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Papa- mamá, ¿Hablamos de sexo?

AMAYA GARCIA
A principios de los 90, con trajes de chaqueta sobrios y rostro algo contenido, una psicóloga llamada Elena Ochoa se colaba en los hogares de nuestro país para hablar de sexo. De la mano de Chicho Ibáñez Serrador, su director, los términos coito, masturbación o sadomasoquismo se instalaron en el 'prime time' de TVE para profundizar en cuestiones hasta ese momento tabú. La idea del programa era plantear los temas desde un punto de vista didáctico; la parte divertida de la cuestión no entraba en el guión. Para muchos fue una manera de plantear con naturalidad algo natural, valga la redundancia. Pero ¿se habla hoy en casa de sexo con normalidad? No, lo cierto es que aún parece que la cuestión se le atraganta a más de uno.
Muchos de los jóvenes de aquellos años tienen ahora hijos y dentro de no demasiado -si no ya- les tocará afrontar la temida conversación: "Papá-mamá, ¿hablamos de sexo?". La verdad es que son pocos los que plantean el tema de forma tan directa. Para mayores y para jóvenes sigue siendo un momento de vergüenza, de rubor. Quizá porque la cuestión se aborda todavía mal y tarde. "El tema de la sexualidad hay que hablarlo desde que son pequeños. Hay que verlo como algo positivo que forma parte de nuestra vida desde que nacemos y hasta que morimos", explica Eva Marina, directora de la Universidad de Padres, proyecto donde se echa una mano a los progenitores en el proceso educativo de sus hijos. El modelo comunicativo y afectivo que hay en cada casa marca cómo se aborda el tema. "Hay que contestar las preguntas que van surgiendo según la edad, de manera que al llegar a la adolescencia no haya ningún problema y siga esa comunicación".
Ver una escena de sexo en la televisión, por ejemplo, no tiene que ser motivo para que el adulto se revuelva en el sofá o se cambie de canal automáticamente. "Se pueden aprovechar situaciones cotidianas como ésta para iniciar una conversación; lo mejor es preguntar ¿qué quieres saber? Y a partir de su curiosidad ir solventando dudas", explica Ana Sierra, psicóloga y sexóloga.
De su experiencia en institutos y colegios, donde ha dado charlas de educación sexual muchos años, saca una conclusión clara: "Los padres informan poco y generalmente con un matiz negativo. Cuidado no te quedes embarazada, usa preservativo... Pero luego no les explican cómo ponérselo, que es lo más importante". Aquí, de nuevo, vence el corte. "Hablar de sexo no es sólo genitalidad, también es enseñar a disfrutar de la afectividad y los sentimientos con otra persona, aprender a decir que no...".
A las puertas de un instituto madrileño, la pregunta aún causa risas nerviosas. ¿Habláis de sexo en casa? El "no" del corrillo suena casi al unísono. Tienen entre 15 y 17 años, y la mayoría confiesa que ya ha tenido relaciones sexuales. "No siempre con protección". Casi todos reconocen que preguntan más a amigos e incluso a hermanos mayores cuando tienen dudas. "No nos damos cuenta de que a menor información, más riesgos", asegura Sierra, quien se ha encontrado en su consulta que padres que iban a terapia de pareja acaban preguntando cómo tocar el tema del sexo con los hijos. "Muchos padres delegan en los colegios esta formación. Y en las aulas se habla de la reproducción, pero no de sexo como tal".

