LORENA FERRO
El inicio de la guardería muy a menudo se convierte en un pequeño via crucis familiar: los mocos y la tos -que ya no abandonan al niño durante una larga temporada- se intercalan con procesos febriles
e infecciosos y/o vómitos. Por todo esto, los pediatras recomiendan no
llevar a los niños al jardín de infancia hasta que los pequeños tengan
dos años. La dificultad de afrontar correctamente estos problemas de
salud siendo bebés es uno de los motivos esgrimidos por los
especialistas para hacer esta recomendación que se sustenta en un
estudio elaborado por la Asociación Española de Pediatría en atención Primaria (AEPap) que asegura que el riesgo de padecer neumonía
se incrementa un 131% si los pequeños asisten a la guardería antes de
los dos años. El mismo informe señala que el 90% de los niños que van al
jardín de infancia lo hacen porque sus padres trabajan.
“Acudir a la guardería supone un riesgo de padecer neumonías incrementado en un 131%” asegura a la web de LaVanguardia Begoña Domínguez, presidenta de la AEPap. Además, el pronto ingreso en el jardín de infancia, aumenta en un 69% el riesgo de padecer sibilancias recurrentes (un proceso catarral en el que se cierra el bronquio y aparecer fatiga), en un 58% bronquitis y un 64% otitis media.
Los datos se extraen de un trabajo de investigación publicado en el
número de setiembre de la revista Anales de Pediatría. El estudio está
centrado en la gestión de enfermedad infecciosa y consumo de servicios
sanitarios en menores de dos años que acuden a las guarderías y está
elaborado a partir de la experiencia de 1.000 famílias con niños que
acuden o no a la guardería.
Lo relevante del estudio es que el
riesgo de padecer estas afecciones no ocurre igual en todos los casos.
La doctora Domínguez asegura que han comprobado que los niños que
empiezan en la guardería durante los seis primeros meses de vida, tienen
un riesgo mayor. Así, el peligro de neumonía, de otitis media y de
sibilancias recurrentes es dos veces más elevado si empiezan la
guardería a los seis meses. Luego este riesgo va bajando entre 1,5 y 1,2
para otras patologías como bronquitis y bronquiolitis.
Toleran peor patologías banales
Que
todos estos niños tienen un mayor número de episodios de patología
respiratoria e infecciosa cuando acuden a la guardería es algo
“incontestable” para Domínguez. Y no son solos los procesos catarrales
sino otras enfermedades más importantes, explica la pediatra, que
puntualiza que incluso patologías “banales” como los catarros son peores
porque un niño de seis meses no sufre igual que un de dos años. En
cambio, a partir de dos años los pequeños tienen más capacidad para
tolerar mejor estos procesos catarrales, explica la pediatra. En un
proceso catarral, detalla Domínguez, los niños tienen mocos, pierden
líquidos y el apetito, duermen mal y por consiguiente descansan mucho
peor y esto les afecta a su vida normal. Y a más edad más “capacidad
para tolerar con menos afectación de su estado general” el proceso
catarral, explica la especialista.
El pediatra Josep Bras,
fue responsable del Área de Sanidad de las Guarderías de Barcelona y
elaboró la normativa de jardines de infancia en la capital catalana.
Reconoce que va a contracorriente de la mayoría de sus colegas porque es
un firme defensor de las guarderías por su potencial socializador. Bras
no cree que haya que postergar tanto el ingreso en el jardín de
infancia aunque reconoce que atendiendo a la recomendación de la OMS de
alimentar a los bebés con lactancia materna exclusiva hasta los seis
meses de vida, las madres deberían poder tener permiso de baja laboral
hasta entonces. A partir de esa edad (seis meses), no ve motivos que
impidan que un niño asista a la guardería.
Cuando inmunizarse
A
pesar de la larga lista de procesos infecciosos que encadena un niño
cuando empieza la etapa de guardería, muchas voces aseguran que estos
son necesarios para que el pequeño se inmunice. Domínguez recomienda que
esta inmunización se produzca más tarde porque un niño de seis meses no
tiene posibilidades de enfrentarse “correctamente”. Tampoco para el
pediatra Carlos González la inmunización es algo prioritario en los
primeros años de vida y recuerda que no es lo mismo “tener un virus con
cinco meses que con dos años”.
Bras, en cambio, no ve la
necesidad de retrasar la inmunización más allá de los seis meses de
vida. El pediatra lo explica con una expresión que asegura es popular en
el ámbito sanitario-educativo que dice que los niños que van a la
guardería se ausentan buena parte del curso debido a los procesos
infecciosos y por tanto no acaban yendo a la guardería y aquellos a los
que sus padres no inscriben a la guardería no van al parvulario por el
mismo motivo, porque es a partir de entonces (tres años) cuando se
contagian de todos los virus que otros niños ya han pasado en la
guardería. El pediatra, no obstante, reconoce que la frecuencia de
reinfecciones en el jardín de infancia es más alta que en el parvulario y
que en caso de padecer bronquitis asmáticas sí que es recomendable que
el niño no asista a clase.
