SERGIO AMADOZ
Leídas de un tirón, las advertencias de la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría sobre el abuso del smartphone
en niños no son muy halagüeñas. Hablan de que un exceso de horas ante
la pantalla del móvil puede causar obesidad, retraso en el aprendizaje, problemas de sueño, déficit de atención y conductas agresivas en niños menores de 12 años. Aún así, según este estudio,
el 30% de los niños españoles de 10 años tiene un teléfono móvil, y
entre los de 12 la cifra sube hasta el 70%; a los 14 años, la cosa se
dispara hasta el 83% a los 14 años.
A la vista de los datos, los responsables del Plan General de Educación para la Salud Visual Digital 2015-2020
lanzan también su aviso: los menores de 2 años no deben usar nunca
estos dispositivos (a esa edad son tan peligrosos para los ojos como
tomar el sol sin crema protectora), y los menores de 12 años no deben
superar las dos horas de uso diario.
Y
ahora, una vez puesto en antecedentes, echa un vistazo a estos modelos
especialmente pensados para niños; en el mercado encontrarás algunos más
apropiados que otros para los más pequeños.
PAQUITO MIX
Imaginarium, 129 €
Este es el móvil infantil por excelencia. La marca lo recomienda para chavales a partir de 6 años, aunque bien pueden usarlo los que son algo mayores. Por su tamaño está pensado evidentemente para los juegos y los dibujos animados
(la pantalla es de seis pulgadas), aunque el procesador y la memoria
RAM puede que se queden algo cortos para según qué aplicaciones (1 GHz y
512 MB, respectivamente). La resolución de pantalla es suficiente
(854×480 px) y la cámara, aceptable (5 mpx).
El móvil ofrece también 8 GB de memoria (ampliable con micro-SD), 3G, wifi, GPS y doble ranura para tarjeta SIM, que en sí es una ventaja, pero ¿para qué lo quiere un niño?
Lo mejor de todo, no obstante, es el control parental que lleva
incluido: permite restringir el acceso a internet y a las aplicaciones,
así como controlar el tiempo máximo de uso.
TOYS’R’US TABLET PHONE
Toys ‘R’ Us, 59,99 €
Como primera incursión en el mundo del smartphone quizá resulta más atractivo que el anterior, fundamentalmente por el precio, ya que las prestaciones son similares (Android 4.4 y 512 MB de RAM). Por lo demás, ofrece memoria de 4 GB (ampliable), wifi, 3G, Bluetooth, GPS y 50 aplicaciones ya descargadas, muchas de ellas de contenido educativo. Igualmente tiene control parental instalado de serie y, curiosamente, dos ranuras para tarjeta SIM.
1STFONE
Ownfone, desde 40 libras
Aunque de momento solo está disponible en Reino Unido, este modelo debe estar aquí: un móvil diseñado para niños con la exclusiva, increíble y sorprendente función para la que fueron creados los teléfonos: hablar a distancia.
Este teléfono sencillísimo solo hace y recibe llamadas y se puede personalizar para que incluya entre dos y 12 teléfonos pregrabados.
Así, el niño puede llamar apretando simplemente una tecla. Es posible
elegir entre varios diseños y colores, escoger las teclas en braille e
incluir un botón para avisar a emergencias. Y ahí acaba la historia, que
no es poco.
DESIRE 510
HTC, 175 €
No
se trata de un móvil específico para niños, pero sí un modelo que
podemos dejárselo a hijos y sobrinos sin ningún miedo. Lleva instalado
de serie el Kid Mode, mediante el cual se puede restringir el acceso a las aplicaciones y a internet, así como desactivar las llamadas entrantes o salientes.
Para
salir del “modo niños” hace falta contraseña, así que nos aseguramos de
que no haya un borrado de datos accidental ni otras sorpresas
desagradables. Por lo demás, es un teléfono de gama media tirando a baja,
con un procesador de cuatro núcleos, 1 GB de RAM, 8 GB de disco duro y
una cámara justita (5 mpx). Otros modelos de HTC (y el Samsung S5, por
ejemplo) también incluyen el “modo niños”.
LENNY
Wiko, 80 €
Aquí tienes un móvil que puedes conseguir por bastante menos de 100 euros
si inviertes un rato en mirar por Internet. Después tendrás que
descargar alguna aplicación de control paterno (no viene de serie),
pero, por lo demás, es un buen smartphone para el estreno de un niño.
EL PAÍS, Miércoles 30 de diciembre de 2015
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