La leche es un alimento muy nutritivo, pero eso no significa que haya que abusar de ella. Estas son las cantidades que se recomienda tomar.
Alimentación infantil: ¿Come bien tu hijo?
“¿Y si tomo mucha leche creceré mucho?”, pregunta Carlos a su
madre, después de beberse de un trago un vaso de leche con cacao. “Pues
claro, hijo”, le responde ella. “Si tomas mucha
leche,
serás tan alto como tu padre”. Y él, que a sus seis años admira a su
papá más que a nadie, se hace el propósito de beber por lo menos dos
vasos tan grandes como ese cada día hasta alcanzar en estatura a papá.
Durante generaciones se viene transmitiendo de padres a hijos la idea
de que la leche ayuda a crecer. No es del todo cierta, porque en el
crecimiento intervienen varios factores, pero tampoco falsa, porque la
leche es un alimento muy rico en nutrientes. De hecho, la leche es el único alimento que al tomarlo en exclusiva garantiza el adecuado desarrollo del
bebé durante al menos los seis primeros meses de vida.
A partir del sexto mes el pequeño comienza a degustar otros alimentos y poco a poco va diversificando la dieta y reduciendo el número de tomas de leche.
Así, durante los primeros años, le bastará con consumir dos raciones, y
en la edad escolar de dos a tres para estar bien nutrido. Si nos
preguntamos cuántas raciones de leche consume nuestro hijo, debemos contabilizar no solo los vasos de leche, sino también los batidos y demás derivados
lácteos (queso, natillas, arroz con leche) que toma cada día.
Muchos pediatras consideran que la cantidad resultante da a
veces una cifra muy elevada. “Algunos niños toman más de un litro de
leche al día”, escribe la pediatra Ana Martínez Rubio, del Centro de
Salud de Camas (Sevilla) en la web de la Asociación Española de
Pediatría de Atención Primaria.
¿Es un problema tomar mucha cantidad?
Como
se trata de un alimento excelente, cabe pensar que cuanta más cantidad
tome nuestro hijo, mejor nutrido estará, pero no es así. Un consumo
excesivo puede acarrear ciertos inconvenientes: el primero, que la dieta
se vuelve monótona: “El niño toma leche, yogur, natillas y batidos y no
come espinacas, garbanzos, pollo, filete, gazpacho...”, asegura
la doctora Martínez Rubio. El segundo, si de postre en lugar de una
ración de fruta toma un lácteo, tiene más papeletas de sufrir estreñimiento.
En algunos pequeños la lista de trastornos no acaba ahí: cuando consumen lácteos junto con alimentos ricos en hierro
–lo que hacen si toman, por ejemplo, yogur después de un filete–,
pueden llegar a tener déficit de ese mineral. “El calcio es un quelante del hierro,
eso quiere decir que lo convierte en una forma que no se puede
absorber”, explica la doctora Ana Martínez Rubio. “Si los niños toman
lácteos en todas las comidas, entonces en casi ninguna el hierro se
absorbe bien”. Por último, si nuestro hijo suele comer postres lácteos a
menudo, ingiere más grasas saturadas y azúcares de lo aconsejable.
Pero no todos los pediatras detectan un consumo elevado de
lácteos entre los pequeños. El doctor José Manuel Moreno Villares no
tiene la impresión de que sean muchos los niños que toman más de tres
raciones al día, y considera que el riesgo más importante de un aporte
elevado son los problemas de tránsito intestinal. “En lo que yo
hago hincapié es en el estreñimiento”, explica el doctor. “Una de las
preguntas que hacemos cuando un niño de dos a cinco años llega a la
consulta es cuántos lácteos ingiere, porque a lo mejor está tomando
demasiada leche y poca fruta, y en ese caso lo que hay que hacer
es recomendar que tome 400 o 500 ml, no más. Pero a veces vienen madres
que te preguntan si es malo que su hijo tome 700 ml de leche, entonces
les pedimos que nos cuenten qué síntomas tiene el niño. Si nos dicen que
la dieta de su hijo es variada, no es estreñido, hace ejercicio y está sano,
le decimos que puede tomar esa cantidad”, explica el doctor. Y
concluye: “No se trata de demonizar la leche; si el pequeño no tiene
ningún problema, no es un alimento malo”.
Desnatada, semidesnatada o entera...
A diferencia de Estados Unidos, en Europa se aconseja ofrecer a los niños leche entera hasta el segundo cumpleaños, porque en esta etapa el niño necesita para el crecimiento las calorías y las vitaminas
que proporciona la grasa de la leche. Por encima de los dos años
“podemos aconsejar leche entera en general, pero no pasa nada por tomar
semi”, afirma el doctor José Manuel Moreno Villares. En cambio, los
norteamericanos, muy preocupados por la epidemia de obesidad que
sufre la población de este país, recomiendan de forma tajante dar leche
semidesnatada o desnatada a todos los niños mayores de dos años.
¿Qué aporta la leche?
- Proteínas de alto valor biológico
- Hidratos de carbono
- Grasas
- Vitaminas B y A
- Minerales como fósforo y, sobre todo, calcio, un elemento imprescindible para el desarrollo de huesos y dientes
Por: Aida Díaz
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