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Los piojos vuelven a las aulas

CARMEN FERNÁNDEZ
No sólo los niños vuelven a ocupar los colegios: los piojos, esos indeseables insectos que pueblan las cabezas de los más pequeños, también regresan a las aulas. Los piojos son insectos que viven entre los cabellos, tienen unos dos milímetros de longitud, son de color gris, no tienen alas; se alimentan de la sangre que chupan del cuero cabelludo al picar a las personas y se reproducen rápidamente.
Se calcula que cada hembra pone de cien a trescientos huevos, llamados liendres, que son de color blanco y están fuertemente adheridos a la base del pelo. Hacen falta de siete a diez días para que se incube el huevo y se desarrolle la larva.
Para prevenir este problema, es importante no esperar a que aparezcan los primeros casos de parasitación para actuar; los padres deben estar en alerta desde el principio del curso, observando minuciosa y periódicamente las cabezas de sus hijos y tratándolas, en caso necesario, de manera eficaz.
El síntoma principal de la parasitación es el picor del cuero cabelludo, ocasionado por la irritación de la saliva que el insecto deposita en la pequeña herida de la picadura que realiza para chupar la sangre con la que se alimenta. La irritación llega a ser tan intensa que, al rascarse, se pueden producir peladuras en la piel e infecciones bacterianas.

Conocer los síntomas

¿Cómo saber si el picor es un síntoma de la presencia del parásito? Hay que comprobar si hay liendres (se diferencian de la caspa y las escamas seborréicas en que tienen una brillantez nacarada y están adheridas a los cabellos, por lo que cuesta extraerlas) enganchadas en la base del cabello o bien, más raramente, se pueden identificar los piojos vivos.
Los expertos recomiendan revisar el cabello un mínimo de dos veces por semana, preferentemente detrás de las orejas y en la nuca, y hacerlo con ayuda de una lupa y bajo una buena iluminación.
El peligro de contagio es real y, al parecer, muy probable, porque se difunde fácilmente entre las personas en condiciones de estrecha convivencia como es el caso de los hogares, las escuelas o las guarderías.
Hay que evitar especialmente compartir peines, cepillos, adornos para el pelo, gorros, bufandas, toallas o pañuelos porque ésta es la principal vía de contagio (los piojos ni saltan ni vuelan). La transmisión es posible mientras haya insectos vivos en la persona infectada o en sus accesorios y hasta que se hayan eliminado todas las liendres.
Para prevenir el contagio, hay que peinar de manera cuidadosa el cabello dos o tres veces al día y, como medida higiénica general, lavar la cabeza con agua y jabón dos o tres veces a la semana, como mínimo.
El uso preventivo de productos insecticidas no se recomienda en personas no parasitadas. Además, si una persona descubre que tiene piojos, es necesario que lo comunique a quienes le rodean para que puedan comprobar si también tienen y extremar las medidas preventivas.
El tratamiento de los niños parasitados consiste en aplicar un preparado insecticida (se venden de varios tipos en las farmacias), siguiendo estrictamente las instrucciones de cada producto, las veces que sea necesario hasta acabar con todos los piojos.
Para eliminar las liendres basta con aclarar el cabello, después de lavarlo, con una mezcla de agua y vinagre y después pasar un peine de púas muy finas y sacarlas con los dedos.
Es evidente que también hay que limpiar de forma adecuada los peines y cepillos con el mismo preparado antiparasitario, y los artículos de ropa del afectado se pueden lavar con agua muy caliente.
Por otro lado, es importante que, en las escuelas, todos los alumnos parasitados sean tratados simultáneamente, ya que se pueden producir contagios entre niños afectados aún no tratados y niños ya tratados.

Cómo hacer frente a los piojos:

  • Utilizar un antiparasitario que contenga permethrin al 1 por ciento (mejor en crema o gel).
     
  • Aplicarlo durante 30 minutos con los cabellos secos antes del lavado con un champú normal y repetir la operación dos días seguidos por la noche.
     
  • Después del lavado, eliminar las liendres (con peine y a mano).
     
  • Lavar toda la ropa del afectado, la de su cama, muñecos de peluche, toallas, etcétera, en la lavadora, con detergente y el agua muy caliente.
     
  • Lavar con el mismo antiparasitario los peines y cepillos dejándolos en remojo durante una hora (tienen que ser propios y no compartirlos).
     
  • Realizar una nueva aplicación del tratamiento de dos noches a los siete o diez días de transcurrida la primera administración.

DEMEDICINA.COM, Agosto 2015

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