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El problema de las familias con regañinas crónicas

LAURA PERAITA
A pesar de los muchos intentos por cambiar la situación, cada vez hay más familias en las que los enfados se han convertido en una forma habitual de comunicación. De esta manera, los padres consideran que tienen más autoridad ante la indefensión de ver a sus hijos que no acatan las normas que les dictan sus progenitores. El problema: los hijos se acostumbran a esta forma de comunicación y no tomarán en serio el mensaje.
Hay padres que regañan a sus hijos por todo lo que hacen y atribuyen su comportamiento a su forma de ser y no a su comportamiento.
Tal y como afirman Rocío Ramos-Paúl, «Supernanny», y Luis Torres, autores de «Niños: instrucciones de uso», el enfado es solo eficaz en ciertas situaciones. «Es como la gota que colma el vaso, pero lo más sensato es no dejar que el vaso se llene. Si aprendemos a expresar los sentimientos en cada momento y aplicamos consecuencias a las conductas del niño, evitaremos estar todo el día enfadados», apuntan.
Si, por el contrario, los gritos se convierten en una forma habitual de comunicación, se produce un desgaste emocional y la convivencia se deteriora de manera significativa y la tensión aumenta.
Los autores apuntan que para cambiar esta situación, lo primero que deben hacer los padres es reconocer que existe un problema, que «se está todo el tiempo riñiendo al niño en un intento, casi siempre fallido, de controlar sus conductas».
Para evitarlo, un buen comienzo es contar hasta diez, respirar lentamente y retirarse de la escena del conflicto. Es un buen momento, entonces, para pensar qué consecuencia aplicar a la conducta del pequeño y evitar una pelea mayor.
En su libro, estos dos expertos matizan que se pueden utilizar las regañinas teniendo en cuenta que:
—Se debe criticar el comportamiento, no al niño, por lo que hay que evitar frases como eres un desastre», ya que atacan al pequeño y no se ajustan a la realidad.
—Si duran más de un minuto por cada año de edad del niño pierden efectividad. Repetir mil veces lo mismo no le servirá de nada al pequeño. Resulta más creíble y eficaz decirlo solo una vez.
—Para que sean efectivas, las regañinas por conducta negativa deben alternarse con refuerzos de los buenos comportamientos. No todo lo que hace el niño está mal. Lo malo es que «en las familias donde hay un exceso de regañinas hay también una falta importante de refuerzos», aseguran estos dos expertos.
ABC, Martes 18 de agosto de 2015

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