EP / SEVILLA
Nadar en piscinas con exceso de cloro puede aumentar las
posibilidades de que un niño desarrolle síntomas de asma, según ha
advertido la asociación que aglutina a los neumólogos y cirujanos
torácicos Neumosur. Cuanto más pequeño sea el niño más posibilidades tiene de que le ocurra algo así. También cuanto más tiempo permanezca en el agua, más agua de la piscina ingieran, menos higiene personal tenga a la hora de zambullirse y mayor sea la temperatura del agua.
En concreto, esta asociación detalla que el riesgo es mayor en los niños que acuden regularmente a la piscina con una edad por debajo de 6 a 7 años,
dado que a esas edades habitualmente no se nada, sino que se chapotea y
se inhalan y degluten más partículas de agua con cloramina, una
sustancia que puede lesionar el epitelio pulmonar y provocar síntomas
asmáticos (tos, pitos en el pecho y ahogo) o desencadenar asma en niños
predispuestos (atópicos).
La cloramina se genera por la mezcla de ácido hipocloroso
—desinfectante resultante de la reacción del cloro con el agua—, el
sudor, la saliva y la orina presentes en el agua de una piscina, en
especial, bastante frecuente ésta última, sobre todo cuando se trata de
niños pequeños.
Consejos para evitarlo
Además, Neumosur subraya que los niveles de cloramina son mayores en las piscinas con exceso de cloro,no ventiladas (cubiertas), con mayor temperatura del agua y con malas condiciones higiénicas
de los nadadores, por lo que se aconseja a los padres que se cercioren
de que las instalaciones a las que llevan a sus hijos tienen los
permisos correspondientes y eviten en cualquier caso aquellas que cuyas
condiciones les resulten sospechosas.
Igualmente, se recomienda que no se deje a los hijos un
tiempo demasiado prolongado en el agua, que estén atentos de que no
traguen agua y que exijan a los padres de niños pequeños el uso de pañales adecuados capaces de absorber la orina en el agua.
ABC, 17/07/2013
Imagen: Diego 04/08/2012
Comentarios
Publicar un comentario