CLARA MARÍN / MADRID
La imagen que tenemos del empollón, un joven escondido detrás de unas
gafas, es ahora refrendada por la ciencia que confirma que la miopía va
aumentando a medida que se van subiendo peldaños en el sistema
educativo.
Un estudio, realizado por investigadores del departamento de
Oftalmología de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia
(Alemania), ha evaluado a 4.685 personas, hombres y mujeres, de entre 35
y 74 años, para ver qué relación existe entre el nivel educativo y la
miopía.
Según los resultados, parece que este trastorno visual es más
frecuente entre aquellas personas que han cursado estudios
universitarios. Así, un 53% de quienes habían cursado una carrera sufría miopía, frente al 34,8% que sólo hizo estudios de secundaria
y al 34,7% que se quedó en la educación primaria. La investigación se
ha hecho con datos del sistema escolar alemán, más complejo y con más
fases que el español, pero sus resultados son igualmente aplicables a
otros sistemas educativos.
La miopía es un trastorno complejo con un gran impacto médico y
económico en quienes la sufren. En los casos más graves, esta dolencia
puede derivar en desprendimientos de retina, cataratas o glaucomas. Una
de las novedades que plantea este estudio es preguntarse qué es más
importante a la hora del desarrollo de esta enfermedad si la carga
genética que una persona hereda o, si por el contrario, influye más su
estilo de vida.
"El factor genético es importante, pero juega un papel mucho menor que el ambiental",
explica a EL MUNDO el doctor Alizera Mirshashi, autor del estudio
publicado en la revista de la Academia Americana de Oftalmología. Este
experto señala que por factores ambientales se entiende el tiempo que
pasa la persona al aire libre o en casa, su nivel educativo, su
inteligencia o si vive en un medio rural o urbano.
Sin embargo, el profesor Luis Fernández-Vega, presidente de la
Sociedad Española de Oftalmología, no se atreve a dilucidar cuál de los
dos aspectos tiene más carga en el desarrollo de la miopía. "Es muy
difícil saber si es más importante la genética o el ambiente. Está claro
que la herencia autosómica tiene un valor importante en cuanto a la
aparición de este trastorno, pero quizá una vez que ésta se ha empezado a
desarrollar por herencia, se incrementa más en aquellas personas que
hacen un mayor esfuerzo de visión próxima", señala. Porque quienes pasan muchas horas estudiando, o simplemente leyendo, deben hacer un esfuerzo visual cercano más grande, y este trabajo extra es el que hace que vaya aumentando la miopía, sobre todo en la edad juvenil.
Tal y como explica Fernández-Vega, esta asociación entre miopía y
nivel educativo se ve de forma muy clara entre las personas que
opositan, las cuales empiezan a estudiar con un nivel de miopía menor
del que tendrán cuando aprueben la oposición. Es por esto que a a
quienes tienen miopía no se les aconseja operarse mientras sigan
estudiando. "Para pasar por el quirófano la edad mínima son 20
años, pero si se está en pleno proceso de estudio recomendamos esperar a
que ya esté estable la miopía", concluye el doctor.
EL MUNDO, Martes 19 de agosto de 2014
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