Ir al contenido principal

Dime en qué mes naciste y te diré qué enfermedad tienes más opciones de padecer

MIGUEL AYUSO
Cada vez que presento nuestro trabajo tengo que dejar un tiempo para que la gente se ría”, comenta en una entrevista con Time el doctor Nicholas Tatonnetti, investigador del Centro Médico de la Universidad de Columbia. Su equipo lleva décadas estudiando de qué forma influye el mes en que nace una persona en el desarrollo de ciertas enfermedades. Y muchos compañeros no dudan en calificar el trabajo de Tatonnetti como una forma de astrología moderna, algo que el científico niega con rotundidad.
La astrología presta mucha atención al mes de nacimiento, y es algo que hace mucho daño a este tipo de investigaciones, ya que no hay evidencias científicas que la soporten”, explica Tatonnetti. Pero lo que él estudia, asegura, nada tiene que ver con los astros: “La estacionalidad es un indicador de factores ambientales variables que pueden estar presentes en el momento del nacimiento, y estamos aprendiendo cada vez más sobre el importante papel que el ambiente, y la interacción de éste con los genes, cumple en nuestro desarrollo. Esta podría ser una forma de empezar a entrever esos efectos”.
Esta semana el equipo de Tatonnetti acaba de presentar en el Journal of the American Medical Informatics Association el estudio más completo realizado nunca sobre la relación entre el mes de nacimiento y la posibilidad de padecer distintas enfermedades. Y sus resultados son sorprendentes.
Los investigadores han analizado el historial de 1,7 millones de pacientes que fueron tratados en el hospital que su universidad tiene en Nueva York entre 1985 y 2013. Tras comprobar la relación con el mes de nacimiento de más de 1.600 enfermedades los científicos han confirmado 39 asociaciones (sugeridas por estudios anteriores) y han descubierto 16 nuevas.




El calendario de las enfermedades elaborado por Tatonnetti y su equipo.
El calendario de las enfermedades elaborado por Tatonnetti y su equipo.

En busca de una relación causa-efecto

La asociación entre nuestra fecha de nacimiento y los problemas de salud ha sido explorada desde los albores de la medicina. Hace casi 2.500 años Hipócrates aseguraba que “conociendo el cambio de las estaciones, sabiendo cuándo ocurre cada uno, el médico sería capaz de saber de antemano a qué tipo de año iba a enfrentarse, ya que el sistema digestivo de los hombres cambia con éstas”.
Hoy en día, su afirmación resulta muy poco científica, pero desde los años 80 se han sucedido los estudios que encuentran relaciones estadísticas entre el mes de nacimiento y la probabilidad de padecer determinadas enfermedades. Estudios que se refuerzan gracias a esta nueva investigación.
Lo más interesante del estudio es la relación que se ha encontrado entre el mes de nacimiento y la posibilidad de padecer trastornos cardiovasculares
Los científicos han confirmado que los niños que nacen a finales de verano y otoño tienen más probabilidades de padecer asma o problemas respiratorios. Y esto no se debe a la influencia de las estrellas. Según estudios anteriores, podría deberse a que las madres que quedan preñadas en invierno tienen más posibilidades de padecer gripe u otros problemas respiratorios, que se transmiten al bebé.
El estudio también confirma evidencias anteriores respecto al polémico Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), cuya prevalencia es significativamente mayor entre los bebés nacidos en noviembre. Esto podría deberse a que estos niños son los más pequeños de la clase, lo que les hace más susceptibles de ser diagnosticados con el trastorno. Una asociación que no dice mucho a favor de los psiquiatras que defienden la importancia de la enfermedad.
Lo más interesante del estudio es la relación que se ha encontrado entre el mes de nacimiento y la posibilidad de padecer trastornos cardiovasculares. “No sólo es sorprendente que nadie haya estudiado hasta ahora la relación entre estas enfermedades y el mes de nacimiento, sino también que no hemos encontrado sólo una, sino varios incrementos de la posibilidad de padecer enfermedades cardíacas entre la gente que ha nacido a finales de invierno y principios de verano”.
Tattonetti no sabe a qué se debe esto exactamente. En su estudio insinúa que podría deberse a una menor exposición a la vitamina D entre los fetos que se desarollan en invierno, pero, en cualquier caso, cree que se trata de una relación mecanicista, que debe ser estudiada en futuras investigaciones. Estadísticamente, como han comprobado estudios anteriores, la gente que nace en otoño (entre octubre y diciembre) vive más que la gente que nace en primavera (entre abril y en junio). Y es algo a lo que deberíamos prestar más atención, en busca de las verdaderas relaciones causa-efecto.
Debido al alarmismo que su estudio puede provocar, el científico hace un llamamiento a la calma: “Es importante no ponerse demasiado nerviosos con estos resultados ya que, aunque hemos encontrado asociaciones significativas, el riesgo general de padecer la enfermedad no es tan grande. El riesgo relacionado con nacer en un determinado mes es relativamente menor comparado con otras variables más influyentes como la dieta y el ejercicio”. 
EL CONFIDENCIAL, 09/06/2015

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com