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¡Felicidades abuelos! Generosidad y tesón con los suyos sin límites

AINHOA P.AMBROS
El papel que juegan los abuelos dentro de las familias españolas ha variado con el paso de los años debido a diversos factores como son el incremento de la esperanza de vida, la maternidad tardía, la falta de conciliación laboral o la crisis económica.
Su figura se ha transformado en un pilar esencial (siempre lo fueron como guía moral y afectiva) que en muchos casos no sólo les convierte en cuidadores/educadores de sus nietos mientras los padres cumplen con las obligaciones laborales. Es cada vez más frecuente que se ocupen también del sustento económico de sus hijos y sus nietos asumiendo así una responsabilidad que, en muchos casos, les provoca preocupaciones, ansiedad e incluso sentimientos de culpabilidad si en algún momento no pueden responder a todas las necesidades que les plantea la familia.
En muchos casos se trata de abuelos jóvenes (es un error común atribuir el rol del abuelo al jubilado o a la abuela ama de casa) que continúan haciendo frente a obligaciones laborales por lo que se ven envueltos en jornadas agotadoras cumpliendo el horario de trabajo y después atendiendo a las necesidades de sus nietos.
Para reconocer la labor que realizan todos ellos, hoy, 26 de julio, se celebra en España el Día de los Abuelos, festividad instaurada en nuestro país por la Asociación Mensajeros de la Paz en 1998. Una buena oportunidad para rendir un homenaje al papel irremplazable que juegan los abuelos en la atención y el desarrollo feliz de los niños.

¿Serán cuidados los abuelos por la familia cuando no puedan valerse por sí mismos?

No son pocas las ocasiones en las que para cuidar de sus nietos han de alterar su propia rutina y renunciar a su tiempo de ocio, a sus aficiones o, simplemente, a sus momentos de descanso. Una implicación que en muchos casos es a tiempo completo en familias con escasos recursos económicos y que puede provocar que los mayores descuiden su salud, su alimentación y una rutina que debería proporcionarles un merecido descanso.
Ante esta nueva situación familiar, que se ha convertido en habitual en un gran número de hogares españoles, aparece una disyuntiva que sólo el tiempo podrá determinar si se convierte en un cambio social a tener en cuenta. ¿Serán cuidados los abuelos por la familia cuando no puedan valerse por sí mismos?
La ternura y dedicación con la que los abuelos cuidan de sus nietos tal vez sea recompensada y estos les procuren el mismo cuidado cuando lo necesiten. Pero en la actualidad las encuestas no apuntan en esa dirección.
En nuestro país un número demasiado amplio de mayores vive solo y pasan los días sin alguien con quien charlar, sin actividades que les mantengan activos y sin ninguna ilusión; a pesar de contar con familia. Si a esta soledad se le suman aspectos sociales y económicos se conforma una imagen desoladora de la situación que viven muchos de ellos.
Para tratar de paliar estos efectos, el papel que realizan los voluntarios de distintas asociaciones y los servicios sociales (cada vez más incapacitados por la falta de recursos) se presupone vital.
Para muchos de estos ancianos la voz que, al menos una vez a la semana, les saluda por el teléfono de teleasistencia (o «botón rojo» como muchos de ellos denominan al aparato que llevan colgado y que deben pulsar en caso de precisar ayuda) es una alegría, ya que esos minutos, en muchos casos, son su único vínculo con el exterior.
Es muy importante establecer un límite bien diferenciado para no excederse en ningún extremo: abuelos que son el sustento emocional, afectivo e incluso económico de la familia y que entregan su vida a este único fin y en el otro extremo, ancianos que viven en la más profunda soledad. Es responsabilidad de todos su bienestar.

Cómo actuar con los nietos

Francisco Muñoz, presidente de la Asociación de Abuelas y Abuelos de España, asegura que los mayores deben ponerse al día en alimentación, salud o nuevas tecnologías. «Si se meten en su ambiente estarán más cerca de ellos».
Determina que deben mostrarse firmes ante sus propios hijos para que cuenten con ellos en casos de necesidad puntual. "Tampoco está de más invitarles a compartir momentos de ocio toda la familia unida. La relación abuelo-nieto no es un contrato y debe estar basada en el cariño", concluye.

"Pueden vivir con muy poco, pero no sin cariño"

El padre Ángel, fundador de la Asociación Mensajeros de la Paz en 1962, asegura que "el 26 de julio, Día de los Abuelos, puede ser una buena ocasión para recordarles —y recordarnos— lo que les queremos y necesitamos. Los mayores pueden vivir con muy poco; ellos sí que saben lo que es austeridad y recortarse los gastos, y además con la edad uno aprende a distinguir entre lo superfluo y lo verdaderamente necesario. Pero no pueden vivir sin cariño, sin respeto, sin querer ni sentirse queridos, y muy especialmente por los suyos".
El papel que juegan los mayores en la sociedad resulta cada vez más irremplazable y conforma un ejemplo impagable. «En estos tiempos difíciles, los abuelos están dando el do de pecho en generosidad. Los mayores son quizá las caras menos conocidas de la crisis, pero también son sus víctimas: han perdido la seguridad económica y el merecido desahogo en sus últimos años. Creo que si en España no están pasando más cosas es gracias a la solidaridad intergeneracional».
El que la figura del abuelo alcance el reconocimiento que merece es uno de los objetivos por los que trabajan diversas asociaciones. «No lo ocupan dentro de las familias y mucho menos en la sociedad, en los parlamentos, en los gobiernos, a veces, hasta en las iglesias. Desde Edad Dorada-Mensajeros de la Paz, y desde otras organizaciones de mayores, trabajamos por que no sean los grandes olvidados, teniendo tanta importancia en el dia a día de todos nosotros».
A la hora de analizar cómo varía el tratamiento que se les ofrece en otras culturas, España no aparece en un buen lugar. «Son los países del sur los que nos llevan la delantera a Occidente. A veces llegamos a países de América Latina, África o Asia con la idea de ayudar, o creyendo poder enseñarles algo, y nos traemos como lección la consideración que tienen con los mayores: sus palabras son escuchadas, se siguen sus consejos, ocupan el sitio de honor en la mesa y en la sociedad... Eso es algo que hemos perdido aquí, que tanto presumimos de "civilizados"».
El padre Ángel considera que queda mucho por hacer «porque siempre que haya un anciano olvidado, solo, o sin atenciones y el reconocimiento que merece y necesita, nuestras metas no estarán alcanzadas».
ABC, Viernes 26 de julio de 2013

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