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Verdades y mentiras sobre la leche

ABC FAMILIA
La leche es uno de los alimentos sobre los que más se ha escrito y sobre los que más mitos existen respecto a su aporte calórico, las horas a las que hay que consumirla, sus efectos en el organismo... Pero qué hay de verdad (o de mentira) en todas esas leyendas. Pues la marca Kaiku Sin Lactosa ha emitido en una nota de prensa en la que desvela muchas certezas sobre la leche y tira por tierra otras afirmaciones: 

1. No beber leche ayuda a la pérdida de peso. Falso.
Al contrario. Según el organismo de Dietistas de Canadá, la leche ayuda a la pérdida de peso en el contexto de una dieta equilibrada. El motivo es que los productos lácteos son ricos en proteínas, ayudando a controlar el hambre y a reducir las calorías consumidas por impulso.
2. El consumo de leche no sólo afecta a los huesos. Verdadero.
Si bien es cierto que el aporte de calcio de la leche (sobre todo, en leches enriquecidas en este mineral) ayuda a fortalecer los huesos, son los músculos los grandes beneficiados del consumo de leche diario. Los estudios desarrollados con deportistas o con personas expuestas a una alta carga de trabajo demuestran que la leche mantiene los niveles de energía del cuerpo al tiempo que ayuda a crecer su masa muscular.
3. Todas las leches sin lactosa son iguales. Falso.
La leche sin lactosa está viviendo una época dorada: ligeras, digestivas y para todos los públicos. Sin embargo, no todas son iguales: existen leches bajas en lactosa y leches sin lactosa. Las primeras tienen un contenido en lactosa inferior a la leche en su estado natural (desde 0,1g hasta 0,6g por cada 100ml frente a los 4,7 de la leche normal), mientras que la leche sin lactosa tiene un contenido inferior a 0,01g por 100ml, resultando más efectiva en la protección de las digestiones y en la sensación de ligereza proporcionada.
4. La leche desnatada ayuda contra la hipertensión. Verdadero.
Existe un método alimenticio llamado DASH, recomendado para personas con hipertensión con el objetivo de paliar esta condición empezando desde la propia alimentación. Este método incluye dos o tres raciones de leche semidesnatada o desnatada al día, porque su contenido en magnesio, calcio, vitamina D y potasio ayudan a reducir la hipertensión.
5. Un vaso de leche al día es suficiente para lograr la cantidad diaria recomendada de nutrientes derivados de lácteos. Falso.
Aunque no se debe desdeñar el aporte nutricional derivado de un vaso de leche, son recomendables por lo menos dos, o un vaso de leche más un derivado lácteo como los yogures. Con el objetivo de alcanzar la cantidad diaria recomendada, podemos introducir la leche en recetas en las que pueda sustituir al agua o consumir batidos como almuerzo o merienda. Sin embargo, los amantes del vaso de leche antes de ir a dormir tienen buenas noticias: ayuda a reducir el estrés y relajar los nervios. 
6. Los distintos tipos de leche saben igual. Falso.
La leche entera, semidesnatada o desnatada proveen al organismo con los mismos electrolitos y minerales, pero nuestro paladar las recibe de manera diferente. La leche entera tiene un sabor más intenso y apetitoso, con una textura suave; la leche semidesnatada es sabrosa con una textura más fluida que ayuda a saciar la sed. 
ABC, Martes 15 de diciembre de 2015

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