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Dormir con nuestros bebés

 Yaiza Perera | Madrid


¿Es recomendable dormir con recién nacidos? ¿Beneficia al bebé? ¿Y a la madre? ¿Supone algún riesgo? Son preguntas frecuentes entre los padres pero no suelen recibir una respuesta clara desde el colectivo sanitario. Los pediatras no tienen una postura unánime sobre el colecho, una práctica que puede beneficiar la lactancia materna pero que no está exenta de riesgos.
"Esto era lo habitual en Europa hasta el siglo XIX, pero a partir de entonces los cambios sociológicos y la disposición de viviendas más grandes favorecieron que el bebé durmiera de forma independiente", recuerda la doctora María Aparicio, de la Asociación Española de Pediatría, quien sí percibe que actualmente cada vez más parejas prefieren dormir con sus pequeños en la misma cama en línea con las ideas defendidas por los partidarios de la crianza con apego o las asociaciones pro-lactancia materna.
Los primeros argumentan que ayuda a que se establezca un vínculo emocional fuerte entre padres e hijos -y en consecuencia, que estos tengan relaciones seguras y empáticas en la edad adulta-; y los segundos, que de esta forma la madre tiene más facilidades para dar el pecho y la lactancia se prolonga durante más tiempo.
Frente a ellos, explica esta pediatra, se posicionan los detractores de colecho también armados con razones de peso para que se evite: puede aumentar el riesgo de muerte súbita o asfixia, crear problemas de sueño en edades posteriores, dificultar la independencia de los niños e interferir en la relación personal de la pareja.

Discrepancias entre los pediatras

Esta división quedó de manifiesto el año pasado en las propias páginas de la revista oficial de la Asociación Española de Pediatría Atención Primaria. En uno de los escasos artículos [LÉALO ÍNTEGRO] publicados sobre el tema, un grupo de especialistas exponía sus argumentos para recomendar el colecho, una práctica que permanece "oculta" en España por "el temor de los padres a juicios de valor por parte de los sanitarios". Sí existen cifras de otros países europeos, como Reino Unido, donde la mitad de los neonatos y la quinta parte de los lactantes pasan cierto tiempo de la noche en la cama de los padres. En Irlanda es el 21%, en Alemania el 23% y en Italia el 24%.
Para los autores, lejos de esconderse, el colecho debería incentivarse porque de esta manera "el lactante se despierta con más facilidad y más a menudo, acortando la fase de sueño profundo, lo que le protege frente a la rarísima muerte súbita del lactante" y su posición, "con su cuerpo y cara orientada hacia el cuerpo materno" le ayuda a "mamar más a menudo para lograr consuelo y alimento".
El principal peligro al que se refieren las instituciones y sociedades pediátricas que no aconsejan la práctica de colecho bajo ninguna circunstancia, entre ellas el Grupo de Trabajo para el Estudio y Prevención de la Muerte Súbita Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP), es la posible relación del colecho con el síndrome que provoca de forma repentina la parada respiratoria del lactante (SMSL) .
Los pediatras que recomiendan a los padres compartir colchón con su bebé niegan este extremo y advierten de que se ha convertido el colecho en factor de riesgo en sí mismo "dejando de lado circunstancias que también afectan a los que duermen separados de sus padres, como el tipo de lactancia, la posición del niño en la cama o el tipo de superficie, y otros como la obesidad de los padres o el consumo de sustancias adictivas (tabaco, alcohol, medicamentos y drogas de abuso)".
Desde las mismas páginas de la revista Pediatría Atención Primaria, un grupo de pediatras mostró el punto de vista contrario tres meses después a la publicación del artículo anterior [LÉALA LA RESPUESTA ÍNTEGRA]. A juicio de estos especialistas esta práctica "no se debe a factores culturales ni a recomendaciones médicas, sino a un colecho reactivo ocasionado por trastornos del sueño". Su argumento de peso para rechazarla es el riesgo que a su juicio supone para la seguridad del bebé.

Una 'opción personal'

