JORGE DOTTO
Médico, patólogo y genetista
Desde que nace el ser humano, se alimenta con leche, y según las
recomendaciones de las sociedades de pediatría a nivel mundial, es bueno
hacerlo hasta el año de edad. Si no se puede seguir amamantando por
temas laborales o personales, tampoco la mujer debe sentirse culpable.
La mayoría no puede hacerlo, es muy entendible, y no es grave. ¿Sabías
que tomar leche en exceso aumenta la mortalidad? Yo tampoco, y a mí
también me sorprendió este dato.
¿Consumís leche todos los días?
¿Pensáis que si tomáis más cantidad de leche es mejor para tu salud?
Cuidado, recientemente se publicó un estudio científico que demuestra
que la leche aumenta el riesgo de fracturas y la mortalidad en general.
Desde que somos chicos siempre nos han dicho que es buenísimo y
muy saludable tomar leche y consumir productos lácteos como el queso y
el yogurt. En la mayoría de los hogares, es muy frecuente que las
familias consuman, en el desayuno y a la tarde, café, mate, o té, y
generalmente se acompaña con leche.
Como es el primer alimento
que uno conoce y consume, no parecería ser un planteamiento válido
sospechar que la leche es realmente sana. O sea, la mayoría no pondría
en duda este hábito de la vida cotidiana, y hasta un pilar central de las recomendaciones nutricionales, siempre formando parte de la característica pirámide de la dieta.
Desde
que las mujeres son jóvenes, se les recomienda un alto consumo de
lácteos para fortalecer el desarrollo de sus huesos. También en la etapa
de la menopausia ayudaría, supuestamente, a prevenir las fracturas
causadas por la osteoporosis, ya que la leche contiene especialmente
calcio y vitamina D. Esta idea, que se difundió y recomendó durante
décadas, ahora es puesta en duda por un grupo de investigadores suecos
pertenecientes a las Universidades de Uppsala y el Instituto Karolinska,
entidad que entrega el Premio Nobel de Medicina.
El estudio, que se publicó el 28 de octubre de 2014 en la prestigiosa revista British Medical Journal,
analizó a más de 106.000 personas (61.433 mujeres y 45.339 hombres) en
Suecia, las cuales respondieron un formulario que incluía 96 alimentos y
bebidas. El promedio de seguimiento del grupo de mujeres fue 20.1 años,
y el de los hombres, 11.2 años.
Durante los 20 años de
seguimiento, murieron 15.541 mujeres y 17.252 tuvieron una fractura. Los
resultados fueron sorprendentes. Cuando las mujeres tomaban mayor
cantidad de leche (1 vaso equivale a 200 ml), no se demostró una
disminución en el riesgo de fracturas. Las mujeres que tomaron 3 o más
vasos de leche (promedio 680 ml) por día tenían mayor riesgo de
mortalidad que las mujeres que tomaron menos de un vaso de leche por día
(promedio de 60 ml), una dosis estándar si se toma sola o acompañando
con otras bebidas como el café, té o mate cocido.
En cuanto al
grupo masculino, después de 11 años de seguimiento se identificaron
10.112 personas fallecidas y 5.066 sufrieron fracturas. Los hombres
también tuvieron mayor riesgo de mortalidad y fracturas cuando tomaron
leche en exceso, pero en menor proporción que las mujeres.
Lo
interesante a nivel genético-molecular es que se identificó la
asociación de la ingesta de leche con la activación de 2 biomarcadores,
8-iso-PGF2α y la interleucina 6 (gen IL6), que forman parte del estrés
oxidativo y el proceso de la inflamación, respectivamente. La leche
activaría un mecanismo celular llamado estrés oxidativo que, si es muy
severo, puede causar la muerte celular y, por ende, a mayor escala, la
muerte de tejido. Y, como vimos a largo plazo, la muerte de una persona.
Según este estudio, no habría el mismo resultado negativo con la
ingesta de productos lácteos como el queso y yogurt.
A su vez, la
leche contiene un tipo de azúcar llamado galactosa. Esta sustancia
química se absorbe en el intestino, y luego en el hígado ("el
laboratorio del cuerpo"), y se convierte en otro tipo de azúcar,
glucosa, la cual es utilizada como energía por las células y tejidos.
Según este estudio y algunas observaciones anteriores, se ha demostrado
que la galactosa estimularía el envejecimiento causando una menor
expectativa de vida a través de la activación del estrés oxidativo.
Se
demostró que una inyección subcutánea de 100 mg/kg de galactosa acelera
el envejecimiento en ratones. Este valor es equivalente a 6-10 g en los
seres humanos y corresponde a 1-2 vasos de leche. También el otro
azúcar presente, la lactosa, se ha asociado con un mayor riesgo de
infarto cardíaco.
Es importante aclarar que la leche materna es
saludable para los bebes, y que la mayoría de las personas que toman
leche no estarían afectadas por su ingesta. Sólo las que la toman en
exceso, lo que equivale a 3 o más vasos de leche por día.
Este
estudio tiene algunas limitaciones, como no distinguir entre leche
entera y descremada. También sabemos que es complejo cuantificar
porciones en la dieta; ambos factores deberían analizarse en
investigaciones posteriores.
Pero claramente se cuestiona el rol
que cumple la leche en la dieta, por lo que deberíamos analizar
profundamente este efecto: equipos de investigación a nivel mundial
tienen que confirmar definitivamente si este producto de origen animal
aumenta la mortalidad en los seres humanos.
THE HUFFINGTON POST, Jueves 4 de diciembre de 2014
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