Ir al contenido principal

Las bondades del ajedrez para los niños con TDAH

M.J.PÉREZ BARCO
Mejora el comportamiento, ayuda a mostrar tolerancia ante la frustración, desarrolla la memoria y el cálculo, fortalece el carácter... A nadie se le escapa los beneficios que aporta a los menores jugar al ajedrez. De hecho, en breve se convertirá en una asignatura en todos los colegios de España. Ahora un estudio pionero, publicado en la «Revista de Psiquiatría y Salud Mental», sostiene que también puede mejorar los síntomas del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) en niños y adolescentes. «Por primera vez, hemos demostrado que el ajedrez es una herramienta más que puede integrarse en el tratamiento del TDAH siempre que al niño le guste y esté motivado a jugar», explica Hilario Blasco-Fontecilla, uno de las autores de esta investigación y psiquiatra de la Infancia y Adolescencia en el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid.
El estudio («Jaque Mate al TDAH») se realizó con 44 niños de 6 a 17 años que asistieron a un programa piloto en 2012, llevado a cabo en el Centro de Salud Mental de Villalba (Madrid). Se trataba de sesiones semanales de ajedrez de una hora de duración durante once semanas consecutivas, impartidas por un experto. Además, se aconsejó a los menores que también practicaran regularmente en casa.
Tras este periodo, «la mayoría de los padres refirió cierta mejoría de la severidad del TDAH en sus hijos y casi la mitad percibieron una disminución de la severidad del 30%», afirma el doctor Blasco-Fontecilla.
Consciente de la necesidad de realizar un estudio más amplio para confirmar estos resultados, el psiquiatra plantea introducir el juego del ajedrez como terapia complementaria dentro del tratamiento de TDAH. Sus ventajas: es económico, no tiene efectos secundarios y es juego, algo esencial para el desarrollo social de los niños.
Lo más trascendental es que este centenario juego ha demostrado que en menores con TDAH «mejora su comportamiento general y su atención; logra que controlen mejor su impulsividad e incluso su postura corporal, sentándose adecuadamente; hace que atiendan las órdenes a la primera y desarrolla el hábito de estudio. Los niños que han continuado jugando al ajedrez de forma regular y estableciendo cierto hábito evolucionan de forma muy positiva: tienen incluso menos medicación y mejores resultados académicos», afirma el investigador. El psiquiatra recuerda que este juego centenario ya ha demostrado sus bondades en personas que sufren esquizofrenia y alteraciones secundarias por consumo de drogas, y en la prevención de la demencia.
La clave está en cuándo y cómo se introduce el ajedrez en la vida de una persona diagnosticada de TDAH, explica Blasco-Fontecilla. «En un niño —dice— que no está adecuadamente tratado, el ajedrez no va a tener éxito, porque el niño se frustrará. Sin embargo, en un menor que está razonablemente estabilizado, este juego puede resultar una herramienta de rehabilitación muy positiva».

«Ha ganado en comportamiento social»

Como le ha ocurrido a Gonzalo, un adolescente de 17 años que fue diagnosticado de TDAH con doce. «En 1º de la ESO comenzamos la medicación y las sesiones de ajedrez», cuenta su madre Mª de los Ángeles. «Dos sesiones a la semana de una hora cada una. Tras estos cinco años, es capaz de estar sentado. Antes movía la pierna, pero ya ha aprendido a controlarse y a vivir con ello. Ha ganado en comportamiento social y en disciplina. En el fútbol si se enfadan, dan una patada al balón. Pero en el ajedrez no pueden levantarse de la mesa ni tirar las fichas. Socialmente ha aprendido a comportarse, y aunque parezca un juego silencioso, también hace amigos», sonríe esta madre.
Después del verano, Gonzalo cursará 2º de Bachiller. «Quiere seguir estudiando y hacer una carrera y lo conseguirá», se enorgullece Mª de los Ángeles. En su rendimiento académico también ha influido este tablero centenario. «Se concentra mejor —reconoce su madre—, ha sido un juego genial para mejorar en matemáticas, ahora memoriza mucho mejor con la vista... Y le tranquiliza mucho. Él asiste a las sesiones de ajedrez a ultima hora de la tarde, cuando ya está cansado y agobiado por estudiar. Cuando regresa a casa se siente más sereno y se sabe controlar».

Los beneficios

 
ABC, Miércoles 26 de agosto de 2015

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com