¿Sabías que la miga del pan engorda menos que la corteza? ¿Qué se pueden tomar más de tres huevos a la semana?... FIAB destierra falsas creencias en algunos alimentos básicos
1. LECHE PARA TODAS LAS EDADES
Carolina Muro, directora del departamento de Nutrición de FIAB (Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas), lamenta que las falsas creencias sobre ciertos alimentos, sobre todo los que son básicos, pongan en riesgo una dieta equilibrada.
Pero, ¿por qué hay tantos falsos mitos e informaciones contradictorias?
«La ciencia de la nutrición es muy reciente, solo tiene 50 años y esto
hace que la sociedad haya mantenido creencias que hasta entonces solo
eran eso, creeencias. Sin embargo, —explica a ABC—, ahora contamos con
conocimientos científicos que nos demuestran que alimentos que se
consideraban perjudiciales, no lo son. Lo importante es que la sociedad se fíe de organismos e insituciones como la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición que depende del Ministerio de Sanidad».
Esta experta añade que es fundamental que el consumidor
esté bien informado «para que su elección de compra sea más rigurosa y
la más adecuada para su buena salud». Este es el motivo por el que han
puesto en marcha la campaña «Licencia para comer» que destierra, los siguientes mitos:
Para todas las edades
La leche es uno de los alimentos más completos que tenemos a nuestro alcance, pero al mismo tiempo es uno de los principales caballos de batalla por desterrar dentro
de las falsos mitos relacionados con la nutrición, puesto que en torno a
ella giran multitud de sospechas y supuestas verdades que limitan y
modifican sus recomendaciones de consumo.
Uno de los falsos mitos socialmente más aceptados es que el porcentaje de intolerantes a la lactosa ha ido incrementándose en los últimos años. Sin embargo, los últimos estudios indican que sólo el 15% de la población
presenta algún tipo de trastorno en relación al consumo de lácteos,
según la Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España (ADILAC), un
problema ligado fundamentalmente a la carencia de la enzima lactasa que
absorbe los hidratos de carbono de la leche. Esta carencia de los
intolerantes a la lactosa es lo que les provoca trastornos
gastrointestinales.
Por una cuestión genética, la intolerancia a la lactosa no afecta igual a todos los países. La doctora Manuela Juárez,
profesora honorífica del Instituto de Investigación en Ciencias de la
Alimentación del CSIC, explica que «por cuestiones genéticas y en menor
grado, por disminuir el consumo de leche desde la infancia, se registra
un bajo nivel de intolerancia, por ejemplo, en los países de Europa del
Norte», en España esta patología afecta a un mínimo porcentaje de la población. Por el contrario, en Asia el número de personas intolerantes es mayor.
No obstante, la industria ha ido adaptándose a las
necesidades de los consumidores y, en particular, a las de los
intolerantes a la lactosa poniendo a su disposición productos
específicos como yogures, quesos o la leche sin lactosa, que mantiene
todas las propiedades de este alimento.
También es importante desterrar la creencia de que la leche es solo un alimento para la edad infantil
y que, una vez acabada la fase de lactancia, no es necesario continuar
consumiéndola. «Es habitual recurrir a argumentos como que el resto de
mamíferos no toman leche tras la lactancia materna, que los humanos
somos los únicos que beben leche de otra especie animal o que contiene
mucha grasa. Sin embargo, la leche presenta una amplia gama de nutrientes con
un papel fundamental en la dieta a la composición en aminoácidos y su
biodisponibilidad se considera de alta calidad», explica Carolina Muro,
directora de la Unidad de Nutrición de FIAB.
2. COMEMOS MENOS PAN DE LO QUE RECOMIENDA LA OMS
Son muchas las personas que deciden eliminar el pan de su dieta diaria para mantener los kilos a raya, una decisión que viene provocada principalmente por la falsa creencia de
que el pan es un alimento que engorda por sí mismo. Así, el consumo de
pan en nuestro país, que se sitúa alrededor de los 150 gramos, está muy
por debajo de las cantidades recomendadas por la Organización Mundial de
la Salud (OMS), que oscila entre los 220 y los 250 gramos diarios.
«Ningún alimento engorda o adelgaza por
sí mismo, y el pan no es la excepción. Lo que hace que aumentemos de
peso es consumir más calorías de las que gastamos», explica la doctora
Beatriz Navia, profesora titular del departamento de Nutrición de la
Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, quien
incide en la importancia del pan en una dieta equilibrada y variada. «El
pan debe formar parte de nuestras vidas y es un producto indispensable
en una alimentación equilibrada y variada».
Y es que, incluso cuando queremos adelgazar, los expertos
insisten en que no es necesario eliminar el pan de la alimentación
diaria. «La forma más saludable de perder peso es con una dieta hipocalórica, variada y equilibrada,
con la cantidad adecuada de proteínas, hidratos de carbono y grasas,
reduciendo las raciones, pero manteniendo las proporciones y acompañada
de ejercicio físico», esgrime la experta. Además, añade, «el pan,
especialmente el integral, contiene una cantidad importante de fibra,
que posee un efecto saciante, al tiempo que reduce la absorción de grasas.