Y es que, aunque son una proporción
pequeña, existen casos en los que los pediatras acaban recomendando a
los padres que dejen de llevar a los niños a la guardería y busquen otra
“fórmula” para ocuparse de los niños. “Cuando afecta a su estado
general, si está continuamente enfermo y no puede aumentar de talla y
también si se convierte en un niño triste hay que tomar una decisión”,
explica Domínguez. Para la pediatra, comprometer la salud del niño acaba
afectando a nivel físico y también emocional.
¿Necesidad de ir a la guardería?
Y
además de detallar las afecciones que tienen mayor riesgo de producirse
si se asiste a la guardería en edad temprana, el estudio elaborado por
la AEPap constató que en el 90% de los casos de niños que van al jardín
de infancia lo hacen porque los padres tienen que trabajar y no los
pueden cuidar. Es decir, prima la obligación que el interés por que sus
hijos se socializen. En este sentido, un aspecto en el que hay consenso
entre los profesionales es en la necesidad de alargar los permisos de
maternidad o paternidad. “En España son de 16 semanas frente a las 68 de
Suecia”, lamenta Domínguez que relata que casos como el sueco, el padre
o la madre pueden atender a la criatura en casa “sin necesidad” de
acudir una guardería “sometida” a todos estos procesos infecciosos,
explica la pediatra.
Para el pediatra Carlos González
las guarderías son “consecuencia de las políticas deficitarias” que no
permiten cuidar adecuadamente a los niños porque asegura que los
jardines de infancia “no están hechos para el bien” de los pequeños.
Para González los niños deben estar con sus padres y “principalmente”
con sus madres. Lamenta que solo se hable del tema de las guarderías en
las campañas electorales y recuerda que las españolas son de las que
peor calidad tienen especialmente por las elevadas ratios, según la
OCDE. Además, González pone en duda que tal como están organizadas
puedan seguir una línea pedagógica: “Si en casa a veces no damos a basto
con un niño ¿Cómo puede una sola persona cuidar a diez y encima
estimularlos? ¡No da tiempo ni a cambiar los pañales”, se lamenta.
¿Juego en paralelo o social?
La
socialización es uno de los motivos empleados por los defensores de las
guarderías para explicar la necesidad de que los niños asistan a ellas.
Para la pediatra Begoña Domínguez los jardines de infancia son una
buena opción en caso de tener un entorno familiar pobre pero recuerda
que “la estimulación” no solo se consigue en la guardería y es la
familia la que debe decidir si quiere otro tipo de entorno para su hijo.
Y
a pesar de la recomendación de iniciar la guardería a los dos años,
desde la AEPap no ven descabellado saltarse esa etapa. Para Begoña
Domínguez el argumento de la socialización no debería tener tanto peso
porque “los niños juegan en paralelo y hasta los tres años no se inician
en el juego social”. Bras no está de acuerdo con esta afirmación y
asegura que antes de los tres años los pequeños ya juegan e interactúan
entre ellos. Para el pediatra “la sociedad es mucho mejor si hay
guarderías” y considera innegable que los niños que van a guardería se
socializan antes y que asistir a ella es bueno para la “salud mental” de
niños y padres. Para Bras la sociedad es mucho mejor si hay guarderías.
A
pesar de ello el pediatra reconoce que las guarderías en España dejan
mucho que desear y asegura que el 80% de las que operan en Barcelona
deberían cerrar porque muchas son “perreras de niños”. En este sentido,
critica las prioridades políticas y lamenta que tengamos un ejército muy
bueno pero que no nos preocupemos por la calidad de las guarderías.
Recomendaciones saludables
En
el contexto laboral y social español (con 16 semanas de permiso) para
muchas familias la mejor opción es la guardería. Y para los (muchos)
casos en los que no es posible la alternativa de retrasar el inicio de
guardería, desde la AEPap emiten una serie de recomendaciones para
intentar mitigar en lo posible los procesos catarrales e infecciosos
relacionados con la guardería y evitar contagios. Así, poner el acento
en la higiene es clave y las educadoras (y también en casa) no solo
deben precauciones como lavarse las manos después de cada cambio de
pañal sino también tras limpiar los mocos. Begoña Domínguez recuerda que
la mayoría de contagios se consolidan por vía aérea y por eso hay que
extremar las medidas con la boca. No compartir chupete, no hablar uno
encima del otro o llevar mocos en la mano son fuentes de gérmenes que
hay que evitar.
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