España, un país sin información sexual

Según el último informe sobre la juventud en España, realizado en 2012, los jóvenes españoles (15 a 29 años) tienen su primera relación sexual a los 17 años -tanto ellos como ellas-; un 12% del colectivo decía haberla tenido antes de los 15 años, frente al 5% en 2004. El método anticonceptivo más utilizado es el preservativo (70%), seguido de la píldora (19%).
Ser naturales y evitar transmitir nerviosismo; explicar con brevedad y claridad las cosas; adecuar el lenguaje a la edad; no dar más información de la demandada, lo que no significa que no se llame a las cosas por su nombre; y respetar los silencios de los chavales son algunas de las pautas que recomienda la psicóloga Silvia Álava, autora de 'Queremos que crezcan felices'. Entre los errores más frecuentes, no contestar a las preguntas o mentir. "Si no se sabe algo es mejor reconocerlo; y hay que saber que si no se satisface la curiosidad, tratarán de buscar respuestas por otras vías menos seguras".
Un 14% de los jóvenes dice no disponer de información sexual, según el citado estudio. Y casi el 80% asegura no haber tenido este tipo de conversaciones en su casa a lo largo de la infancia o la adolescencia. "Hemos avanzado, pero sigue habiendo mucho trabajo por hacer", añade Marina, acostumbrada a tratar estos temas en los cursos y talleres de la Universidad de Padres. "En muchas ocasiones seguimos transmitiendo que lo más importante es que no caigan en conductas de riesgo, lo que se aleja de la educación afectiva, que es básica".
Internet y las redes sociales se han convertido en un escaparate a veces peligroso para los menores. "Deben establecerse unas pautas y no se puede ser excesivamente permisivo", explica Álava. "Hay contenidos que pueden dañar a nivel madurativo y sexual al menor". Al igual que se establecen normas en educación vial o en nutrición, "hay que fijarlas para navegar por la red". Los mensajes que reciben a través de internet "pueden no estar ajustados" para su edad.
Las prisas no son buenas para nada y tampoco para hablar de sexo: "Hay que dedicar tiempo a charlar, no querer terminar en minuto y medio. Hay que cuidar el contexto para que fluya la comunicación". Las chicas en esto llevan algo de ventaja. "En la preadolescencia y adolescencia se nota especialmente. Ellas maduran antes", dice Álava. Y tanto a ellas como a ellos, por ejemplo, hay que hablarles de la menstruación, "que sepan que no es algo negativo ni sucio", añade Ana Sierra.
En la Universidad de Padres se trabaja también con los progenitores: "Tratamos de que ellos analicen su sexualidad. Entre los adultos también existe mucho desconocimiento", explica Marina. "Es un punto de partida para luego hablar con los hijos. Si no se ha tratado la cuestión con normalidad desde los primeros años, no puedes esperar que cuando llegan a la adolescencia hagan preguntas".
Insiste también Marina en el aspecto ético de esa educación afectiva que se debe recibir en casa. "Las palabras tolerancia y respeto deben estar muy presentes". Los modelos de familia son ahora más numerosos y diversos que hace unos años y la orientación sexual de cada uno hay que aprender a respetarla desde pequeños. "Todos los padres y madres están capacitados para hacer la educación afectivo sexual", concluye Álava.

Errores a evitar

La adolescencia se considera el periodo que va de los 12 a los 18 años. "Aunque siempre hay que analizar cada caso", asegura la psicóloga Silvia Álava, que recoge en su libro 'Queremos que crezcan felices' (JdeJ Editores) algunos errores que se comenten al hablar de sexo con los hijos:
  • FALSAS CREENCIAS. Al tratar la sexualidad no estamos incitando a los hijos a la actividad sexual. El objetivo es aprender a reflexionar sobre ella, respetarse y respetar a los demás.
  • IGUALDAD. Hay que ofrecer las mismas posibilidades a niños y niñas para desarrollarse de forma plena no sólo a nivel sexual, sino a todos los niveles. El sexismo se evita desde que son niños.
  • RESPETO. Hay que hablar con normalidad de sexo, pero en la preadolescencia es normal que aparezca la vergüenza. Hay que respetarlo y nunca presionar o insistir.
  • EDAD. Las respuestas hay que darlas siempre en función del conocimiento del niño. Hay que estar seguros de que el chaval va a entender todo lo que queremos transmitirle.
EL MUNDO, Jueves 10 de diciembre de 2015

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