También hay estudios que indican que incluir el pan en las dietas
hipocalóricas favorecen su seguimiento y reduce la tasa de abandono».
3. LOS ZUMOS PREVIENEN LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Los zumos de frutas desempeñan un papel fundamental dentro
de una dieta sana y equilibrada, ya que un vaso al día representa una de
las cinco raciones diarias de fruta y verdura que
recomienda la OMS, al tiempo que contempla numerosos efectos
beneficiosos tanto para el mantenimiento de la salud como para la
prevención de distintas enfermedades como las cardiovasculares y en los
procesos degenerativos.
Existe la creencia de que los zumos que están a nuestra
disposición en los puntos de venta tienen azúcares añadidos, pero lo
cierto es que la nueva legislación no permite la adición de azúcar a
ninguno de los zumos comercializados en España. «Los zumos contienen
los azúcares que se encuentran presentes en la fruta de la que proceden,
por lo que al ingerirlo, tomamos la misma cantidad de azúcar que
consumiríamos con la pieza de fruta tal cual», explica la doctora Lucía
Bultó, nutricionista y especialista en educación alimentaria.
«El zumo de frutas es un productos obtenido por
procedimientos mecánicos o físicos habituales y en ellos no se pueden
añadir otros azúcares más que los de la propia fruta. El zumo de frutas a
partir de concentrado es un producto que se obtiene al reconstruir con agua el zumo de frutas previamente concentrado. El néctar, por su parte, incluye azúcar, miel y a veces edulcorantes artificiales», argumenta la doctora Bultó.
El zumo cuenta con una serie de propiedades nutricionales
muy beneficiosas, sobre todo para aquellas personas que por
accesibilidad o incluso por pereza de comprar o pelar la fruta no llegan
a las recomendaciones de dos o tres frutas al día, que son las
recomendaciones que hacen los expertos. En opinión de Carolina Muro, directora de la Unidad de Nutrición de FIAB,
«la mayoría de sus efectos beneficiosos para la salud derivan de su
acción antioxidante, que contribuyen a mantenernos hidratados y solo se
manifiestan a largo plazo, cuando se consumen como parte de unos hábitos
alimentarios saludables».
¿Les es familiar la creencia de que debemos consumir como máximo tres huevos a la semana
para prevenir el aumento de colesterol? Éste es uno de los falsos mitos
más arraigados entre la población española y que desde el ámbito
científico desmienten rotundamente, al afirmar que incluso consumiendo
un huevo cada día no existe un mayor riesgo cardiovascular, según explica la doctora Aránzazu Aparicio, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
El mito de que el huevo aumenta el colesterol procede de la creencia surgida en los años 70 que
defendía que la ingesta de huevos podía aumentar el riesgo
cardiovascular al incrementar los niveles de colesterol en sangre. «Los
huevos aportan varios nutrientes y otros compuestos como los
fosfolípidos, entre los que se encuentra la lecitina, que nos podrían
ayudar a disminuir la absorción intestinal del colesterol reduciendo así
el riesgo de enfermedad cardiovascular», comenta la profesora Aparicio.
Otra de las leyendas extendidas es que existen diferencias nutricionales entre los huevos blancos y morenos.
No obstante, la diferencia de color viene determinada sólo por la raza
de la gallina y nada tiene que ver con su calidad, sabor y su valor
nutricional.
Uno de los hábitos más arraigados en la cultura española es quedar a tomar una caña,
pero son muchos los que consideran que esta costumbre provoca la
aparición de la llamada tripa cervecera. Sin embargo, para los expertos este tipo de barriga no existe,
sino que el aumento de grasa abdominal se debe principalmente a una
alimentación desequilibrada y a un estilo de vida más sedentario de lo
recomendable.
Jesús Román, presidente de la Fundación Alimentación Saludable, explica que «la aparición de tripa es un reflejo de obesidad y
ésta se produce por un desequilibrio energético. Es decir, consumimos
muchas más calorías que las que gastamos o hacemos muy poco ejercicio
físico. No se debe en ningún caso a ningún alimento en concreto y, desde
luego, no es debido al consumo de cerveza, sino a que llevamos una vida sedentaria».
La tradicional caña de 200 mililitros contiene alrededor de 90 Kcal,
por lo que no supone una gran aportación calórica teniendo en cuenta
que una persona adulta debe consumir en condiciones normales entre 2.000
y 2.500 Kcal al día. Esa caña contiene por tanto menos de un 5% de la
energía total del día. Por su parte, la cerveza sin alcohol se sitúa en
los últimos puestos del ranking calórico, y en el caso de las cervezas 0,0 éstas no aportan ni una sola caloría. Los datos refrendan así que culpabilizar a la cerveza del aumento de la obesidad es ciertamente injusto.
Precisamente por la creencia generalizada de que el consumo
de cerveza engorda, la FIAB ha querido desterrar este falso mito con
datos científicamente testados como parte de la campaña «Licencia para
comer».
ABC, Martes 2 de diciembre de 2014
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