L.P.
Llegaron las ansiadas vacaciones de los niños.
Quedan por delante muchos días de descanso y ocio. Una nueva
oportunidad para disfrutar de los hijos y del tiempo en familia. Sin
embargo, hay ocasiones en las que los padres se sienten desorientados en
cómo aprovechar todo el tiempo que tienen por delante para sacarle el
máximo partido con sus hijos.
Marina Escalona, presidenta y fundadora de «Aprendemos todos» destaca cinco sencillos pasos para disfrutar junto a los pequeños de la casa:
1) Asamblea familiar de necesidades y sentimientos:
Muchas veces damos por supuesto que los niños tienen que obedecer o
hacer ciertas cosas por el hecho de ser menores y estar a nuestro cargo,
dándoles un escaso o nulo papel en las decisiones que organizan lo
cotidiano. Una asamblea familiar es un magnífico recurso para darles la
oportunidad de participar activamente en ello. Es importante recoger en
dicha asamblea cuáles son las necesidades que unos y otros tenemos y como nos sentimos cuando no son atendidas:
Nosotros queremos descansar:
Pasear, dormir más, leer un libro sin ser interrumpido mil veces y no
perder los nervios por tener que estar a cargo de un orden y limpieza
que debe estar en manos de todos. Debemos transmitirles que los límites
que les ponemos de horarios, orden y demás, no son un capricho sino que
los necesitamos para sentir que los cuidamos y así sentirnos bien como
padres.
Ellos jugar, correr, ¿y?
¿Cuántas cosas necesitan ellos que no conocemos? ¿Cuáles son y cómo se
sienten cuando no son atendidas? Muéstrate abierto y curioso a sus
demandas. Se generoso y házselo saber.
La casa y el entorno también tienen unas necesidades que
deben ser atendidas para que todos estemos a gusto. Queremos hacer a
los niños responsables pero solo ponemos énfasis en sus estudios. Las
tareas domésticas sencillas, que cada niño puede desempeñar en función
de su edad, son una magnifica oportunidad para que éste aprenda esta
responsabilidad, pues recoge inmediatamente el beneficio de su trabajo,
algo realmente gratificante si sabemos valorárselo.
Una vez que hemos hecho «visibles» todas las necesidades que nos llevan a sentirnos mejor, desde www.aprendemostodos.com recomiendan pactar poco a poco cuándo y cómo van a ser atendidas, buscando el compromiso firme cada uno de
los que la forman. «Es decisivo que nosotros seamos los primeros en ser
firmes cumplidores de nuestros acuerdos, si no ellos ya nunca le darán
valor a la asamblea y habremos perdido su enorme valor —aseguran—. ¡Ah!
No te olvides de nombrar a uno de tus hijos moderador de dicha asamblea.
Tan poderoso cargo debe ser rotatorio para que todos se entrenen en ser
justos y moderados, asignando turnos de palabra y poniendo calma cuando
las energías se alteran un poco. Haz tantas asambleas como sea
necesario para hacer los ajustes que vayan surgiendo.
2) Un tiempo sin deberes:
Los niños tienen agendas apretadas de mil actividades y largas horas de
deberes durante el año. Si los padres no nos llevamos trabajo a
nuestras vacaciones, ¿por qué llenamos su descanso de cuadernillos de
tareas? Déjales que vuelvan a colegio con «hambre» de aprender y hacer.
También para nosotros es una regalo liberarnos de ese rutinario control,
con la tensión que genera para toda la familia. Redúcelos al máximo.
3) Conexión por delante de educación:
Puede que esto te sorprenda de entrada y te preguntes ¿Qué hay más
importante como padre que educar? Tú mismo vas a responderlo. Seguro que
en tu trabajo haces las cosas de buen grado si la persona que te las
pide te conoce, sabe cómo eres, te atiende y motiva para que saques lo
mejor de ti y te lleva a conectar con la tarea, no desde la imposición,
sino desde el valor. Con nuestros hijos pasa lo mismo. Educarles será mucho más fácil si estamos conectados con
su forma de ser, necesidades, emociones, lo que les pesa, les inquieta,
les duele, les asusta, etc. Si estás dispuesto a ver al ser humano que
tienes delante, más allá de las expectativas que tienes de él como
padre; si primas el descubrir quien es, en lugar de lo que tu quieres
que llegue a ser, será mucho más fácil recorrer el camino juntos.
4) Confía: Vivimos
inquietos en la incertidumbre de si nuestros hijos llegarán a responder
a todas las demandas que la sociedad pide hoy en día, que cada vez son
más. Confía en que tu hijo tiene en cada momento de su vida todos los
recursos necesarios para salir adelante. Así no los haremos inválidos a
base de seguir su pasos milimétricamente y disfrutaremos más de
acompañarlos en este viaje.
5) Disfruta: La
palabra disfrutar viene de dis (sin) fruto (beneficio, consecuencia,
recompensa, etc.), es decir, hacer cosas por el placer de hacerlas, sin
que haya un beneficio o recompensa externa por ello. Nos pasamos el año
buscando la productividad y rentabilidad de todo lo que nos ocupa. Las
vacaciones son más que nunca una bonita oportunidad para hacer cosas
improductivas y conectadas únicamente con la alegría de hacerlas. Los
niños son grandes maestros en esto.
ABC, 5/08/2014
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