LAURA TARDÓN
En la televisión, el móvil, las tabletas, los ordenadores... Estamos
rodeados de pantallas y ni siquiera los más pequeños se libran de ellas.
Aunque estos dispositivos electrónicos ofrecen muchas ventajas, también
acarrean algunos efectos no deseados. Un consorcio de investigadores de
la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha comprobado que los menores
más expuestos a esta tecnología tienen un peor rendimiento escolar.
Una razón más para tomarse en serio las recomendaciones que la
Academia Americana de Pediatría incluía en sus guías a finales de 2013.
Según esboza este documento, los niños no deberían permanecer delante de
una pantalla más de dos horas al día y, en el caso de los menores de
dos años, este tiempo debe ser inexistente. Numerosos estudios han
demostrado que el uso excesivo de televisores, consolas, teléfonos y
cualquier otro medio electrónico está relacionado con obesidad, falta de
sueño y conductas agresivas (por imitación a determinados programas
televisivos o videojuegos). El rendimiento escolar también se ve
perjudicado.
Así lo remarca el nuevo trabajo que acaba de ver la luz en la revista International Journal of Behavioral Nutrition and Physical.
Como exponen los autores, así como se conoce el vínculo entre la
actividad física y la salud, no está tan explorada la asociación con los
resultados escolares. Con esta intención, el epidemiólogo Kirsten
Corder, de la Universidad de Cambridge, y su equipo han analizado los
niveles de actividad y sedentarismo de un grupo de 845 alumnos (con una
media de edad de 14,5 años) de escuelas de secundaria en Cambridgeshire y
Suffolk y luego los han comparado con sus resultados en el colegio
(datos extraídos del estudio ROOTS).
Los investigadores valoraban lo que los participantes hacían durante
el tiempo que estaban sentados. Como media, dedicaban unas cuatro horas
al día entre ver la televisión, entretenerse con el móvil o jugar con
las tabletas u ordenadores. El doble de lo que recomiendan los
especialistas. "Cada hora extra invertida en las pantallas se asoció con
9.3 puntos menos en los logros académicos durante secundaria (a los 16
años)", afirma el doctor Corder, epidemiólogo y principal investigador
de este estudio. En las calificaciones convencionales, se traduciría en reducir de un notable a un suficiente. Dos horas extra suponían la pérdida del doble de puntos, 18.
Por el contrario, aquellos que dedicaban más tiempo a actividades
como la lectura o las tareas de la escuela, en lugar de utilizar las
pantallas, obtenían mejores puntuaciones en los exámenes. Alcanzaban un
promedio de 23,1 puntos más que sus contrarios. A los expertos no les
extrañan estas conclusiones. En palabras de Silvia Álava, especialista
del Colegio de Psicólogos de Madrid, todo se explica a través de la
atención sostenida. En el caso de los niños que están centrados en las
pantallas, "el proceso de atención sostenida la ejecuta el aparato, a
través de los movimientos, los estímulos visuales y auditivos. Los niños
no tienen que hacer nada". Sin embargo, es importante que aprendan y
maduren este proceso, fundamental para "tener la capacidad de prestar atención y mantenerla mientras leen un libro o atienden a las explicaciones de un profesor".
Hasta los dos años, señala la experta española al comentar este
estudio, los pequeños se rigen por una red de estímulos externos. A
partir de los tres años, ellos empiezan ya a controlar y dirigir la
atención. No se trata de "demonizar este tipo de tecnología, los niños
de hoy son nativos digitales, pero tampoco de permitir un abuso",
subraya Álava. Reducir el tiempo frente a las pantallas y recurrir a
"juegos tradicionales que fomenten la imaginación, como las construcciones, los puzzles, jugar en la calle, interactuar con otros niños...
Cosas en las que se trabaje la atención sostenida, tan necesaria para
el aprendizaje". Todo esto, sin duda, mejora el desarrollo cognitivo.
En esta línea opinan los autores del nuevo estudio. "Aunque sólo
tomamos medidas a los 10 y a los 16 años, ésta puede ser una instantánea
fiable del comportamiento habitual en los menores, por lo que podemos
decir que un exceso de pantalla puede afectar al rendimiento escolar",
argumenta Corder. "Sería conveniente que los padres limitaran el tiempo
que dedican sus hijos a estos dispositivos".
Dados los resultados y teniendo en cuenta el resto de posibles
efectos adversos del exceso de pantallas, los autores de la
investigación de Cambridge creen que "el diseño de programas destinados a
reducir el tiempo frente a los ordenadores, televisores, teléfono y
tabletas podría tener importantes beneficios para los adolescentes a la
hora de mejorar sus calificaciones escolares y también su salud".
EL MUNDO, Viernes 4 de septiembre de 2015
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