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¡¡¡No quiero más, no me gusta!!!

La falta de apetito en el niño pequeño es una fuente habitual de preocupación. Causa tensiones y malos ratos en la vida familiar. Es frecuente oír decir “mi hijo no come nada... cada día está más delgado...”. Y también que se consulte al pediatra por esta causa.
¿Qué cambios ocurren que expliquen la “falta de apetito”?
El niño se hace más autónomo. Quiere vestirse, comer y hacer casi todo por sí solo. A esta edad, comienza a hablar y a relacionarse con el entorno. Es normal que esté más interesado por todo lo que le rodea que por los alimentos.
Ya dejan de comer los purés y papillas y pasan a los alimentos enteros que toman el resto de la familia.
Tiene que aprender a comer imitando a los mayores. Será cuando aparezcan sus preferencias y odios por los alimentos. Sin duda serán similares a los de sus padres. Es frecuente que los niños no quieran tomar las mismas comidas que no toman otros de la familia.
A la vez, el crecimiento es más lento a partir del primero y sobre todo de los 2 años de vida. Es decir, no engordará ni crecerá al mismo ritmo que cuando era un lactante. Por tanto, las cantidades de comida que le hacen falta también disminuyen.
También el niño va a cambiar de aspecto. Va a perder las redondeces en piernas y glúteos desde el momento en que comienza a andar y a correr. Ya no tendrá aspecto de bebé.
Mi niño come poco, no tiene nunca hambre y, claro, está delgado
Si su hijo crece bien y está sano, no se obsesione ni haga de las comidas un campo de batalla. No hace falta ninguna medida en especial, salvo buenas costumbres.
  • Haga 4-5 comidas al día. Es mejor comer poquito y a menudo. Y para que llegue a ellas con más hambre: PROHIBIDO picotear entre horas. “Entre comidas, solo agua”.
  • Dele porciones pequeñas. Preséntelas de forma atractiva. Es mejor que él sea el que pida repetir a que se enfrente a un plato enorme y se canse con solo verlo. No porque esté más delgado que otros niños tiene que comer más cantidad.
  • No le fuerce. No le obligue. No le presione. No se enfade. ¡No sufra!
  • Las comidas deben ser en familia. En esta etapa son los mejores imitadores. Si ven que sus padres toman alimentos sanos y tienen rutinas y horarios establecidos, se acostumbrarán a ello.
  • Si toda la familia acaba de comer y el niño aún no ha terminado, se le retirará el plato sin enfados. Media hora basta para que a uno le dé tiempo a comer. Si tarda más, probablemente lo dedicará a jugar. Eso sí, tendrá que seguir sentado en su silla todo el tiempo que dure la comida familiar.
  • En las comidas el ambiente debe ser tranquilo. Evitar distracciones como la televisión, los juegos, canciones…
  • No hable delante de su hijo de sus problemas con la alimentación.
Mi niño se enrabieta cuando llega la hora de la comida
Su táctica será la llamada “tiempo fuera”:
Cuando empiece la rabieta, se le dará sólo un aviso pero firme. Si no se calma, “ni caso”. Los padres deben mostrar calma, no enfado, mientras le dejan en el lugar de “tiempo fuera”. Denle la espalda o vayan a hacer otra actividad hasta que se calme.
Cuando esto pase, se quedará sentado de 3-5 minutos (lo ideal es un minuto por cada año de edad). Hay que explicarle que debe estar tranquilo. Cuando pase ese tiempo volveremos a comer .Si comienza de nuevo la rabieta se inicia de nuevo el proceso. Repetir esto las veces que haga falta.
Mi niño no me come y ni engorda ni crece desde hace unos meses
Consulte con su pediatra si está preocupado/a. El será quién mejor conozca cómo está siendo el crecimiento de su hijo. Si le dice que no hay ningún problema: tenga calma, ¡no hay que hacer nada!
Quizá, sólo en algún caso concreto en que el niño coma mucho menos de lo normal (inicio de guardería o colegio, racha de varias infecciones encadenadas, calor excesivo, etc…) puede estar indicado aumentar las calorías que toma, sin olvidar los alimentos sanos como frutas, verduras, cereales…. Algunas formas de conseguirlo son éstas:
  • Usar postres lácteos
  • Usar quesitos o nata en los purés. Usar queso rallado o frutos secos triturados en pastas, verduras y arroces.
  • Darle alimentos ricos en hidratos de carbono como la patata, la pasta, el arroz…
  • Cocinar con bechamel. Empanar las carnes y pescados…
Mi hijo solo come 4 cosas. ¡Es de un repetitivo!
Algunos padres prefieren evitar peleas a la hora de comer. Caen en el error de consentir que su hijo coma sólo lo que más le gusta. Algunos trucos para enseñar a comer de todo son:
  • Decirle lo bien que lo hace cuando pruebe alimentos nuevos.
  • No juegue con los alimentos como premio o castigo. El niño aprenderá a hacer chantaje con la comida a sus propios padres.
  • Combinar alimentos conocidos con otros desconocidos en la misma comida.
  • Si tiene odio a algún alimento, cámbielo por un equivalente (por ejemplo: carne por pescado, fruta por verdura,…). Hay que volver a ofrecerlo pasado un tiempo. Si puede ser preparado de otra forma. Dele un aspecto divertido por ejemplo hacer caritas o dibujos con el pescado, disfrazar la verdura en croquetas o albóndigas, mezclar la fruta con yogur o hacer macedonia. Recuerde que a veces hay que probar hasta en más de 10 ocasiones el mismo alimento para que a un niño le guste el sabor.
¿Y se le doy algo que le “abra el apetito” o algún “suplemento energético” por mi cuenta?
No es aconsejable. No se ha demostrado que dé buenos resultados en los niños pequeños. Cuando hay algo de mejoría, dura poco tiempo.
Lo importante es que el niño aprenda a comer, no que coma mejor sólo durante unos cuantos días.

Fecha de publicación: 12-11-2011
Autor/es:
  • Myriam Herrero Álvarez. Pediatra. Hospital de Fuenlabrada. Fuenlabrada (Madrid)
  • Beatriz Martínez Escribano. Pediatra. Hospital de Fuenlabrada. Fuenlabrada (Madrid)

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