Y ante posiciones tan enfrentadas, María Aparicio aporta un punto de vista clarificador. Con los escasos estudios rigurosos que existen, no se puede garantizar que el colecho sea una "práctica segura", subraya, pero tampoco que está "contraindicada".
¿Qué se aconseja entonces a los padres? La Asociación Española de Pediatría apunta que la forma de dormir más segura para los lactantes menores de seis meses es que sean colocados en cunas cerca de la cama de sus progenitores. No obstante, sí entiende el colecho como "una práctica que favorece la lactancia materna y una relación más estrecha con la madre, aunque hasta el momento no se ha podido demostrar que la lactancia materna sea un factor protector del SMSL 'Síndrome de Muerte Súbita del lactante". En definitiva, "el colecho es una opción personal".
A Miriam Sanz, de 32 años, le recomendó el colecho su matrona durante "todas las clases" de preparación al parto y le dio información para practicarlo de forma segura. A finales de agosto de 2011 dio a luz a su pequeño y durante los tres días que permanecieron en el hospital madrileño de La Paz durmieron juntos en la cama. Los profesionales que le atendieron después del parto se mantuvieron al margen de su decisión y no se manifestaron "ni a favor ni en contra del colecho".
Una vez en casa, mantuvo a su bebé en la cama de matrimonio por la noche las dos primeras semanas aproximadamente, "esta vez también con el papá", recuerda esta ingeniera aeronáutica. "Nosotros percibimos que el niño lo necesitaba, porque no pesó mucho al nacer y daba la sensación de que necesitaba un extra de calor y afecto. Además te da seguridad tenerlo tan cerca porque notas aún más cualquier cosa que necesite", explica al preguntarle por qué ella y su pareja decidieron practicar colecho. Aunque no es el caso de Miriam Sanz, gran parte de las madres que recurre al colecho lo hace porque le resulta cómodo amamantar a su bebé.
Raquel P. es pediatra y madre de Miguel, de dos años y medio y de Raquel, que cumplirá su primer año el próximo 19 de marzo. Comparte con Miriam que dormir con los bebés es una sensación "maravillosa" que les aporta "seguridad" y "tranquilidad" y les hace sentirse "queridos", pero ella no lo practicó nunca cuando sus hijos eran recién nacidos ni lo recomendaría como especialista por los peligros que conlleva. "Las madres están agotadas en los primeros meses de postparto y pueden quedarse dormidas y que se produzcan aplastamientos o caídas", explica recordando algunos casos de los que ha tenido conocimiento durante su experiencia aunque "sin repercusiones importantes". En la clínica privada de Madrid donde trabaja actualmente sí trata de fomentar la lactancia materna pero no aconseja el colecho a las madres.

Colecho seguro

[foto de la noticia]
Tanto unos como otros especialistas, a favor o en contra, coinciden en la necesidad de que los padres reciban la información más completa posible para evitar situaciones de riesgo. Si usted opta por compartir el colchón con su bebé, debe tener siempre en cuenta una serie de pautas para garantizar un colecho seguro, como subraya UNICEF en este folleto divulgativo (en inglés).
-Evitar conductas que puedan conllevar riesgos en las 24 horas anteriores a practicar colecho, como el consumo de tabaco, alcohol -más de dos cervezas, un vaso de vino o un vaso de bebida espirituosa- o drogas o medicación sedante.
- Nunca se debe producir el colecho en un sofá o colchones de agua. Ni tampoco debe darse de comer o tranquilizar al bebé en un sillón donde el adulto pueda quedarse dormido con él en brazos.
- El bebé no debe dormir con otras personas que no sean los padres, hermanos incluidos. Y si en algún momento se da esta última circunstancia, el adulto debe dormir entre el niño y el bebé.
-No comparta la cama con su hijo en caso de sufrir alguna enfermedad o sentir un intenso cansancio que afecte a su capacidad para cuidarle.
- Se debe evitar el colecho en caso de obesidad mórbida de algunos de los progenitores
- Es preferible no practicar el colecho durante los primeros meses con bebés prematuros.
- No dejar a los bebés solos en la cama.
-Los dos padres deben saber siempre que el pequeño está en la cama.
-Nunca deje que una mascota duerma en la cama con el bebé.
Posición durante la lactancia: De forma natural las madres que amamantan a sus hijos se colocan cara a cara a su bebé y protegiéndole con su cuerpo de posibles caídas.
Otros factores que aumentan el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante:
-Ausencia de lactancia materna exclusiva
-Posición del bebé boca abajo durante el sueño
-Arropamiento excesivo del bebé
-Uso de almohadas, cojines o edredones
-Habitación con una temperatura excesivamente alta
Si se da alguna de estas situaciones de riesgo, se recomienda como alternativa al colecho colocar la cuna del bebé cerca de la cama de los padres y si es posible recurrir a la 'tipo sidecar' , que permite al bebé dormir sobre el colchón de su cuna al mismo nivel de la cama de los padres, sin que baranda alguna les separe.
¿Y hasta qué edad se recomienda el colecho? "Puede durar hasta que los padres decidan" y en general, precisa María Aparicio, "el consejo es que sea una opción de los padres -que deciden que el niño duerma con ellos como una opción educativa- pero no una respuesta a un comportamiento del niño -que se produce porque el niño se mete en la cama de los padres porque quiere y a los padres les da pereza levantarse para llevar al niño a su cuna-.
"Pasado el año", explica el pediatra Carlos González, autor de varios libros sobre lactancia y crianza con apego, "la muerte súbita es, por definición, imposible" y en su opinión, no hay ningún motivo médico para recomendar sacar al niño de la cama a una determinada edad; no existe una edad máxima. No hay ningún peligro en que un niño de cinco, diez o 15 años duerma con sus padres. Es una cuestión estrictamente privada, en que los médicos no pueden dar consejos".
Y lo resume de la siguiente forma: "Básicamente, los bebés y niños pueden dormir en tres lugares: en la cama de sus padres; en la misma habitación, pero en su propia cuna o cama o en otra habitación distinta. Estas tres posibilidades se pueden mezclar y combinar en la misma noche o en distintas noches. Lo importante es que los padres sepan que tienen derecho a elegir el arreglo que mejor les funcione, y a cambiarlo cuando les deje de funcionar".
EL MUNDO, Domingo 17 de marzo de 2013
Fotografía: octubre 2012

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