ABC / MADRID
La gripe y el resfriado común son
infecciones víricas respiratorias frecuentes, con síntomas y signos
comunes, aunque lo habitual es que la gripe se inicie de forma más
brusca y se manifieste inicialmente como enfermedad más severa (fiebre
superior a 38,5ºC, temblores y escalofríos, malestar general y cefalea,
dolor de garganta, vómitos y dolor abdominal, además de tos frecuente y
persistente). En el resfriado, por el contrario, la afectación está más
localizada en las vías respiratorias superiores (obstrucción y mucosidad
nasal, estornudos, tos escasa) y suele presentarse con menor elevación
de la temperatura. «La gripe suele ocurrir de forma epidémica una vez
por temporada, mientras que un niño en edad escolar o de guardería puede
sufrir de 3 a 8 resfriados a lo largo de todo el año, con más
frecuencia en los meses fríos» comenta Venancio Martínez, presidente de
los pediatras de Atención Primaria (SEPEAP).
Ambas infecciones son altamente contagiosas, especialmente entre personas que conviven en espacios cerrados,
como puede ser el caso de los niños que pasan horas juntos en clase. Se
transmiten por inhalación de gotitas de secreciones respiratorias
suspendidas en el aire o al entrar en contacto directo con objetos que
contienen estas secreciones, como pinturas, lapiceros, juegos de piezas o
cubiertos compartidos durante el momento de la comida. El contacto a
través de las manos se considera también una vía importante de
transmisión de la enfermedad.
En la prevención de ambas infecciones debe darse
importancia a las medidas higiénicas, fundamentalmente el lavado de
manos y la evitación del contacto directo con el individuo infectado. En
el caso de la gripe, la principal estrategia de prevención –claramente
eficaz y rentable- es la vacunación anual. Se recomienda vacunar de la gripe a los niños mayores de 6 meses con ciertas enfermedades crónicas y condiciones de riesgo (asma,
enfermedades metabólicas, entre ellas la diabetes, enfermedades
cardiovasculares, neuromusculares, y obesidad mórbida, trastornos que
afecten a la respuesta inmune, síndrome de Down
y consumo prolongado de aspirina) y a los convivientes (niños o
adultos) con personas pertenecientes a alguno de los grupo de riesgo.
Por encima de los 6 meses también se podría vacunar a los niños sanos
cuando así lo decidan los padres o lo recomiende su pediatra.
Algunas de las complicaciones posibles de la gripe y de los
catarros prolongados son la sinusitis, la crisis de asma, la otitis y
la neumonía. El doctor Venancio Martínez recomienda que se lleve al niño al pediatra con fiebre y síntomas gripales en las siguientes circunstancias:
1. Si la fiebre persiste más de 3 días a pesar de la administración de antitérmicos, aunque siempre ha de investigarse si estos han sido dosificados de forma adecuada según el peso del niño (no la edad).
2. Presenta dificultad respiratoria que no mejora tras los lavados nasales, tos persistente o en aumento.
3. Dolor de oído.
4. Sensación de enfermedad grave: afectado en su estado general, apático o letárgico.
5. Si vomita repetidamente, rechaza el consumo de líquidos o presenta algún signo de deshidratación.
6. Ante una crisis cerebral febril o cualquier otra manifestación neurológica.
7. En cualquier caso que presente fiebre elevada y desconozcamos la causa.
En cuanto a las medidas terapéuticas, si recomendamos el
aporte adecuado de líquidos y la humidificación ambiental ayudaremos a
prevenir la deshidratación y a facilitar la eliminación de secreciones;
además, en los más pequeños los lavados nasales con aspiración de moco
permiten una respiración cómoda y acortan la duración del proceso. Pero
es el tratamiento sintomático el que se justifica en todos los casos,
especialmente evitando o disminuyendo la fiebre, aliviando el malestar
general y la cefalea. Para ello, tanto el ibuprofeno como el paracetamol son
seguros y eficaces. Se recomienda evitar el consumo de aspirina en
niños o adolescentes durante episodios febriles que pudieran ser
causados por el virus de la gripe, fundamentalmente porque se ha
relacionado con la enfermedad de Reye, una situación rara que ocurre
casi exclusivamente en menores de 18 años y causa daños hepático y
cerebral severos. La tos es un mecanismo de defensa de la vía
respiratoria que puede ser molesto y frecuentemente preocupa a los
padres, aunque su tratamiento no siempre es necesario.
El tratamiento etiológico de la gripe con antivirales
tiene unas indicaciones muy restrictivas y apenas se utiliza. Y siempre
deberemos insistir en que los antibióticos no aportan ningún efecto
beneficioso en el manejo de estas infecciones y que su consumo resulta
perjudicial, tanto por sus posibles efectos adversos como por la
selección de gérmenes resistentes frente a los mismos; sólo serán
eficaces en el tratamiento de las sobreinfecciones bacterianas que
pueden aparecer en el curso de la enfermedad.
ABC, 28/11/2014
Comentarios
Publicar un comentario