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Un trabajo de expertos en epigenética de la Universidad de Copenhague
(Dinamarca) revela que el peso del hombre afecta a la información
hereditaria contenida en su esperma. Según la investigación, publicada
en el último número de la revista Cell Metabolism, las células de semen de hombres delgados y obesos poseen diferentes marcas epigenéticas en las regiones de genes asociados con el control del apetito.
Las comparaciones, que incluyeron a 13 hombres delgados y 10 obesos, ofrecen una explicación biológica de
por qué los hijos de un padre con sobrepeso están más predispuestos a
la obesidad. En la siguiente fase de la investigación, los científicos
estudiaron a seis hombres sometidos a cirugía de pérdida de peso para
ver cómo había afectado el procedimiento a su esperma.
La
investigación ofrece una explicación biológica de por qué los hijos de
un padre con sobrepeso están más predispuestos a la obesidad
Observaron
un promedio de 5.000 cambios estructurales en el ADN de las células de
esperma antes de la cirugía, inmediatamente después, y un año más tarde.
Según Romain Barrès, autor principal, “aunque hay que estudiar más a fondo qué significan estas diferencias y sus efectos sobre la descendencia, tenemos una primera evidencia de que el esperma lleva información sobre la salud del progenitor”.
“Nuestra investigación podría plantear la necesidad de un cambio en los hábitos del futuro padre,
sobre todo en la etapa previa a la concepción –agrega Barrès–. Se da
por supuesto que cuando una mujer está embarazada debe cuidarse, no
beber alcohol, evitar los contaminantes, etc., pero, según nuestro
estudio, las mismas recomendaciones deben dirigirse a los hombres",
destaca.
Barrès se inspiró en un estudio publicado en 2005 que
mostró que la hambruna padecida por un pequeño pueblo sueco en 1836 se
relacionó después con un riesgo en los nietos de desarrollar
enfermedades cardiometabólicas. El estrés nutricional de los abuelos
probablemente se transmitió a través de marcas epigenéticas que
controlan cómo se expresan los genes.
Los
científicos estudiaron a hombres sometidos a cirugía de pérdida de peso
para ver cómo había afectado este procedimiento a su esperma
En
el nuevo trabajo, el equipo comparó las marcas epigenéticas específicas
en el eyaculado de hombres delgados y obesos. Si bien no se observaron
diferencias en las proteínas que envuelven el ADN, sí había variaciones
entre los ARNs pequeños de los participantes (cuya
función aún no está determinada), así como metilación de genes asociados
con el desarrollo del cerebro y el apetito.
La siguiente pregunta que se hicieron los investigadores fue si estas diferencias eran subproductos de la obesidad
o del estilo de vida. El experimento llevado a cabo con los hombres
sometidos a cirugía bariátrica mostró que este procedimiento afectó a la
epigenética de esperma, con el consiguiente descubrimiento de que el
peso era el factor principal.
Razones evolutivas
Hay
razones evolutivas probables por las que la información sobre el peso
de un padre es valiosa para la descendencia. Según Barrès, antes era
normal animar a los niños a comer más y engordar en tiempos de abundancia.
“Solo recientemente la obesidad ha dejado de ser una ventaja. Hace unas
décadas, la capacidad de almacenar energía era considerada valiosa para
resistir las infecciones y hambrunas”, dice.
Con el objetivo de
obtener más información sobre la conexión epigenética de los
descendientes, el equipo está colaborando con una clínica de fertilidad
para estudiar las diferencias en los embriones desechados generados a
partir de los espermatozoides de hombres con diversos
grados de peso corporal (por ley, en Dinamarca, después de cinco años,
los embriones deben ser descartados y pueden ser utilizados para la
investigación). También planea usar para el estudio la sangre del cordón
umbilical de los hijos que hayan tenido los voluntarios.
“Se ha demostrado que estos cambios epigenéticos ocurren en roedores.
Ahora, necesitamos saber si esto también sucede en humanos porque este
conocimiento puede ser utilizado en evitar futuros problemas de salud de
nuestros hijos”, concluye el autor.
EL CONFIDENCIAL, Viernes 4 de diciembre de 2015
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