CLARA MARÍN
Leche, alimentos infantiles, yogures, huevos, galletas, raciones de
pollo y pavo y hasta aceitunas o palitos de pescado. Todos ellos,
alimentos que en alguna de sus versiones se anuncian como enriquecidos
en omega-3 pero que, según un estudio publicado ayer en la prestigiosa revista médica JAMA, no servirían para nada.
La publicación se centra en los suplementos de omega-3 que miles de
personas consumen diariamente para, según creen ellos, prevenir el
deterioro cognitivo y cardiovascular. Sin embargo, según este trabajo y otros publicados anteriormente, este hábito sería en vano, ya que no produciría ningún efecto importante.
Ahora, un grupo de investigadores ha seguido durante cinco años a 4.000 personas con
una media de 72 años de edad a los que les han dado, o bien placebo, o
bien un suplemento de omega-3. El resultado es que estas pastillas «no mostraron efectos significativos en la función cognitiva» de quienes los tomaron respecto a quienes no lo hicieron.
Aunque existen estudios que indican que las dietas altas en omega-3
tienen un efecto protector en la función cognitiva, y se ha visto que
algunos pacientes con Alzheimer presentan unos niveles bajos en uno de
los componentes del omega-3, -el ácido docosahexaenoico (DHA), una parte
esencial de las neuronas-, lo cierto es que este efecto protector que
sí se ve en la alimentación no se observa cuando el omega-3 se obtiene a
través de suplementos.
Según explica a EL MUNDO Aitor Sánchez, nutricionaista miembro de la
iniciativa Dietética Sin Patrocinadores y autor del blog
midietacojea.com, lo que hace este estudio es «confirmar una cosa que ya
sabíamos, y que ha pasado también con otros suplementos,
como los de calcio, los de fibra, o los antioxidantes». Tal y como
explica este experto, el hecho de que un patrón dietético tenga unos
beneficios no significa que éstos también se vayan a dar si tomas un
suplemento. «No es lo mismo tener una dieta rica en omega-3 a través del
pescado que tomarte el suplemento, porque te falta la materia prima»,
indica Sánchez. Además, existen otros patrones que son difíciles de
cuantificar pero que a nivel epidemiológico se sabe que se cumplen, como
que las personas que comen más pescado también suelen tomar más
verdura, o «que quienes siguen una dieta sana también hacen más
ejercicio o están más activos intelectualmente», cuenta Gurutz
Linazasoro, director científico de CITA-Alzheimer y miembro de la
Sociedad Española de Neurología.
En definitiva, con este estudio, explica Francisco Pérez, jefe de
servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía de
Córdoba, «queda claro que la adición al omega- 3 [a nivel de
suplementos] no mejora el deterioro cognitivo».
Lo ideal es seguir una dieta saludable
Lo que resaltan todos los expertos consultados por este periódico es
que, en vez de tomar suplementos, lo que hay que hacer es comer bien.
«Lo que verdaderamente está evidenciado es que una dieta saludable evita
caer en ciertos patrones de enfermedades», explica Sánchez, quien
argumenta que «no es lo mismo consumir omega-3 a través de la dieta que a
través de una pastilla, el suplemento siempre sale perdiendo en esta
comparación». Linazasoro explica que «si una persona come de todo no necesitará ningún suplemento».
Aunque se sabe que estos suplementos no tienen efectos positivos demostrados, tampoco se ha documentado que provoquen ningún daño.
No obstante, Sánchez sí que les encuentra un problema, y es que «la
persona piense que a través de ellos está supliendo una dieta
saludable».
La presión de la industria
Además de esto, es importante tener en cuenta a la industria. Porque
la realidad es que, a pesar de que estos suplementos no tienen
demostrada su eficacia, lo cierto es que son muy consumidos. «El
problema es que seguir una dieta saludable no da dinero a nadie,
mientras que hay gente que gana muchísimo dinero no sólo con los
suplementos, sino con los alimentos enriquecidos», dice
Sánchez. Para el nutricionista, la cuestión se centra en que «interesa
muy poco a la industria que la Sanidad española tenga una perspectiva de
promoción de la salud».
Al margen de polémicas, la conclusión de los expertos es que lo
necesario no son los suplementos, sino alimentarnos bien. Y si queremos
beneficiarnos específicamente de las bondades del omega-3, el camino más
lógico es comer pescado azul: sardina, boquerón, atún, y salmón.
EL MUNDO, Miércoles 26 de agosto de 2015
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