Ir al contenido principal

No me compares

Por favor, no me compares.
Yo soy único e irrepetible; ni mejor ni peor que el niño de al lado.
Dejé el chupete y el pañal cuando estuve preparado para ello pero no todos los niños llevamos el mismo ritmo así que ahórrate el comentario comparativo y despectivo hacia tu hijo: “¿Ves que mayor es tu amiguito que ya no lleva pañal y no cómo tú que sigues siendo un bebé?”
Me gusta bailar pero no me gusta el fútbol. Me gusta pintar pero no me gustan los cuentos. Mis gustos no son ni “normales” ni “anormales para un niño de mi edad, simplemente son mis gustos.
No me gusta el pescado ni la fruta. No intentes convencerme de que a mi amigo le encanta. A él, por ejemplo, no le gusta la verdura tanto como a mí.
Soy inquieto, vivaz, observador, curioso, independiente… No soy ni “movido” ni “serio” simplemente soy YO. ¡No me etiquetes!
Las cosas que he ido aprendiendo a hacer a lo largo de mis primeros años de vida son cosas que se corresponden a mi ritmo particular de crecimiento y evolución. No compares la evolución de tu hijo con la mía y, si lo haces, ten claro que ninguno de los dos saldrá perdiendo pues ambos somos diferentes y, por tanto, evolucionamos de forma diferente.
No me fuerces a hacer algo para lo que aún no estoy preparado simplemente porque el resto de niños de mi entorno ya lo haga, pero tampoco quiero ser el centro de atención de las conversaciones por el mero hecho de hacer algo que tú consideras “avanzado”.
Y recuerda, en la medida que sea posible, destierra de tu vocabulario palabras como “normal”, “retraso” o “avance. Ningún niño evoluciona al mismo tiempo que otro. Todos necesitamos nuestros ritmos, nuestros tiempos y nuestras pausas. Y mi ritmo no lo encontrarás escrito en ningún manual porque, recuerda, ¡yo soy único e irrepetible!.
MADREAVENTURA, 30/04/2013
Imagen Diego julio 2013

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.