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¿Es buena idea regalar un e-reader a un niño?

M.ARRIZABALAGA 
Han crecido jugando con un móvil y ya no entienden una pantalla que no responda a las órdenes de sus dedos. Hoy la mitad de los niños españoles de 10 a 13 años lee en formato digital y de ellos, el 47,7% de forma habitual, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de la Federación de Gremios de Editores de España. Sin embargo, solo el 13,1% de ellos lee eBooks, un porcentaje poco mayor del de los mayores de 14 años (11,7%).
Bien es cierto que apenas un 5,4% de los niños consultados afirmó disponer de un e-reader, aunque ése no es el principal motivo a tenor de los estudios realizados por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. «Les parece poco atractivo» frente a otros dispositivos como la tableta (iPad, Nexus), afirma Luis González, coordinador del programa Territorio Ebook, que investiga el impacto de los dispositivos tecnológicos en la lectura.
Los menores «tienen una práctica de lectura muy abierta» (ordenador, tableta, móvil...), «pero cuando buscan una lectura pausada, de largo aliento, que normalmente suele ser de noche, agarran el papel», asegura el coordinador de Territorio E-Book y director general adjunto de la Fundación. Con el libro impreso, continúa, «no te entran correos, whatsapps... estás solo leyendo».

Una experiencia a medio camino

También el lector de libros electrónico proporciona esos momentos de soledad, pero a los niños «no les convence la experiencia de lectura en un e-reader, se les queda a medio camino» entre el libro impreso y la tableta, «más apasionante desde la perspectiva de un niño» como dispositivo de ocio y entretenimiento, según los estudios llevados a cabo por la Fundación.
«Todavía para niños el libro impreso de ocio es el rey», considera González. Es «imbatible» en las primeras edades (niños que aún no han aprendido a leer o apenas llevan uno o dos años leyendo), cuando «el objeto en sí es crucial». A juicio del coordinador de Territorio Ebook, «no hay aparato que sustituya el libro ilustrado para estas edades, ni tampoco a un cómic o una novela gráfica».
Quizá cuando se logre un dispositivo de tinta electrónica con color, cambie la percepción del e-reader, aventura González, aunque «hay cierto tipo de estructura narrativa y de imágenes que no funciona igual en los e-reader ni en las tablillas» como el iPad, que resulta más indicado para textos de lectura enriquecida como muestra la app de «The Waste Land» («La tierra baldía») del poeta T.S. Elliot.
El e-reader «funciona mejor cuanto mayor» es el lector. «El salto al formato digital se da en Secundaria y en Bachillerato», constata el coordinador del programa Territorio Ebook. Los adolescentes acuden cada vez más al libro electrónico, pero para lecturas relacionadas con el colegio. «Harry Potter», el «Diario de Greg» o «Crepúsculo» se siguen leyendo más en papel.
En Estados Unidos, donde el número de niños que lee libros digitales se ha duplicado desde 2010, el 80% de los menores manifiesta que los libros que lee por diversión son principalmente impresos. Aunque dicen que leerían más electrónicos por ocio si hubiera más a su disposición, el 58% de los menores de entre 9 y 17 años afirma que siempre querrá leer libros impresos en papel, según la encuesta Kids & Family Reading Report.
Quizá esa preferencia por el libro impreso para los ratos de ocio explique las conclusiones del estudio llevado a cabo por el National Literacy Trust. La organización independiente británica destacaba el pasado 16 de mayo el aumento de la lectura digital por parte de los niños, advirtiendo que «es potencialmente perjudicial para los niveles de lectura de los niños, pues aquellos que leen diariamente en pantalla son menos propensos a ser buenos lectores que aquellos que leen libros impresos». Los primeros «son menos propensos a disfrutar de la lectura», apuntaba el informe.
Juan Mata, titular del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Facultad de Educación de la Universidad de Granada, señala sin embargo en las conclusiones del informe «Ebook -18» que «parece evidente que no va a suponer un desgarro ni un abandono de hábitos lectores la expansión del libro electrónico o las tabletas como soporte de los textos».
Uno de los aspectos en los que han incidido los estudios es si los niños comprenden mejor lo que leen en un formato u otro. «De los realizados por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez se deduce que la variable del soporte no afecta a la comprensión lectora», asegura Luis González. Sí han constatado que compartir lo que se lee «incrementa la huella que deja un libro y la profundidad de la lectura», así como la labor de asesoramiento de los bibliotecarios.

No daña la visión del niño

La lectura en un dispositivo electrónico tampoco resulta más dañina para la visión de un niño que un libro impreso, según explica el oftalmólogo infantil del Hospital San Rafael, Mariano Royo. «Lo que aumenta la fatiga visual es la posición de la mirada, que cansa menos cuanto más fisiológica sea», asegura el experto del Instituto Oftalmológico de Madrid. La posición natural de lectura de un libro (cerca y abajo), cansa mucho menos que la de un ordenador (enfrente y cerca), pero leer un e-book sin retroiluminación o un libro da igual ya que la posición que se adopta es la misma.
Desde el punto de vista médico, un ebook de tinta líquida sin retroiluminación se puede leer a cualquier edad como un libro tradicional y en las mismas condiciones, es decir, con «luz indirecta, sin hacerse sombra y en una posición donde la convergencia ocular sea cómoda». El descanso que puede suponer para la vista el paso de las páginas de un ejemplar impreso «es igual al paso de hoja que hay que hacer en el ebook» e incluso la posibilidad de cambiar el tamaño de la letra en este último puede resultar más cómodo. Sin embargo, si la pantalla no tiene buena definición, advierte sin embargo el oftalmólogo, «haremos un esfuerzo adicional, más que si leyéramos en la letra impresa bien contrastada», añade el oftalmólogo.
El brillo de un dispositivo con retroiluminación como el iPad sí «puede hacer que aumente el cansancio visual (astenopia) al hacer que el iris esté más contraído, lo mismo que pasa cuando leemos en un papel satinado que refleja mucho la luz», añade Royo.
Por el momento, en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez no han constatado que el eBook aumente la afición por la lectura entre los niños, «quizá porque hemos trabajado con niños que ya leían» anota González, pero sí creen que los nuevos dispositivos están arrastrando a adolescentes y jóvenes de vuelta a los libros. 
ABC, 11/07/2013 

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