Ir al contenido principal

Niños que desafían a los adultos, ¿dónde está el límite?

ÚRSULA PERONA
Los niños nos desafían a menudo, sobre todo entre los 6 años y la adolescencia, pero este tira y afloja es normal y no tiene que ser un problema llevándolo con calma, determinación y haciéndoles respetar los límites establecidos. Sin embargo, existe un trastorno de conducta que sí puede llegar a ser un problema para el niño y para la familia y que se debe tratar adecuadamente. Se llama trastorno negativista desafiante y se caracteriza por la aparición frecuente de cuatro o más de estos comportamientos:
  • Accesos de cólera
  • Discusiones con adultos
  • Desafiar o negarse a cumplir órdenes o mandatos
  • Llevar a cabo deliberadamente actos para molestar a otras personas
  • Acusar a otros de errores propios o problemas de comportamiento
  • Ser quisquilloso o irritable
  • Mostrarse iracundo o resentido
  • Conductas agresivas hacia personas, destrucción de objetos o autolesiones
Cómo sabéis todos lo niños y adolescentes pueden presentar estas conductas alguna vez. Esporádicamente no suponen un problema, pero cuando se convierten en la forma habitual de relacionarse con el niño, empiezan a ocasionar graves problemas a él y a la familia.
Para poder hacer el diagnóstico, estos comportamientos deben producir un deterioro significativo en la actividad social, la vida familiar, académica o laboral.
¿Qué significa esto? Que la conducta del niño tiene consecuencias serias en todos los ámbitos de su vida. Las consecuencias de su comportamiento desafiante y oposicionista, convierten la convivencia en un infierno. Puede que los padres se sientan desbordados, superados y con serias dificultades para poner límites y hacer cumplir normas.
En el colegio también aparecen los problemas. El niño con este trastorno, desafía sistemáticamente a las figuras de autoridad. Y es renuente a recibir órdenes o imposiciones. Por lo general hay un rendimiento académico bajo.

Características de los niños y jóvenes con este trastorno

  • Son tercos, resistentes a órdenes y compromisos. No ceden ni negocian.
  • Buscan constantemente hasta qué límites pueden llegar en el trato con el adulto.
  • Interfieren significativamente en el aprendizaje y ajuste escolar.
  • Tienen baja o excesiva autoestima, labilidad emocional, baja tolerancia a la frustración, vocabulario soez y pueden iniciar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas precozmente.
  • Este trastorno presenta una alta comorbilidad con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

¿Qué causa este trastorno de conducta?

Como en casi todos los trastornos psicológicos, el origen es multicausal. Esto significa que no hay una sola causa que produzca su aparición, sino que es la suma de varios factores los que favorecen su desarrollo.
En primer lugar hay factores biológicos, relacionados con la neurología. Hay determinadas sustancias en nuestro cerebro que modulan nuestras emociones y conductas. A veces un déficit de estos neurotransmisores está implicado.
Puede haber también factores de desarrollo, como dificultades para separarse de las figuras de apego y desarrollar la autonomía.
Los factores de aprendizaje también juegan un papel importante: el niño aprende que con sus conductas disruptivas y desafiantes acapara la atención, el tiempo y la preocupación de padres y figuras de autoridad.
También está muy relacionado con la presencia de conflictos conyugales graves como separación o divorcio. Y por supuesto con el estilo educativo parental, generalmente un estilo educativo muy permisivo.
Este trastorno afecta a entre un 2 y un 16% de la población escolar.
En un importante porcentaje de casos, si no se da el apoyo y tratamiento necesario, el trastorno puede evolucionar en la adolescencia a Trastorno Disocial, mucho más grave y desadaptativo, caracterizado por un comportamiento antisocial: robos, hurtos, delicuencia, adicciones... Por eso, es muy importante, consultar con un especialista si se detectan de manera frecuente comportamientos asociados a este trastorno.
EL MUNDO, 20/10/2016

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com