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Todo lo que debes saber antes de ir a un museo con niños

SAPOS Y PRINCESAS
Visitar una exposición o un museo en familia puede ser un plan de lo más gratificante si se hace correctamente. Cada vez son más los museos que se interesan por abrir sus puertas al público familiar, y los padres decididos a descubrir a sus hijos desde pequeños la inmensidad de nuestra cultura a través de nuestros museos.
Para hacer que nuestra visita nos deje con buen sabor de boca y ganas de volver, debemos seguir dos pautas fundamentales. La primera, escoger muy bien el museo o la exposición en función de la edad e intereses de nuestros hijos. Y la segunda, no exceder el tiempo de la visita. Aunque cada niño posee una capacidad de aguante diferente, la realidad es que se suelen cansar pronto, por lo que es preferible aprovechar bien una o dos horas en el museo, e irnos con ganas de volver pronto, que agotarlos toda una mañana recorriendo salas, que al final ya no son capaces de distinguir.
En este sentido, el área de Educación del Museo Thyssen, insiste en que "es importante preguntar previamente a los niños qué es lo que más les interesaría ver en un museo". Respecto al contenido más popular, el Museo Lázaro Galdiano explica que "las exposiciones que más suelen interesar a todas las edades son las de objetos históricos como armas de todas las épocas, espadas, rifles, monedas, sellos, llaves... y mitologías". Sin embargo, esto depende de la temática que ofrece cada museo. Para el Museo Thyssen, otra manera de generar interés de los niños es "hablar con ellos sobre lo que van a encontrar en el museo, sobre todo si es la primera vez que lo visitan".
Antes de entrar debemos explicarles ciertas normas de conducta, como que dentro del museo no se puede correr por los pasillos ni las salas, ni hablar alto, hacer ruido o gritar y, a no ser que se indique lo contrario, tampoco se puede tocar nada. Seguro que lo entenderán y respetarán cuando sepan que muchas de las cosas que van a ver existieron, se crearon o se utilizaron hace muchos, muchos siglos. También es importante que los niños hayan comido antes de emprender nuestra visita al museo para que eso no les impida disfrutar de una buena colección o exposición. En cualquier caso, lo ideal cuando salimos con niños es llevar siempre algún snack y una botella de agua a mano, de este modo podremos hacer un alto en el camino si se cansan -siempre fuera del museo, ya que dentro no se permite comer- y volver a entrar una vez repuestas las energías.
También es aconsejable llevar ropa y calzado cómodos y dejar el exceso de abrigo y bolsas o mochilas que no vayamos a necesitar en el guardarropa al entrar. De este modo evitaremos ir cargados e incómodos con cosas en las manos que, además de poderse perder, harán que nos casemos antes.
Cada vez son más los museos y exposiciones temporales que organizan actividades divulgativas y talleres específicos para familias y niños en los que es muy aconsejable participar. Desde el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía nos explican que cuentan "con una programación específica para público familiar, planteada para que todos los participantes sean sujetos activos de la misma, aportando y haciendo que la actividad fluya gracias a sus contribuciones. Así, los adultos y los niños comparten una experiencia en el museo que se nutre de la participación del núcleo familiar y que se estructura con diferentes niveles de lectura a fin de que sea tan interesante para el niño, como para el adulto".
El Museo Reina Sofía también aconseja "respetar las edades recomendadas de las actividades" con el fin de que la experiencia sea lo más satisfactoria posible para todos. En la misma línea, el área de Educación del Museo Thyssen (EducaThyssen) ofrece varias propuestas didácticas dirigidas a diferentes grupos de edad. Por su parte, las distintas actividades que configuran El Prado en familia están pensadas para que pequeños y mayores disfruten juntos del Museo del Prado, mientras realizan una actividad en familia. Asimismo, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), por ejemplo, combina las visitas a las salas de exposición con talleres. Si estamos interesados en realizar algún taller, debemos informarnos, antes de acudir al museo, de las condiciones de acceso a los mismos, ya que muchas veces es necesario reservar.
Para hacerlos partícipes de nuestra visita al museo es importante preguntar a los niños cosas sobre la exposición y también dejarles claro que pueden preguntar todo lo que quieran y que no hay 'preguntas tontas'. Muchos de los museos cuentan con apps móviles o programas familiares específicos en los que se nos marcan los recorridos más adecuados o las piezas imprescindibles de cada espacio. Es muy aconsejable que los padres revisemos este material antes, incluso, de llegar al museo, de este modo podremos tener pensados juegos de preguntas o gymkhanas para que sean ellos quienes encuentren las piezas que vamos a ver en cada sala. También podemos proponer juegos con los cuadros para buscar figuras o elementos escondidos o, simplemente, expresar lo que nos sugiere a cada uno.
Volviendo al tiempo de la visita, es posible que nosotros queramos estar más de dos horas en el museo, incluso habrá niños que lo aguanten, pero a otros se les puede hacer eterno, por lo que, además de limitar el tiempo que pasaremos en el museo, es muy posible que tengamos que hacer descansos. Para el Museo Lázaro Galdiano "no es aconsejable que los más pequeños estén más de una hora en el museo". Mientras que en los más mayores la visita "puede alargarse un poco más, hasta un máximo de hora y media. De esta forma, les dejas con un poco de ganas de volver y no se van a casa saturados por una visita demasiado larga al museo".
Para terminar, es recomendable aprovechar la vuelta a casa, la comida, la cena o la hora de acostarnos para recordar y alargar la experiencia. Al igual que hemos preguntado a nuestros hijos antes de salir de casa qué es lo que les gustaría ver en el museo, cuando acabe la visita es bueno preguntarles qué es lo que más les ha gustado y por qué, así como qué es lo que les gustaría ver en la próxima visita
EL MUNDO, Miércoles 18 de mayo de 2016

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