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La alargada sombra del 'mal comportamiento' en el embarazo

AURORA IRIBERRI

La recomendación del Ministerio de Sanidad es clara: "Debido a que se desconoce qué cantidad de alcohol produce malformaciones fetales, la recomendación es alcohol cero. Recuerde que la cerveza sin alcohol aporta calorías extras". Ahora, un estudio publicado en la revista 'BMJ Open', podría poner en entredicho esta afirmación, aunque los expertos consultados por ELMUNDO.ES lo tienen claro. El alcohol, ni siquiera en cantidades pequeñas, no es un buen compañero de viaje durante la gestación. Algo similar sucede con el tabaco y, con otras sustancias, sobre las que se tiene mucho menos control, como los pesticidas o los tóxicos ambientales.
El trabajo publicado en la revista inglesa no solo dice que el consumo moderado de alcohol durante el embarazo no perjudica el equilibrio de los niños a los diez años, sino que observa un efecto beneficioso.
Para la coordinadora del grupo de interés en endocrinología de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Francisca Martínez, el resultado de este trabajo es muy controvertido. Lo que más llama la atención a esta experta es precisamente el parámetro que se ha medido. "Los autores han considerado importante el equilibrio dinámico, que podría equivaler a la prueba que te hacen en un control policial para ver si has bebido", explica a ELMUNDO.ES.
Sin embargo, Martínez tiene claro que hay problemas relacionados con el consumo de alcohol en el embarazo que no han de reflejarse en el test escogido por los autores de este estudio. Sobre todo, apunta, el síndrome de alcoholismo fetal. "Esta enfermedad no tiene relación con la cantidad sino con la exposición", afirma. Por lo tanto, la especialista de la SEF lo tiene claro: el consejo ha de seguir siendo que se evite el alcohol durante el embarazo.
Desde el Servicio de Ginecología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, dirigido por Javier Haya, apuntan a que "múltiples guías internacionales recomiendan la abstinencia total, ya desde el periodo preconcepcional".

Dudosa investigación

El investigador en Medicina Fetal del Hospital Virgen de las Nieves de Granada Sebastián Manzanares pone en duda el propio diseño del trabajo. Para Manzanares lo ideal para establecer una conclusión sobre si el consumo de alcohol es dañino para el feto sería hacer un estudio prospectivo porque "todos los trabajos retrospectivos tienen sus limitaciones".
Así, la forma ideal, que Manzanares reconoce que plantearía conflictos éticos, sería escoger a un grupo de mujeres, recomendarles beber alcohol de forma moderada durante el embarazo y comparar a sus hijos con los de otro grupo similar de mujeres que se hubieran mantenido alejadas del alcohol.
Sin embargo, el diseño retrospectivo no es el único fallo que este especialista ve en el trabajo británico. También apunta al hecho de que hayan excluido a todos aquellos niños de cuyas madres no hay datos sobre el consumo de alcohol, así como a los que presentaban discapacidad grave a los ocho años, que también fueron apartados de la investigación. "¿Qué pasa con todos esos niños?", se pregunta Manzanares. "Los propios autores reconocen que esta selección implica sesgos", apunta.
Además, el especialista del hospital granadino señala que, aunque el resultado es estadísticamente significativo "los intervalos de confianza rayan en la no significación". En definitiva, apunta, no hay motivo para cambiar las recomendaciones en torno al consumo de alcohol en el embarazo.
Coincide Bernat Serra, jefe del Servicio de Obstetricia de Salud de la Mujer Dexeus, que bromea: "Si lo que uno pretende es tener hijos que se puedan mantener a la pata coja, entonces pueden beber alcohol de forma moderada". Para este experto, el trabajo no responde a las preguntas principales sobre si el alcohol es dañino para el feto y las pruebas de equilibrio practicadas a los chavales "no miden el desarrollo neurocognitivo global".

Otros factores

Para Serra, el consejo debe ser "alcohol cero" aunque reconoce que en todas las drogas siempre hay un factor dependiente de la dosis. "No hay evidencia de que tomarse una copa de cava en una ocasión especial estando embarazada sea dañino, pero el consumo habitual sí se ha de evitar", apunta.
El ginecólogo aporta un punto de tranquilidad y comenta que en el desarrollo fetal "influyen muchos otros factores" y que el consumo de alcohol "da problemas en algunas mujeres y en otras no". Pero, subraya, puesto que no se puede controlar la exposición a otros factores, como los ambientales, es más que recomendable eliminar "por lo menos" el alcohol. En este sentido, el Colegio de Ginecólogos de Reino Unido publicaba recientemente un documento sobre potenciales riesgos químicos durante el embarazo.
Precisamente respecto a los factores ambientales, la agencia SINC se hacía recientemente eco de un inquietante estudio, que afirma que más de la mitad de las embarazadas usan insecticidas nocivos para el feto. "Las exposiciones durante el embarazo o la infancia se han relacionado negativamente con el crecimiento fetal y efectos neurológicos, así como con una mayor incidencia de la leucemia infantil", explicaba Sabrina Llop, del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP) de Valencia y primera firmante del trabajo.
El director del IVI Lisboa, Sergio Soares, ha trabajado mucho en las consecuencias del tabaco sobre los niños en la vida adulta y, según explica, la descendencia de mujeres que han fumado no solo durante el embarazo, sino en el periodo preconcepcional, tiene "más riesgo de síndrome metabólico, obesidad y, a su vez, problemas de infertilidad". Además, trabajos recientes han demostrado que no solo es poco recomendable que la madre fume durante el embarazo, sino también que lo haga el padre. "Esto aumenta el riesgo de cáncer en la descendencia, sobre todo cáncer hematológico, de hígado y del sistema nervioso central", apunta.
Para este experto es muy importante resaltar el "curioso paralelismo" entre lo que les pasa a los padres y a sus hijos cuando son adultos. "El estado de salud de la madre antes de la concepción influye en la salud de los hijos a largo plazo", subraya.
Por esta razón, para Soares es muy importante controlar el consumo de tabaco y alcohol aunque reconoce, la cantidad sí importa. Lo que el experto ve más difícil es limitar la exposición a los llamados disruptores endocrinos, que incluyen desde el plástico hasta los metales pesados que pueden estar presentes en el pescado. Mientras que para lo primero basta una decisión individual, lo segundo solo se conseguirá a través de un cambio social. "No hay más que ver el protocolo de Kyoto, que aún no se ha aplicado ni siquiera en los países que lo apoyan", ejemplifica.
 
EL MUNDO, Martes 25 de junio de 2013

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