Ir al contenido principal

Las peleas entre hermanos, ¿tan malas como el bullying?

Las peleas entre hermanos son tan comunes que a menudo son consideradas, simplemente, como una parte del proceso de crecimiento.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de New Hampshire (UNH), en Estados Unidos, ha revelado que este tipo de agresiones están relacionadas con una salud mental significativamente peor en niños y adolescentes.
En algunos casos, los efectos de la agresividad de los hermanos sobre la salud mental de los niños están al mismo nivel que los efectos de las agresiones entre iguales, aseguran los científicos, informa Tendencias 21.
"Incluso aquellos niños que informaron de sólo una situación de este tipo presentaron un mayor deterioro de su salud mental", afirma Corinna Jenkins Tucker, profesora de ciencias de la familia de la UNH y autora principal de la investigación, en un comunicado de dicha Universidad.
Los resultados obtenidos han aparecido publicados en la revista Pediatrics y, según la especialista, demuestran que "la agresividad entre hermanos no es beneficiosa para niños y adolescentes, independientemente de su gravedad y de su frecuencia".

Tan malo como el acoso
El estudio es de los primeros en analizar los efectos de la agresividad entre hermanos con una muestra extensa de edades y de distribución geográfica. De hecho, es único en tamaño y alcance, según la UNH.
Tucker y sus colaboradores - profesores de sociología y especialistas del Crimes against Children Research Center - utilizaron los datos de la llamada National Survey of Children's Exposure to Violence (NatSCEV), una muestra nacional de 3.599 niños desde que éstos tenían un mes y hasta los 17 años.
A partir de esta información, examinaron los efectos de los asaltos físicos (con o sin armas o lesiones), de la agresión hacia la propiedad individual (robos o roturas de objetos propios) y de las agresiones psicológicas (como decir cosas para hacer sentir mal a los hermanos, asustarlos o mantenerlos a distancia) sobre los niños.
Se constató así que del 32% de los niños que informaron haber sufrido victimización por agresiones de hermanos en el último año, aquellos menores de nueve años que habían experimentado agresiones físicas leves presentaban una mayor angustia mental que los adolescentes victimizados del mismo modo.
En el caso de otros tipos de agresiones (psicológicas o a la propiedad) los niños más pequeños y los adolescentes se vieron afectados de manera similar.
Por otra parte, el análisis también constató que aunque se suele pensar que la agresión entre iguales (conocida como acoso escolar o bullying) es más grave que la agresión entre hermanos, los efectos de ambas sobre la salud mental de las víctimas no difieren. 

Tomarse en serio estas agresiones
Tucker señala que un aspecto importante de esta investigación es que alerta a los padres y a los cuidadores para que se tomen en serio las agresiones entre hermanos.
"Si los hermanos se golpean entre sí, hay una reacción muy diferente que si eso ocurriera entre iguales", afirma. Esto se debe a que estas peleas "a menudo son vistas como normales o inofensivas. Algunos padres piensan incluso que pueden resultar beneficiosas, una forma de entrenamiento para lidiar con conflictos y agresiones en otras relaciones".
Sin embargo, los resultados obtenidos "indican que las agresiones entre hermanos tienen los mismos y graves efectos en la salud mental de los niños que la intimidación entre iguales", añade la investigadora.
Por esa razón, los autores del estudio sugieren a los pediatras que difundan esta información entre los padres, y que los programas educativos para padres pongan un mayor énfasis en la mediación en conflictos entre hermanos.
Más información en Tendencias 21
LA RAZÓN, 24/06/2013

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com