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Los profesores no tienen la culpa de todo

ÓSCAR R.SANMARTÍN
Todo el mundo tiene una opinión sobre la educación y sobre lo que los profesores deberían hacer. Desde la madre metida a bloguera hasta el gurú que imparte charlas TED, pasando por los políticos que hacen y deshacen leyes educativas, todos tienen infalibles teorías pedagógicas. Que si "los profesores deberían aprender del modelo finlandés"; que si "los docentes deberían quejarse menos y trabajar más"; que si "el maestro debería saber adaptarse a cada niño"; que si "la escuela debería dejarse de experimentos y centrarse en lo básico: las Matemáticas, la Lengua y el Inglés"...
Hace tan sólo un par de décadas, los profesores eran figuras revestidas de autoridad y respetabilidad que nadie se atrevía a contestar. En la era de internet, donde la información es gratis y circula por todas partes, el docente no sólo es cuestionado sistemáticamente, sino que se le responsabiliza de todos los males. Si los niños no saben, es culpa del maestro; si no son felices, también.
En el Día Mundial del Maestro, la Fundación Promaestro ha rendido homenaje a los profesores en un vídeo en el que ironiza sobre la tendencia que tenemos a opinar sobre aquellas cosas que creemos que sabemos. "Los profesores deberían hacer..." es una frase que se oye a la puerta del colegio casi tanto como la de "cada niño es un mundo".
"Vivimos un momento en el que se habla más que nunca de educación y, sin embargo, la opinión de los docentes se nos presenta casi siempre en un segundo plano. Queremos que las personas que vean el vídeo, se muevan o no en el ámbito educativo, sean un poco más consciente de la presión que soportan los profesores y que se pregunten hasta qué punto su voz está siendo, en no pocas ocasiones, gravemente deslegitimada", expresa Jorge Úbeda, director de la Fundación Promaestro, una ONG creada para "impulsar una cultura que valore y reconozca justamente a los profesores".
Hasta Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación en funciones, ha salido este miércoles para pedir que "todos reflexionemos sobre la necesidad de que la sociedad en su conjunto reconozca el trabajo de nuestros maestros y profesores".
Los profesores pasan por una prolongada crisis de reputación. Según el CIS, la profesión docente está entre las 10 más valoradas por los españoles, pero sólo un 6,5% de la población animaría a su hijo a optar por esta carrera. El informe Talis de la OCDE apunta que el 95% de los profesores en España está satisfecho con su trabajo, pero sólo el 8% cree que su trabajo es valorado por la sociedad, cuando, en la media de los países, este porcentaje es del 31%.
A todo ello no ayudan los grupos de WhatsApp que han creado los padres para seguir en contacto después de clase y que a menudo sólo sirven para criticar al profesor. "Suelen ser una fuente de ruido que no beneficia en nada a la autonomía educativa de los alumnos y que genera tensiones y conflictos evitables entre los colegios y las familias", opina Úbeda, profesor asociado de Historia de la Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.
Úbeda también cree que "las campañas antideberes", como la que ha lanzado la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), "vuelven a cargar las culpas sobre las espaldas de los docentes y hacen más grande la brecha existente entre los profesionales y las familias".
"En ningún caso hay estudio alguno que pruebe que los deberes sean nocivos", sostiene Úbeda. "¿Para cuándo las familias van a proponer un boicot a los horarios de tarde de sus empresas, o a las reuniones a deshora?", plantea.
¿Realmente era necesario crear una fundación para empoderar a los docentes? "Nuestra propuesta consiste en ayudar a que los profesores creen redes de conocimiento educativo que les ayuden en su ejercicio profesional y que les permitan reconocerse a sí mismos como los expertos profesionales en educación escolar que son", indica Úbeda. Para ello, organizan encuentros entre maestros en los que se intercambian prácticas y experiencia.
EL MUNDO, Miércoles 5 de octubre de 2016

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