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Las vacaciones de verano suponen, por su duración, una ruptura en el
ritmo vital de los niños y una pérdida de la disciplina en los horarios,
la alimentación y las actividades escolares. Según explica Eugenio Fernández, especialista en endocrinología pediátrica de Hospital Quirón Sagrado Corazón, el retorno a la rutina escolar,
al igual que a los adultos la vuelta al trabajo, puede suponer un duro
trance para nuestros hijos, dependiendo, eso sí, de la personalidad de
cada uno. Por este motivo, los padres deben intentar que sea lo menos
traumática posible.
Es importante retomar el hábito de los
horarios de sueño y comidas de forma gradual, adelantando media hora
cada día la hora del despertar al menos una semana antes de que comience
la actividad en el colegio. De esta forma se irán adaptando a la nueva
agenda sin gran esfuerzo.
En
cuanto a los cambios en la alimentación, el doctor Fernández nos aporta
un decálogo de consejos que nos pueden ayudar a que el trance a la
rutina se haga de forma escalonada y llevadera para los pequeños:
1. No saltarse nunca el desayuno.
Así, comenzarán el día con energía y podrán tener un buen rendimiento,
tanto físico como intelectual. Se recomienda que consuman un bol de
leche (semidesnatada preferiblemente) con cereales no dulces y una pieza
de fruta.
2. Dormir ocho horas al día. Si no se descansa bien durante la noche, no habrá un provecho ideal a lo largo del día.
3. Realizar actividades recreativas
durante todo el año (al aire libre si es posible), pues así el niño
llegará a casa con hambre y será más fácil que se coma lo que se le
ponga en el plato.
4. Es trascendental que los padres prediquen
con el ejemplo. Si ellos no descansan bien, esto puede repercutir en los
pequeños; si no llevan unos correctos hábitos alimentarios, los niños
aprenderán a no seguirlos también. Es importante no utilizar los alimentos o los restaurantes de comida rápida para premiar o castigar el comportamiento.
5.
Elaborar un protocolo o unas pautas desde que el niño se levanta
(asearse la cara y las manos, vestirse, lavarse los dientes, desayunar…)
para fijar una rutina lo antes posible.
6. La
instauración de los hábitos alimentarios deberá hacerse de un modo
progresivo. Incorporar verduras y frutas en la dieta y retirar
paulatinamente los helados y las golosinas.
7. Disminuir la ingesta de refrescos y zumos azucarados.
8. Recurrir a piezas de fruta fresca si tienen hambre entre horas, ya que son una fuente de vitaminas y minerales.
9. Hacerles participar en la preparación de la comida, para que la vean atractiva y divertida.
EL CONFIDENCIAL, Jueves 10 de septiembre de 2015
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