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Siete características de los padres que tienen hijos exitosos


GONZALO DE DIEGO RAMOS
No existe una fórmula para ser un padre perfecto y sería demasiado pretencioso que ahora nosotros te propusiéramos una. Con todo, diferentes investigaciones llevadas a cabo en el campo de la psicología han demostrado que sí existen algunos condicionantes que pueden favorecer el futuro éxito en la vida de los más pequeños.
Siguiendo los resultados de algunos de estos trabajos, te presentamos siete particularidades, comúnmente aceptadas, propias de aquellos padres que consiguen que sus hijos alcancen las metas que se proponen y tengan más confianza en sí mismos.

1. Les hacen participar en casa

"Si los niños no lavan los platos, alguien lo tendrá que hacer por ellos". Son palabras de Julie Lythcott-Haims, experta en educación y autora del libro 'How to Raise an Adult' a la que dedicamos en su momento un artículo.
Colaborar en las labores de casa hace que los niños se muestren más colaborativos, más empáticos e independientes. Según esta escritora, que los pequeños lleven a cabo actividades tan simples como tirar la basura u organizar su cuarto les hace aprender que "hay que trabajar en la vida para ser parte de la vida".

2. Enseñan a sus hijos habilidades sociales

Existe un gran prejuicio por el que se cree que ciertas destrezas sociales son inherentes a la persona y no se pueden adquirir. Varios trabajos inciden, sin embargo, en la importancia que tiene el desarrollo de la inteligencia emocional desde la más tierna infancia. Según una investigación realizada por las universidades de Duke y de Pensilvania, que siguieron la trayectoria de 700 niños desde el jardín de infancia hasta los veinticinco años, existe una relación directa entre las habilidades sociales que los niños demostraron en esta etapa prematura y el éxito que llegaban a alcanzar como adultos dos décadas más tarde.
Aquellos pequeños que se mostraban más cooperativos, más empáticos y más resolutivos eran más propensos a finalizar la universidad y obtenían con más facilidad un trabajo a tiempo completo. Por el contrario, los que disponían de menores detrezas tenían más posibilidades de acabar en el alcoholismo y en la delincuencia.

3. Tienen grandes expectativas

"Los padres que proyectan una educación universitaria en la vida de sus hijos (independientemente de sus salarios, así como de otros condicionantes) hacen que estos tengan más probabilidades de dirigir sus trayectorias hacia esa meta". Es lo que asegura Neal Halfon, profesor de la Universidad de California en Los Angeles.
Junto con su grupo de investigación, Halfon concluye en un estudio (realizado sobre una muestra de 6.600 niños nacidos en el año 2001) que las expectativas de los padres tienen un efecto inmediato que condiciona irremediablemente su comportamiento.

4. Las madres son universitarias y trabajan

Según un trabajo desarrollado por la Universidad de Michigan en el 2014, la madres que poseían un diploma superior solían tener vástagos que acababan con el mismo nivel de formación que ellas. Por el contrario, los hijos de mujeres que habían sido madres en edad adolescente eran menos propensos a finalizar la educación secundaria y a matricularse en la universidad.
El factor trabajo juega también un papel de gran relevancia en el rol materno. Las hijas de madres que habían desarrollado una actividad profesional fuera de casa alcanzaban puestos de más responsabilidad y ganaban más dinero que aquellas cuyas progenitoras decidieron (o se vieron obligadas) a ejercer de amas de casa. Por lo menos eso es lo que afirma una investigación elaborada por la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard.

5. Desarrollan relaciones saludables con sus hijos


El hecho de que una pareja esté divorciada no parece fundamental para el futuro éxito de los más pequeños. Según Robert Hughes Jr., Jefe del Departamento de Desarrollo Humano y Comunitario de la Universidad de Illinois, los niños que crecieron con un solo progenitor en un ambiente no conflictivo alcanzaban mayores logros que aquellos que pasaron su infancia en un matrimonio convencional, pero lleno de disputas.
El desarrollo afectivo durante los primeros años de vida resulta también vital para que los niños adquieran confianza y se atrevan a explorar el mundo. En este sentido, está demostrado que los padres con altos niveles de estrés provocan a veces un contagio emocional nada beneficioso.

6. Les enseñan matemáticas

"Tener destrezas matemáticas en edad prematura no solo ayuda a desarrollar esta habiilidad, tiene también consecuencias sobre la comprensión lectora". Es lo que asevera Greg Duncan, investigador de la Northwestern University.
Los niños que llegan a las escuela sabiendo las nociones más elementales de esta ciencia demuestran pasar posteriormente muchas menos dificultades a la hora de afrontar la materia.

7. Potencian el esfuerzo

Fundamental para los pequeños es entender de dónde proviene el éxito. Carol Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford, indica que los niños se enfrentan a este hecho de dos maneras: huyendo del error a toda costa como una forma de demostrar que se es inteligente o habilidoso, o utilizando el error como una posibilidad para ir desarrollando un potencial.
Los niños a los que se les inculca que sus éxitos provienen de habilidades innatas tienden a madurar con una mentalidad menos flexible, mientras que los que crecen valorando los fallos y el esfuerzo desarrollan una personalidad tendente al crecimiento personal.
EL CONFIDENCIAL, 18/01/2018

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