Un día el compositor John Cage comenzó a
golpear un gong delante de un grupo de personas. Cuando hubo pasado media
hora alguien dijo: "¡Pare! ¡me estoy volviendo loco!" Cage paró. Otra
persona dijo: "¿Por qué paró?, empezaba a ponerse interesante".
Murray Schafer
Muchos han sido los pedagogos musicales
que han enfatizado el valor de la música impartida desde los primeros
momentos de vida como sustento sensorial para el posterior aprendizaje
pues, según afirma la teoría piagetiana, las experiencias previas son la
base para los nuevos conocimientos.
La estimulación temprana surgió para
atender adecuadamente a aquellos niños que padecían alguna deficiencia o
que a causa del parto requerían unos cuidados preferentes. Los importantes
logros alcanzados con ellos llevaron a su extensión con niños sanos, pues
las investigaciones demostraron que la evolución cerebral es enorme en los
primeros años de vida.
Dentro de la atención temprana, la
estimulación musical infantil produce grandes beneficios. Ello ha llevado a
plantearse el trabajo con estos estímulos antes incluso del nacimiento,
pues el sentido del oído es uno de los que más tempranamente se
desarrolla.
A nivel intrauterino, y a partir del
cuarto mes de gestación, el feto percibe sonoridades internas al organismo
de la madre, como la respiración, el latido cardíaco, etc. y externas,
como la reverberación de la voz materna a través de la membrana que cubre
el vientre hasta el líquido amniótico; se trata de una comunicación
preverbal que implica a los canales auditivos y propioceptivos,
involucrando sonido, música y movimiento y provocándole distintas
respuestas motrices en función de la intensidad del sonido.
Desde que nace, el niño se encuentra
inmerso en un ambiente estético determinado; la familia aporta un
importante influjo y las instituciones educativas introducen elementos que
facilitan el enriquecimiento estético del pequeño. Puesto que el ser
humano está preparado para conocer el mundo a través de los sentidos, los
sentimientos y el intelecto, las clases de música impartidas desde la edad
infantil contribuirán enormemente al desarrollo integral del individuo,
pues con ellas se coadyuva a (Frega, A. L. 1997):
-
mejorar el sistema auditivo.
-
facilitar la expresión de sentimientos e ideas.
-
ayudar al desarrollo de la memoria.
-
desarrollar la capacidad de enjuiciar críticamente.
-
mejorar las capacidades motrices.
-
potenciar las capacidades artístico- creativas.
-
favorecer la integración socio-cultural.
-
ampliar y mejorar las posibilidades lingüísticas.
Al afrontar este tipo de estimulación se
debe partir del nivel y ritmo madurativo de cada individuo, de sus
características, necesidades e intereses, para lograr la motivación de los
alumnos.
Trabajar la música con niños de entre 0 a
6 años aproximadamente requiere diferentes metodologías con distintos
grados de implicación de los progenitores, que van en relación al nivel de
autonomía de los pequeños.
Algunas actividades musicales par
estimular al recién nacido planteadas desde los beneficios que conllevan
son:
v
Para proporcionar
seguridad: lo ideal es que el bebé haya escuchado música desde el
vientre para que, al nacer, cuando vuelva a oír la misma melodía, le
aporte sensación de seguridad.
v
Para favorecer el
desarrollo integral del bebé: cantar el padre una canción sencilla y
moverse a ese ritmo al tiempo que lleva a su hijo en brazos, se ha
comprobado que ayuda al niño a moderar el ritmo cardíaco, la presión
sanguínea y la temperatura del cuerpo, así como a adquirir un sentido de
identidad y una belleza estética.
v
Para mejorar la salud:
expongan a sus bebés a la música de los clásicos. Esta práctica, llevada a
cabo con prematuros que se encontraban en incubadoras, demostró que los
recién nacidos que escuchaban música de Mozart ( en el caso del
experimento ) ganaban peso más rápidamente, reducían sus niveles de
estrés y salían del hospital una media de 5 días antes que aquellos que no
eran expuestos a la música.
v
Para favorecer la
integración en el mundo que el rodea: se pueden utilizar canciones
propias de la cultura o inventadas por los padres, haciendo referencia a
las experiencias vividas por el pequeño, que el ayudarán a comprender su
entorno.
v
Para mejorar la
conciencia auditiva y emocional: resulta muy eficaz que los
progenitores sostengan en brazos a su pequeño mientras se mueven al ritmo
de un tambor, permitiéndoles así mismo regular los ritmos naturales de su
cuerpo y las hormonas relacionadas con el estrés.
v
Para desarrollar la
aptitud musical: es importante que los pequeños no sólo escuchen
fragmentos, sino piezas completas para que tomen conciencia de la
estructura de la música.
v
Para potenciar el vínculo
del bebé con los progenitores: resulta interesante escuchar escogidas
composiciones clásicas y acompañarlas de sencillas coreografías de danzas
barrocas, en las que los padres se mueven con sus hijos en brazos.
v
Para aumentar las
defensas de su organismo: es muy importante la implicación de los
padres en estas actividades musicales, ya que está comprobado que las
audiciones y ese contacto aumentan la actividad inmunitaria.
v
Para desarrollar el
sentido rítmico: cuando son muy pequeños es interesante que los padres
los familiaricen con los sonidos de instrumentos como las maracas, el
tambor, las claves, la flauta, la guitarra. Y cuando ya son más mayores lo
mejor es permitirles manejar y explorar por ellos mismos los
instrumentos.
Para
finalizar, decir que, además de tener en cuenta las características
psicoevolutivas del alumno, el educador debe tener presente el modo
personal en que este asimila los aprendizajes, para lograr el desarrollo
integral de su personalidad mediante un ambiente rico en estímulos que le
sensibilice para la música.
Delalande
(1995) afirma que educar musicalmente a los niños no es sacarlos de un
estado de nada musical, en el que se supondrían que están, para llevarlos
a un cierto nivel de competencia, sino, por el contrario, es desarrollar
una actividad lúdica que existe entre ellos y que es finalmente la fuente
misma del juego, la ejecución musical.
BIBLIOGRAFÍA:
ü
DELALANDE, F.(1995) La
música es un juego de niños. Ricordi. Buenos Aires.
ü
FREGA, A.L. (1997)
Metodología Comparada de la Educación Musical. CIEM (Centro de
Investigación Educativa Musical). Buenos Aires
ü
SCHAFER, M. (1994) Hacia
una educación sonora. Pedagogías musicales abiertas. Buenos Aires.
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