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"Algunos se pasan de padres y madres"

LAURA PERAITA
María Jesús Álava Reyes, psicóloga y directora del gabinete psicológico Álava Reyes, asegura que el propósito de los padres es que sus hijos sean felices. Pese a ello, se hace la siguiente pregunta: ¿Por qué los jóvenes de 18 a 30 años que acuden a nuestra consulta no se sienten demasiado felices y que necesitan sentirse más queridos?
«La respuesta es que no son felices porque sus progenitores se pasan de ser padres y madres, les han sobreprotegido tanto que, en vez de hacerles más felices, han logrado el efecto contrario», aseguró en su ponencia durante las jornadas Gestionando Hijos.
Pero, ¿por qué existe esta gran tendencia a sobreprotegerles? En primer lugar, tal y como destaca Álava Reyes, se debe a que los padres están muy ocupados con otras tareas, fundamentalmente laborales, y tienen sentimiento de culpa. «Aunque se tenga poco tiempo por las obligaciones con el trabajo, el cuidado de un familiar enfermo..., hay que aprovechar el fin de semana y los ratos que estemos en casa para centrarnos en los hijos y escucharles y establecer una buena comunicación con ellos».
Otro de los problemas es no dejar que los hijos realicen tareas para las que están preparados. «Los padres satisfacen las necesidades de sus hijos en exceso con el pretexto de no dejarles que se frusten ni que sufran. Como consecuencia no desarrollarán ciertas habilidades para saber enfrentarse a situaciones difíciles de la vida, serán vulnerables, no sabrán decir que no, serán inseguros...».
Para evitar sobreprotegerles, esta psicóloga aporta una serie de ideas útiles para los padres en relación a sus hijos:
Dejar que se enfrente a las dificultades, empezando por pequeñas cosas.
Enseñarle a pensar por sí mismo.
—Permitir que haga ciertas actividades y que los padres no estén encima de ellos vigilando por si se hace daño.
—Crear un ambiente favorable para que aumente su autonomía. No hacerles las cosas aunque tarden más tiempo en terminar.
—Favorecer su valor del esfuerzo, la constancia y el tesón. «Estamos en la cultura de que todo se regala. Las personas se sienten más felices y satisfechas al conseguir algo tras un esfuerzo. Así se consigue que se valoren las cosas».
Ponerles pequeños retos. Desde edad muy temprana, por ejemplo, también deben aprender a jugar solos.
En este intento por lograr evitar la sobreprotección, María Jesús Álava Reyes reconoce que los padres caen en muchos errores. Estos son los más comunes a evitar:
Intervenir en cuanto tienen el más mínimo problema. Ellos son los que deben aprender a superar las situaciones incómodas que se les presenten. Si los padres se presentan como los salvadores, los pequeños no sabrán generar sus propios recursos y serán siempre personas dependientes.
— No darles de comer, cuando tengan edad para saber hacerlo solos.
— No vestirles. Ellos tardarán más, pero saben hacerlo.
Por último, recomienda que para acompañar a un hijo y enseñarle a frustrarse es importante que «cuando se sienta mal por no conseguir algo, animarle y aplaudirle para que se esfuerce la próxima vez en conseguirlo. Es fundamental que el niño sepa perdonarse por sus fallos y quererse por sus esfuerzos, no por sus méritos, que llegarán después».
ABC, Martes 16 de diciembre de 2014

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