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5 errores frecuentes de sobreprotección



Luz Bartivas 
 
Cuidarle sí; sobreprotegerle no. Parece indefenso, pero ya tiene ¡todo un añazo! y la habilidad suficiente para tocar, caminar, subir y caerse. Hay que velar por su salud, pero sin cortarle las alas. Necesita volar libre para aprender.

Nos resistimos a aceptar que ese pequeño terremoto que corretea por el parque entusiasmado y que no deja de abrir y cerrar cajones en casa ya no es el bebé indefenso que hemos tenido en la cuna desde hace doce meses. Ahora es una persona mucho más independiente que acaba de descubrir todas las posibilidades que ofrece el mundo. Todas le gustan y con todas quiere experimentar: tocando, chupando, oliendo... ¿Peligroso? No necesariamente.

Los niños son mucho más fuertes y duros de lo que parecen; somos los padres los que nos empeñamos en tratarlos como si fueran débiles. Por eso cometemos errores de sobreprotección creyendo que de este modo nuestro pequeño estará mejor cuidado e incluso más sano, y no nos damos cuenta de que muchas veces nos estamos equivocando.

Higiene: ¿baño todos los días?

(ERROR) La higiene es importante, no se puede negar, pero no hay que caer en la obsesión. Para muchos, el baño diario forma parte del ritual de irse a dormir y es su ratito de relajación y juego con sus padres. En ese caso, no hay nada que objetar; es más, debemos mantenerlo. Pero un niño de un año, a no ser que venga del parque rebozado de arena de pies a cabeza, no necesita ir a la bañera a diario. Mientras el culete esté limpio tras los cambios de pañal y se lave bien las manos antes de comer y al irse a dormir, el baño puede alternarse como mejor nos venga.

Abrigarle mucho

(ERROR) Es uno de los errores que los padres comentemos con más frecuencia, sobre todo por miedo a que se resfríen. Pero los pediatras lo dejan muy claro: un catarro se coge por contagio, no por pasar frío. Cuando un bebé se desarropa durmiendo es porque tiene calor. Seguramente le hemos acostado con un body de manga larga y un pijama gordito, además del edredón, y no es extraño que el pobre se ase y trate de zafarse de la ropa que le sobra.

¿Cómo ayudarle a superar obstáculos?

Dejándole ensayar y permitiéndole fallar, porque aprender significa equivocarse una y otra vez. Cuando unos padres animan a su hijo a superar los errores, le están transmitiendo la idea de que puede alcanzar sus metas. Los refuerzos positivos le permiten seguir adelante.

Usar cualquier medio para que coman

(ERROR) Esta etapa suele coincidir con la introducción de una dieta más variada y con alimentos menos triturados y a la mayoría les cuesta un poquito acostumbrarse. Por eso muchos padres se agobian, porque su bebé, que hasta ahora era un glotón, en unas semanas «ha dejado de comer». No es así, ellos saben lo que tienen que comer y cuánta cantidad, y si mantienen la actividad propia de esta edad y están alegres significa que están sanos y no les hace falta comer más.

Además, a partir de los doce meses los niños comen menos porque crecen a un ritmo mucho más lento que cuando eran lactantes. Por tanto, sus necesidades nutricionales también son menores.

No llevarle a la guardería por miedo a que enferme

(ERROR) Cuando un niño va a la guardería, casi siempre es porque sus padres trabajan y no pueden tenerlo en casa. También puede ocurrir que opten por contratar a una canguro o que le cuiden los abuelos para que, al no ir a la guarde, estén a salvo de contagios y enfermedades. Es cierto que llevarlo a la guardería tiene el riesgo más que probable de que se pongan malitos con más frecuencia, sobre todo el primer año. Pero no nos engañemos: quedándose en casa los críos también se ponen malos. No es aconsejable, pues, mantener al niño dentro de una burbuja de cristal para evitarle enfermedades e infecciones que son absolutamente normales a su edad y que tarde o temprano va a sufrir.

Retrasando su incorporación al mundo real e impidiendo el contacto con otros niños lo único que conseguimos es demorar su socialización. Además, estaremos intentando evitar lo inevitable, como pillar catarros y pequeñas infecciones de las que se recuperan rápidamente y que, además, fortalecen su sistema inmunitario.



Asesor: Alejandro Amigo de Miguel, psicólogo.
 

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