Ir al contenido principal

Nadar antes que andar

GALIANA LEGORBURU
El crecimiento de un niño, desde que nace hasta que empieza a tener independencia, es una carrera de fondo. Todo lo que va haciendo a lo largo de su vida tiene, de alguna manera, sus repercusiones en el futuro. Por eso, muchos padres se esfuerzan en estimular las capacidades de sus hijos desde que son muy pequeños, con actividades como la matronatación.
¿En qué consiste? Es una actividad acuática en la que los padres juegan con sus bebés en el agua, potenciando en ellos movimientos que aún no están preparados para realizar sobre el suelo. Además, los pequeños se familiarizan con este nuevo medio mientras disfrutan de una experiencia divertida, y lo más importante: compartida.
Un bebé que comienza a dar sus primeros chapoteos en el agua, directa e indirectamente está aprendiendo. Sus músculos cogen fuerza y movilidad, y eso implica que puedan desarrollar correctamente sus habilidades psicomotrices (andar, gatear....).
Equilibrio, coordinación y seguridad, son beneficios que los pequeños consiguen a través de este primer contacto con el agua. Y por si fuera poco, los niños que han vivido antes estas experiencias son más dados a aceptar el medio acuático a medida que se van haciendo mayores.
La experta en matronatación Laura Peist, explica que en esta práctica, el papel de los padres es fundamental. Ya que, advierte, es una actividad en la que ellos aprenden tanto como los bebés". Por eso es importante que sigan los siguientes consejos:
  1. No forzar al pequeño cuando sienta temor en algún movimiento o postura en el agua.
  2. Mantener una comunicación visual permanente para poder entender las necesidades del bebé.
  3. Empatizar con el niño y hacerle sentir seguro y acompañado.
  4. Tranquilizarle con un comportamiento calmado.
  5. Y, lo imprescindible, perder el miedo a meter al bebé en el agua. Laura asegura que "ese miedo puede tener efectos muy negativos en la experiencia acuática del niño".
Cuando los niños ya consiguen ser totalmente autónomos, sobre los cuatro años de edad, comienza la verdadera fase de aprender a nadar. Algo que les resultará mucho más sencillo gracias estos primeros contactos con el agua.
 
EL MUNDO, Lunes 11 de agosto de 2014
Imagen: Diego y su mamá 04/08/2014

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.