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Los errores que cometemos al proteger a nuestros hijos del sol

LAURA PERAITA

Dicen los expertos que la piel tiene memoria y almacena todo el sol que hemos tomado. Por eso, no podemos olvidar una serie de recomendaciones para evitar que nuestros hijos, desde bien pequeños, no se quemen por el sol.
Hasta los seis meses no se debe exponer a los bebés bajo los rayos solares. Deben tener una protección directa bajo la sombrilla y con ropa. «A partir del medio año, se deben usar protectores solares minerales que llevan unas sustancias que cubren la piel de manera física, como una barrera, y no deja pasar el sol —apunta la Ángela Hernández, médico adjunto de Dermatología del Hospital Universitario Niño Jesús y médico privado en el Hospital Beata María Ana—. Es verdad que son algo más incómodos de poner sobre la piel porque es como una pasta y no se extiende bien, pero es la mejor protección porque, además, no causa ningún tipo de alergia».
A pesar de ser más compleja de aplicar, esta doctora recomienda su uso hasta que los hijos cumplan los 14 años aproximadamente. A partir de entonces, podrán usar protectores no minerales. «El mínimo recomendado es de protección 20, en función del tipo de piel de cada persona. Cuanto más claro sea el tono de piel, más protección de debe aplicar. El máximo es de 50 para pieles muy claras y sensibles», añade.
A pesar de las advertencias y consejos de los expertos en dermatología, sobre todo en los últimos años, para evitar cáncer de piel, seguimos comentiendo errores a la hora de exponernos al sol. Estos son los principales:
—No pensar que la mejor protección es no exponerse al sol.
—Creer que una sola aplicación de crema solar es suficiente. Si se va a pasar una mañana entera en la playa será necesario aplicarla, al menos cada dos o tres horas, y también depués de cada baño, incluso si en el envase pone que la crema es resistente al agua.
Aplicar poca cantidad sobre la piel. Toda la superficie debe quedar bien cubierta. Muchas veces se da el caso de que como se compra una crema cara, se aplica una cantidad insuficiente.
—Pensar que debajo de la sombrilla no hace falta protegerse.
—Considerar que en los días nublados no hay peligro. La radiación en estos días es un 30% menor, pero puede afectar en gran medida y abrasar la piel precisamente por estar más expuestos ante la sensación de menor calor.
—No percatarse de que el agua y la arena reflejan los rayos del sol.
—No ir suficientemente preparados cuando se sube una montaña, donde la radiación del sol es mayor.
No informarse del índice de radiación solar que hay en la zona en la que vivimos o vamos a pasar las vacaciones para ajustar la protección solar que debemos ponernos.
Tomar el sol entre las 12.00 y las 16.00 horas. Es mejor evitar esta franja horaria.
—No darnos cuenta que la protección directa con camisetas, gorras, gafas o trajes acuáticos especialmente diseñados para evitar el sol son una buena elección para evitar el efecto directo del sol sobre la piel.
—No aplicar la crema sobre las palmas de las manos y pies.
—No extremar las precauciones cuando se tienen antecedentes en la familia con cáncer de piel.
Aún así, la dermatología del Hospital Universitario Niño Jesús, recomienda hacer uso del sentido común. También apunta que «si hay alguna cicatiz en la piel se piede pigmentar con el sol y se puede proteger con stick protectores de farmacia o con una tirita, en función de donde esté localizada. Tampoco es recomendable aplicar crema en las costras de las heridas de los niños». 
ABC, Martes 24 de junio de 2014

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