adore a los bebés, a pesar del esfuerzo y atención tan exigentes que precisan.
  2. Admiración y aceptación de las limitaciones. Es aconsejable que el niño reciba de sus progenitores la idea de que se le admira y valora, pero también ayudarle a entender que no es perfecto y tiene sus limitaciones como todas las personas y que se le quiere tal y como es.
  3. La importancia de la individualidad. Para tener una autoestima sana es necesario comprender que somos personas únicas y que se respete nuestra individualidad o peculiaridades como seres irrepetibles que somos.
  4. Tener un modelo de referencia en los progenitores. Para que los niños alcancen una buena autoestima es útil que cuenten con unos padres que se respeten a sí mismos así como a otras personas y que sean tolerantes con sus virtudes y defectos, al igual que con los de los demás.
  5. Adaptar los retos y objetivos de los niños a sus capacidades y recursos. De esta forma, conseguirán avanzar a su ritmo y se reforzará su motivación.

¿Para qué sirve la autoestima en la vida de un niño/a?

  • El hecho de que el niño/a se quiera y respete resulta de utilidad para tener más seguridad y confianza y le facilita cuestiones como:
  • Las interacciones sociales, porque está más seguro de que va a ser aceptado por otras personas. De esta manera, si no encaja con alguien o surge algún conflicto, lo entiende como con normalidad y sin dramatismos.
  • El aprendizaje académico, al tener más capacidad para tolerar las frustraciones que conlleva el proceso de aprendizaje.
  • El desarrollo de la creatividad, porque se siente más libre para inventar sin límites y se juzga menos.
  • La autonomía y la seguridad en sí mismo, porque son menos dependientes de la valoración y aprobación de terceros.
  • Aprender a gestionar los conflictos, ya que el niño está mejor orientado para buscar otras alternativas, en vez de quedarse bloqueado ante los errores.

Retrato de un niño/a con la autoestima baja

Una autoestima inadecuada deja pistas en el comportamiento de los niños, como el hecho de ser “demasiado autocríticos, la indecisión y una necesidad exagerada de complacer a terceras personas, lo cual puede generar preocupación por el qué dirán. Estos rasgos en dosis excesivas pueden resultar patológicos”, comenta el doctor Javier Blumenfeld Olivares, pediatra, especialista en medicina adolescente y endocrinología pediátrica del Hospital de El Escorial. Pero, ¿cuál es el caldo de cultivo para que un niño/a tenga la autoestima baja? Según el doctor Blumenfeld:
  • Unas expectativas irreales que no están ajustadas a las capacidades del niño/a.
  • La excesiva dependencia del entorno.
  • Una gestión errónea de los momentos en que la autoestima se resiente. Todos tenemos épocas en que nuestro amor propio no está en su mejor momento. Pero es habitual que los progenitores animen a sus hijos a toda costa, en vez de analizar las causas por las que el niño tiene en ese momento tiene la autoestima baja, para ayudarle a gestionarlo y entenderlo.
EL PAÍS, Viernes 3 de agosto de 2018

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